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Un espacio para aprender que no es necesario ser una empresa grande para ser una Gran Empresa
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“Déjame que te presente a mi gente, mi familia…” dice la canción y en este caso podríamos agregar “mi negocio”. La gran mayoría de las Pyme en Chile son constituidas y manejadas por parientes. No es fácil la convivencia, pero acá entregamos algunos consejos para superar el día a día.

  • Radiografía
  • Solucionando conflictos
  • De cara al futuro 

El emprendimiento suele ser una característica que se hereda, es por esta razón que las empresas familiares abundan, sin hacer diferencias de tamaño. Muchos son los ejemplos de cadenas del retail -hoy multinacionales- que comenzaron como pequeños emprendimientos familiares.
Y ese debería ser el objetivo de todas: la consolidación en el mercado. Sin duda, estas empresas que hoy son consideradas como grandes, tuvieron que pasar por algunos de los problemas típicos de las empresas familiares: separar el trabajo de la familia, la figura que encarna el poder, el traspaso de éste, entre otros.

Farid Elfar, director de la Escuela de Administración y Negocios, del DuocUc Sede Alonso de Ovalle, entrega una radiografía de este sector.

“Una de las características es que sus empresas son muy intensivas en mano de obra, principalmente, en aquella no calificada o semi calificada. Aplican poca tecnología, lo cual genera que en vez de calidad de trabajadores, usen cantidad”, dice Elfar. A esto habría que sumar que en términos de mercado, abarcan pequeños territorios, más bien en forma focalizada, por un tema de cobertura y control.
El profesional de DuocUC, agrega que “muchos de estos empresarios tienen sobre los 35 años, con poco nivel de estudios superiores”.
En términos financieros, dice el académico, registran una gran cantidad de operaciones financieras (23,76%), pero sólo abarcan el 16,67% de los montos en créditos, lo cual implica que muy pocas de ellas sean sujeto de crédito y de pequeños montos por cada operación.

Radiografía
Trabajar en familia puede ser un placer o un estrés añadido a la gestión empresarial. Los roces siempre están presentes y,  a veces, tener una relación de cariño puede ser poco indicado en el mundo de los negocios.
Los problemas de las Pyme familiares son de dos tipos: relacionales y empresariales.
Según Farid Elfar los problemas empresariales son: “poca capacidad de financiamiento; gestión precaria por falta de conocimientos -hay que tener en cuenta que el 50% de los empresarios no ha finalizado sus estudios medios- y falta de tecnologización de los procesos”
De acuerdo al estudio realizado por el Centro para el Emprendimiento y la Innovación de la Universidad del Desarrollo, el principal foco de conflicto en la empresa familiar se produce por los diferentes estilos de conducción empresarial que tienen las nuevas generaciones en comparación con sus antecesores.
En cuanto a los problemas que surgen por las relaciones afectivas, Alejandra Uribe, gerente general de la empresa de decoración Kimberly Home cuenta su experiencia.
Ella trabaja con su mamá hace 18 años y si bien considera que trabajar con su progenitora ha sido una experiencia positiva, explica que una de las discusiones más recurrente tiene que ver con como separar el tema profesional del personal. “Soy muy exigente y detallista y exijo lo mismo para todo el personal. Que sean eficiente en sus labores todos por igual, incluyendo las labores que realiza mi madre a cargo de la producción”.

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Solucionando conflictos
Está claro que es difícil separar la familia del negocio. Por eso, no queda otra opción que resolver los problemas.
En cuanto a los empresariales, Elfar aconseja “generar relaciones de largo plazo con los clientes, identificar claramente los flujos de efectivo, incorporar nuevas tecnologías, utilizar opciones de financiamiento disponible, fuera de los bancos”.
Con la experiencia que ha acumulado en su empresa familiar, Alejandra comenta que los problemas en su negocio se resuelven “con mucha conversación y tratando de no herir sentimientos, reconociendo errores y aprendiendo día a día para no volver a cometerlos, trabajando en equipo cada una con sus obligaciones”.
Jaime de Casacuberta, consultor en Inteligencia Emocional, explica que en este tipo de empresas es fundamental hacer “una distinción entre los que las personas son y los roles que esas mismas personas asumen”.
“En los negocios familiares esta distinción es casi inexistente. Se puede ser una excelente persona y, al mismo tiempo, no tener las aptitudes que el rol laboral exige. El grupo familiar debería inteligentemente enfocarse en repartir las responsabilidades según los talentos de sus miembros y no según el orden familiar”, dice el profesional miembro del Comité Editorial de DiarioPyme.

De cara al futuro
Si bien Alejandra Uribe, de la empresa familiar Kimberly Home, ha incorporado tecnología y modernización a su emprendimiento -“hemos incorporado profesionales externos, asesorías en producción y comercial que hacen más fácil el quehacer diario”- para el grueso de las Pyme familiares este es un gran tema.
Según Farid Elfar, hay que tener en cuenta que en promedio el 80% de estos empresarios tiene sobre los 35 años de edad. “Muchos de ellos son lo que denominamos analfabetos digitales y una proporción menor de inmigrantes digitales. Esto conlleva a ciertos temores de incorporar tecnologías que no conocen o no entienden cómo podría beneficiar y potenciar el negocio”
Otro punto importante es que si se incorpora modernización, habría que tener mano de obra calificada para operar la nueva tecnología, es decir, contratar personal ajeno a la familia o dar espacio a las nuevas generaciones. Lo que muchas veces “suele percibirse como una perdida del control del negocio”, explica De Casacuberta.
Para enfrentar esta situación, el consultor aconseja “asumir que los cargos de una empresa tienen que ver con aptitudes y talentos y no con el árbol genealógico, y si se contrata a un profesional externo, hacer ver a los miembros de la familia que éste es un aporte y no una amenaza”
En cuanto al recambio generacional, Farid entrega algunos tips a tener en cuenta: “observar lo que se ha hecho en el tiempo y quienes son los potenciales sucesores. Una vez hecho esto, comenzar un coaching donde el que dirige la empresa traspase todo su ‘know how’, este debe ser a nivel de conocimientos, administración, directrices, entre otras variables. Luego, dar espacio a que la nueva generación tome las riendas del negocio”.
Pese a los conflictos y a lo difícil que puede resultar trabajar con el ser querido, traspasar un emprendimiento a una nueva generación puede ser, más que un logro económico, una satisfacción personal. Es difícil, pero no imposible.

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Autor: María José Hernández

Publicado en diariopyme.com | Lun, 13/04/2009

http://www.diariopyme.com/node/2387

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