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«Hoy por hoy, presuponer que una empresa de familia sin profesionalización, sin renovación de conocimiento, puede subsistir compitiendo, es muy difícil». La realidad planteada a través de numerosas situaciones cotidianas demuestran contundentemente que en la actualidad profesionalizar no es una opción, sino un deber.
No es aconsejable asociar el concepto de profesionalización con el de salida de los miembros de la familia del área operativa de la compañía. «Actualmente, en la mayoría de los casos se observa que entre la tercera y la cuarta generación, desaparecen los miembros de la familia que participan indiscriminadamente en la gestión de la empresa». Pero debemos tener cuidado y no confundir esta situación con el hecho de «profesionalizar».
«Profesionalizar podemos decir que significa seleccionar y escoger individuos, no obligatoriamente universitarios, que den fe de lo que saben, y que pueden o no, ser de la familia, pero tienen que ser los mejores».
Podemos decir que en la actualidad nos encontramos inmersos en un proceso de transformación social y económica que se basa en el desarrollo del conocimiento.
La empresa de familia no escapa a esta situación ya que basa su accionar en cuatro elementos fundamentales: el conocimiento, el riesgo, el trabajo y últimamente el capital.
El conocimiento radica en la capacidad de los individuos de crear y de rejuvenecer, y para lograr este efecto hace falta formación, haber metido las manos en la masa, y no sólo la formación que los que los jóvenes tienen cuando salen de la universidad.
Por eso, «en una empresa de familia es vital cómo se forma a la nueva generación para que sepa hacer todo lo necesario en pos de que la empresa siga adelante», lo que, «no quiere decir necesariamente, trabajar en la operación empresa».
Un principio a tener en cuenta es “Capacitar para subsistir”
Personalmente creo que sin educación, las probabilidades de subsistencia son casi nulas para cualquier individuo. En el mundo actual aquel individuo que no se forme, que no adquiera conocimiento, vera cada vez más disminuida su posibilidad de insertarse exitosamente en el mundo laboral y por lo tanto sus posibilidades futuras serán es cada vez más chicas.
«A las empresas en las que el hijo simplemente sigue al padre sin un conocimiento diferencial, yo les veo una baja probabilidad de subsistencia, por no decir, ninguna».
Autor: Sergio Darío Fiqueprón.
http://www.portalbioceanico.com/pymesfamiliares_docsenlinea_02.htm
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