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Jorge Ibáñez, abogado y socio de Garrigues en San Sebastián, intervino ayer en la jornada sobre La empresa familiar ante la crisis, celebrada en la sede de Adegi. En su opinión, las empresas familiares están mejor preparadas para salir de la grave crisis económica actual, pues son más sus fortalezas que sus debilidades.
– ¿La empresa familiar es más vulnerable ante una situación de grave crisis económica como la actual?
– Creo que no, pues tiene una serie de fortalezas y virtudes que, en épocas de crisis, hacen que puedan salir mejor de éstas. También hay otros factores que motivan que se produzca un agravamiento de riesgos en el patrimonio del empresario. Pero, insisto, tiene más fortalezas para salir de la crisis.
– ¿Como cuáles…?
– Cuentan con una mayor agilidad y rapidez en la toma de decisiones. Al recaer en una misma figura, que es el empresario, la dirección y la administración de la empresa, las decisiones se toman rápidamente. Éste es un factor muy importante. Asimismo, tienen un grado de apalancamiento financiero inferior al de otras empresas, pues en las primeras el empresario deja en la empresa todo lo que gana, pues no tiene compromisos de reparto de dividendos. El problema se suscita si ese grado de apalancamiento no está bien distribuido. Y un tercer elemento a favor es la mayor implicación y responsabilidad de sus directivos.
– ¿Y las familias?, ¿ayudan o dificultan?
– Indudablemente, la cohesión familiar es otro elemento favorecedor. Por lo general, en épocas de crisis la cohesión familiar es mayor, la familia se une.
– ¿Influye igualmente el tamaño de la empresa?
– Aunque hay empresas familiares grandes, en la mayoría, por su dimensión, el ámbito relacional es mayor. El empresario conoce a sus clientes, proveedores, trabajadores… y el poner cara y ojos a las relaciones económicas es muy importante.
– ¿Cuáles son los puntos débiles de la empresa familiar?
– El que más se les achaca es la necesidad de una mayor profesionalización. Muchas veces hay empresarios que, con su mejor voluntad, han dirigido muy bien la empresa durante años, pero los cambios son cada vez más rápidos y hay que saber hacerles frente. También les cuesta acometer las necesidades de internacionalización. La incorrecta financiación es otro punto débil. Y otro de los errores es que, en esa confusión de patrimonios, el empresario acabe avalando personalmente y financiando deudas de la empresa, con lo cual y como le vengan mal dadas, puede perder hasta la camisa.
– ¿Las empresas familiares se ven también afectadas por la falta de créditos y la mayor dureza de las entidades financieras?
– En este aspecto tienen los mismos problemas que las demás empresas. Pero de igual forma cuentan con algunas ventajas. Si hay menos apalancamiento, las empresas familiares tienen todo su patrimonio libre y nada hipotecado. Por lo cual pueden ofrecer mejores garantías. Asimismo, influye el aspecto relacional, pues la entidad financiera que ha atendido toda la vida al empresario valora igualmente la seriedad y la resposabilidad de éste.
– ¿Cómo debe afrontar la crisis la empresa familiar?
– Existen medidas de muchos tipos: económico, reestructuraciones, organizativos, de producción… Nosotros damos nuestra visión desde el punto legal, fiscal y laboral. Y en este ámbito se pueden hacer cosas como acomodar las plantillas, activar el cobro de impagados vinculado a la reclamación con recuperación del IVA, reclamación por morosidad, acogerse a la ley concursal, etc. Depende de la situación de cada empresa.
– Sólo el 15% de las empresas familiares sobrevive a la tercera generación. ¿Por qué ese índice de mortalidad empresarial tan alto?
– Muchas veces radica en la falta de relevo generacional porque no quieren seguir con el negocio familiar o no pueden por falta de capacidad. Ser empresario no es tan sencillo porque, además de conocimientos, también hay que tener vocación y sentido del riesgo. Otro factor es que, sobre todo en la segunda y tercera generación, hay intereses distintos pues existe un colectivo de socios accionistas que no están involucrados en la empresa. Tienen pocas acciones heredadas del abuelo y sólo quieren cobrar beneficios, mientras que el pariente que dirige la empresa pretende repartir menos e invertir en la compañía, situación que lleva a una conflictividad que suele terminar con la venta de la empresa.
 
Autor : JAVIER FRÍAS

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Fuente: Diariovasco.com
http://www.diariovasco.com/20090227/economia/empresas-familiares-pueden-afrontar-20090227.html

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