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Un organigrama se supone que refleja el modelo organizativo que se ha escogido para desarrollar una determinada misión. Pero, a poco que se haga un poco de espeleología y te hundas en las entrañas de este organigrama, es posible que, a veces, te lleguen emanaciones sulfurosas como si realmente se tratara del verdadero centro del meollo.

Y es que hay organizaciones orientadas a mantener la verticalidad de sus organigramas al precio que sea y, con este fin, puede llegarse a justificar cualquier medio, independientemente de la repercusión que pueda tener en la innovación, el desarrollo de sus procesos, el bienestar de sus empleados y todo aquello que tenga que ver con un funcionamiento lógico orientado a resultados. Entonces, es muy probable que te halles en lo que vengo a llamar un aristograma.

Las consecuencias de los aristogramas son todas aquellas esperables cuando un grupo de personas son consideradas como verdaderos siervos de la gleba por un señorío feudal que campea por la tierra impune y, en algunos casos, amenazantemente.

En un momento donde los modelos de gestión clásicos convulsionan de manera epiléptica, no hay que desaprovechar la oportunidad de subvertir ese modelo aristogramático y, si no acabar [no es fácil eliminar de un plumazo esta situación], desactivar al menos a tanta aristocracia poco útil para afrontar los nuevos entornos que estamos viviendo e impulsar aquellos retos que nos marcan estos tiempos en los que vivimos.

Para ello puedes seguir o hacer variaciones sobre los pasos que indico a continuación:

1.- Expón a la gerencia o a la dirección general la conveniencia de la actuación. Ten en cuenta que, normalmente, éste suele ser el único elemento de la aristocracia a quien le preocupan los resultados globales.

2.- Provéete de un bisturí y corta el aristograma entre lo que podríamos llamar directiv@s y mandos intermedios. Si, como yo, eres un fontanero puedes utilizar el cúter que llevamos por costumbre en la caja de herramientas.

3.- ¡¡No tires la parte de arriba!! una vez separado del resto cobra una utilidad inusitada, créeme [punto ocho].

4.- Selecciona de entre los proyectos de la organización aquellos de carácter transversal que requieran de esfuerzo por parte de los diferentes puntos del reino, marca o empresa.

5.- Mezcla la sangre noble con la sangre mercenaria montando un grupo mixto compuesto por algún mando intermedio, técnicos y personal administrativo donde queden representados los diferentes puntos de la organización. Estate alerta para que este grupo no supere las diez personas. Para mí, ocho es un número ideal, no me preguntes por qué, porque no lo sé.

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6.- Propón un líder [responsable] de proyecto. Preferiblemente aquella persona con más cintura y capacidad para dinamizar al grupo [esto es saber callar y hacer hablar…] Esta persona es la que debería servir de enlace entre el grupo y el equipo directivo.

7.- Centra al grupo en la tarea de realizar un seguimiento y control del proyecto transversal seleccionado y de proponer mejoras a nivel de los procesos implicados. Este aspecto marcará la vida de este grupo. Lo interesante es que, de manera continua se puedan crear grupos distintos vinculados a actuaciones determinadas.

8.- Sitúa a los aristócratas más elevados en el escenario que les corresponde, es decir: analizando, valorando y validando propuestas, siguiendo el desarrollo de los grupos de trabajo y proporcionando aquellos recursos necesarios.

Si puedes llevar a cabo algo parecido, los beneficios que puede reportar a la organización son:

a) Resitúa al equipo directivo a un papel de valoración de propuestas y permite que se formen grupos operativos sin la presión que supone la presencia de cargos aristocrático/directivos.

b) Implica directamente a los diferentes niveles creando indirectamente difusores de información y prescriptores de la organización entre la línea de trabajo.

c) Aprovecha el conocimiento, iniciativa y, en suma, la potencialidad de todos y cada uno de los trabajadores de la organización.

En el caso de que no, de que no se puedan llevar a cabo acciones de este tipo o similares… vaya, si el aristograma es fundamentalista, no vale la pena esforzarse, es probable que tengan los días contados…

 

Autor: Manel Muntada

Fuente: Comunidad Pensamiento Imaginactivo

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