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Lugares como Monterrey son conocidos por su empuje empresarial desde inicios del siglo pasado, caracterizado por grandes nombres de empresarios que crearon importantes empresas. Ya en los inicios del siglo XXI, pocas de las empresas que sobresalieron en aquél siglo permanecen o han dado nacimiento a nuevos proyectos empresariales de similar importancia ¿Qué ha pasado en las nuevas generaciones de empresarios? ¿Por qué sólo algunas familias han continuado sobresaliendo en el ámbito empresarial? ¿Qué es lo que estas familias han hecho para preservar en sus nuevas generaciones el espíritu emprendedor?
Ante el ambiente competitivo e incierto en que se desempeñarán las empresas familiares en este siglo, es de suma importancia el que las organizaciones desarrollen una mentalidad emprendedora que les permita identificar y explotar oportunidades en sus entornos (Sirmon y Hott, 2003). Es por eso que los miembros de las nuevas generaciones tienen el reto de transformar sus empresas en empresas emprendedoras que las haga verse siempre jóvenes. Para lograr esto, el nuevo líder deberá tener como misión clave el crear las condiciones dentro de su organización que favorezcan actitudes y conductas emprendedoras por y entre los individuos. Este es un proceso que no se puede delegar en alguna área específica de la empresa, es una responsabilidad directa y permanente de las personas clave de la organización, quienes deberán establecer sistemas y procedimientos que faciliten el que la acción emprendedora se materialice en todos los niveles de la organización (Roure y Segurado, 2008).
Un estudio realizado para el Centro de Empresas Familiares de la UDEM (Manautou, Monárrez, Cruz, García, 2007), identifica la ambición emprendedora como una de las características clave que tienen que tener los miembros de las nuevas generaciones para asegurar una transición exitosa del mando de la empresa familiar, característica que la familia puede ayudar a desarrollar. He aquí tres formas de hacerlo.
1. Involucrar a los hijos en el proceso de planeación estratégica de la empresa. De acuerdo con un estudio (Astrachan y otros, 2008), el hacer esto es un excelente instrumento para el desarrollo de la siguiente generación, que trae beneficios para la empresa, para la familia y para los miembros de la nueva generación. A los jóvenes les permitirá adquirir un profundo conocimiento de la empresa, demostrar que son capaces de asumir responsabilidades, legitimarse ante los empleados, los bancos y clientes, además de desarrollar habilidades directivas como toma de decisiones, trabajo en equipo, liderazgo, creatividad e innovación.
2. Crear oportunidades para que los hijos afronten nuevos retos. Los productos novedosos, las ampliaciones de líneas de productos, los nuevos mercados para los productos existentes, las exportaciones, las inversiones en capital de riesgo, las alianzas estratégicas con otros miembros de la cadena de valor, todas ellas impulsan el espíritu emprendedor en nuestros hijos (Poza, 2008). «Dennos la oportunidad de equivocarnos, de dar resultados», son comentarios que comúnmente escuchamos en las empresas en que los jóvenes trabajan con sus padres, quienes, con un espíritu paternalista, limitan la delegación de tareas a sus hijos.
3. Cambiar los valores que no ayudan al desarrollo de las nuevas generaciones. Generalmente consideramos que los valores familiares se deben mantener y heredar a nuestros hijos. Ahora sabemos, por estudios que se han hecho, que para transmitir el espíritu emprendedor a las nuevas generaciones, hay valores que deben abandonarse. De acuerdo con Gimeno (2008), la capacidad emprendedora se mantiene en aquellas familias capaces de transformar sus valores a lo largo del tiempo. En la primera generación, las empresas familiares están influidas por la percepción y la cultura empresarial de los fundadores. Sin embargo, existe una tendencia en ellos a volverse conservadores, a tener cada vez más dificultad para asumir los riesgos asociados a la actividad empresarial. Entonces, el futuro de la empresa está en función del tipo de valores que se logre transmitir a la siguiente generación. Ejemplo de valores que es importante mantener podrían ser los listados por Gallo en su acrónimo ELISA: Esfuerzo, Laboriosidad, Iniciativa, Sencillez y Austeridad, valores comunes a todos los emprendedores exitosos. Ejemplo de algunos valores que podría convenir abandonar son: el no considerar a las mujeres, el considerar que el primogénito será el nuevo director, el no repartir dividendos a los dueños, el considerar que sólo los miembros de la familia pueden dirigir eficientemente la empresa, valores que inhibirán la participación activa de los jóvenes y que harán que los jóvenes prefieran alejarse de la empresa de la familia. Cada familia deberá decidir pos si misma qué valores conservar, qué valores abandonar y qué valores nuevos incorporar.
Siguiendo estas tres recomendaciones, la familia empresaria podrá fomentar es sus hijos un comportamiento emprendedor que mantenga joven la empresa a lo largo del tiempo.
Mauricio Eduardo Alvarez Martínez es Director del Centro de Empresas Familiares de la Universidad de Monterrey, investigador, miembro del consejo del Family Firm Institute, miembro del consejo del Thunderbird Global Family Enterprise Program, autor de diversos artículos en el tema de empresa familiar, y empresario familiar.
Correo electrónico: malvarez@udem.edu.mx
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