Conocido también como Cuadro de Mando Integral (CMI) o tablero de comando o balanced scorecard.
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Conocido también como Cuadro de Mando Integral (CMI) o tablero de comando o balanced scorecard.
La mayoría de las empresas grandes lo utilizan para la planeación estratégica, tener información actualizada y accesible para el control del cumplimiento de sus objetivos y metas basados en criterios de medición y traducidos en indicadores para las diferentes áreas de la empresa.
El tablero de control o Balance Scorecard (BSC) es una metodología gerencial que sirve como herramienta para la planeación y administración estratégica de las empresas.
Es una aplicación de sistemas de autocontrol y mejora continua.
Lo podemos definir como una estructura de control de la administración y operación general de la empresa, cuya fortaleza radica en su filosofía de mejora continua y en el trabajo en equipo basado en una visión estratégica unificada.
Al implantar el tablero de control se utilizan criterios de medición e indicadores para controlar la eficiencia y eficacia en el cumplimiento de la visión, misión y objetivos de la empresa.
Facilita la toma de decisiones a los socios y ejecutivos de una empresa ya que se tiene la información de manera inmediata de las diferentes áreas y permite detectar inmediatamente las desviaciones de los planes, programas y estrategias y decidir las medidas correctivas.
El tablero de control mide el desempeño de la empresa en resultados financieros, atención, relación y satisfacción de los clientes, procesos internos, desarrollo y conocimiento.
Facilita el control de los resultados financieros, midiendo simultáneamente el avance en el desarrollo de capacidades y la adquisición de activos intangibles relaciones con clientes, habilidades y motivación de los colaboradores, introducción de productos innovadores, etcétera, requeridos parar competir con éxito.
Pone énfasis en los indicadores financieros y no financieros y los incluye en el sistema de información para todos los niveles jerárquicos de la empresa.
Permite vigilar y ajustar la puesta en marcha de las estrategias y realizar oportunamente cambios fundamentales en las mismas.
Los objetivos en el tablero de control se derivan de un proceso vertical impulsado por el objetivo general y la estrategia de la empresa.
Los objetivos principales del tablero de control son:
El tablero de control cuando de un “sistema de indicadores” pasa a ser un “sistema de administración”, es cuando aporta sus máximos beneficios.
La parte más complicada es generar los indicadores útiles de cada área y proceso que permitan medir objetivamente el logro de los objetivos y metas.
El fin primordial de emplear normas e indicadores es el de poder evaluar en términos cualitativos y cuantitativos la administración y operación de la empresa.
La “norma” es la mejor práctica en el ramo: el nivel deseado de rendimiento y el “indicador” es el nivel real de rendimiento obtenido.
La diferencia entre lo deseado y lo real es lo que origina una causa que son los factores que ocasionan la variación respecto de la norma de rendimiento que puede ser favorable o desfavorable y un efecto que es el impacto de la variación de los resultados esperados.
Lo que se busca es explorar diferentes alternativas para derivar las causas y efectos propios a los hallazgos y traducirlas en recomendaciones preventivas o correctivas, según sea el caso.
Conocer los hallazgos a tiempo puede ser trascendente para tomar decisiones oportunas.
El grupo de evaluación deberá definir los indicadores que se usarán durante la etapa de ejecución.
La comparación entre los indicadores reales y las normas de rendimiento establecidas es la base para detectar hallazgos. Hay que medir lo vital y no lo trivial.
Se deben diseñar indicadores que reflejen el alcance y desarrollo de las estrategias planteadas.
Cada indicador debe de tener metas y acciones definidas para alcanzarlas.
Se deben utilizar exclusivamente los indicadores que proporcionen información relevante para la toma de decisiones y facilitar el proceso de monitoreo.
El alineamiento estratégico es un proceso continuo de vinculación entre los diferentes factores y elementos que intervienen en una empresa hacia la estrategia de organización y orientado a generar una visión y misión común de todos los integrantes.
Se divide en cuatro etapas: funcional, sincronización o alineamiento horizontal, cascadeo, despliegue o alineamiento vertical e integración, que se tienen que vincular en un orden lógico para integrar la estrategia de organización.
La definición de indicadores clave de desempeño (KPI’s) y la integración de planes, programas y metas son piezas fundamentales en el alineamiento vertical y horizontal.
El alineamiento horizontal tiene que ver con la sincronización de esfuerzos a lo largo de los procesos clave; significa sincronizar los procesos de la cadena de valor (procesos internos) y los externos (cadena de suministro) hacia la consecución de la estrategia y satisfacción de todos los actores, clientes, empleados, proveedores, directivos y accionistas.
En resumen es sincronizar el funcionamiento de todos los procesos clave y de apoyo que trabajan conjuntamente para crear valor.
El alineamiento vertical es la conexión entre la estrategia de creación de valor y la actividad diaria de todos los integrantes de la empresa.
Se debe involucrar a todos los integrantes hacia el logro de metas de valor común.
El alineamiento vertical sucede después de que los procesos internos están sincronizados a través de los objetivos y metas de los procesos y las áreas.
Después de que el alineamiento horizontal de las áreas y procesos es implantado, se está en la posibilidad de desarrollar los tableros de control en todos los niveles de la organización.
Se pretende que el tablero de control sea un instrumento que le sirva a las empresas para el proceso de alineamiento de las desviaciones que se presentan del enfoque y rumbo planeado por la empresa.
A través de las mediciones se crea un sistema de información que permite detectar inmediatamente las desviaciones a las metas o la estrategia planteada.
En resumen el tablero de control sirve para alinear y realinear horizontal y verticalmente la ejecución de la estrategia y encauzar a la empresa hacia los resultados proyectados.
Es la mejor herramienta para los socios y los ejecutivos de alta dirección para mejorar los resultados de la empresa.
Autor Jack Fleitman – jack@fleitman.net – www.fleitman.net / www.ciemsa.mx. –
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Excelente tema. Bien planteado y desarrollado.
Muchas gracias Alex
JC
No hay referencias bibliograficas. No me sirve :v
Estimado Pedro
Lamento que el articulo no tuviese referencias bibliograficas. Normalmente y a los efectos de la divulgacion de ideas no lo considero como un elemento indispensable para seleccionar el material. Comprendo, eso si, que si el objetivo es el uso academico del material entonces las referencias son muy importantes
Un saludo
JC