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¿Cómo conseguir una familia empresaria excelente, capaz de sostener, mantener, y hacer crecer la empresa familiar y legarla a las siguientes generaciones junto con esta cultura de la excelencia tan necesaria?.

En los últimos 10 años se ha hablado muchísimo de Empresa Familiar (EF). Ciertamente la imagen del empresario familiar ha ganado en cuanto a prestigio en estos últimos años, y ello debido a que las estadísticas hablan por sí solas: según datos del IEF, las empresas familiares en España producen el 70% del PIB, el 65% de las exportaciones y el 75% del empleo privado (es decir, dan trabajo a 13,5 millones de personas).

Las EF son el pilar fundamental de vertebración socioeconómica en nuestro país: tienen un profundo arraigo en el territorio al que pertenecen, son de capital paciente y visión a largo plazo, y suelen tener de forma natural una tendencia a ser proactivas en la responsabilidad social corporativa: no es infrecuente que actividades culturales, lúdicas o deportivas propias del municipio o la comarca estén, desde hace ya muchísimos años, patrocinadas por las principales empresas familiares de locales. 

Pero permítannos que centremos el tema: ¿a qué nos referimos cuando hablamos de EF? Les sorprenderá saber que la doctrina especializada ha generado en estos años más de 15 definiciones distintas de lo que es una empresa familiar. La definición con la que en Fundación Nexia trabajamos dice que una empresa familiar es aquella en la que la familia tiene el control accionarial y de los órganos de gobierno, y en la que todos los accionistas familiares comparten una misma cultura familiar y empresarial y una misma visión.

 La gran mayoría de las empresas familiares de nuestro país son 100% propiedad de la familia empresaria.

 Por tanto, es tan empresa familiar aquella en la que la mayoría de los empleados son familiares, como aquella en la que sólo lo son los directivos o gerentes, o aquella en la que la familia tiene una participación de control y domina el consejo de administración con vocación de permanencia y liderazgo (en el caso de empresas cotizadas en bolsa).

 Sin embargo, la gran mayoría de las empresas familiares de nuestro país son 100% propiedad de la familia empresaria. Ello precisamente es una de sus debilidades, en ocasiones, ya que frecuentemente les falta la visión de compartir la propiedad con socios que puedan aportar músculo financiero, experiencia en internacionalización o I+D, perdiéndose oportunidades de crear una empresa más sólida, capaz de alcanzar la dimensión que les permita ser competitivas en un entorno global. Es lo que D. José Manuel Lara (empresario familiar, presidente del Grupo Planeta y Antena 3) resumía brillantemente en la frase que hace unos años se hizo famosa cuando dijo: “la mayoría de los empresarios familiares prefieren tener el 10% de una tienda en el paseo de Gracia que el 10% de El Corte Inglés”.

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 Si nos interesa hoy hacer hincapié en una cuestión poco tenida en cuenta, poco valorada, y hasta cierto punto poco conocida y que es precisamente el centro de atención principal de la Fundación Nexia. Les daré una pista: Fundación Nexia para el Desarrollo de la Familia Empresaria…

 Efectivamente, nos estamos refiriendo al papel trascendental que juega la Familia Empresaria en relación a la empresa familiar.

 Pero vayamos por partes: ¿a qué nos referimos cuando hablamos de familia empresaria? Una familia empresaria es un grupo de personas unidas por un origen y un legado común, que comparten el control y el gobierno de una empresa que, a su vez, es parte esencial de su identidad. En la familia empresaria existe un deseo y voluntad de continuidad que se manifiesta en la transmisión de la empresa y su cultura a través de las generaciones.

 Pues bien, lo que resulta poco conocido, lo que es poco tenido en cuenta y lo que desde hace ya algún tiempo se está poniendo de relieve es que las posibilidades de continuidad de una empresa familiar a lo largo de las generaciones en manos de los familiares descendientes del fundador dependen en gran medida de cómo sea la familia empresaria. Y, del nivel de información y formación que existe en el núcleo familiar sobre cuestiones tan diversas como:

· la temática de la empresa familiar (es decir, las características, fortalezas, debilidades, retos, mejores prácticas de las empresas familiares – lo que usando la metáfora de la navegación sería el mar en el que como familia empresaria navegamos)

· la propia empresa familiar (o el barco en el que navegamos: puede parecer sorprendente, pero hay muchos miembros de las familias empresarias que a parte del nombre y el “a qué se dedica la empresa”, poca cosa más conocen de la misma. Y hay mucho que conocer, si queremos que exista compromiso, respeto e ilusión por la empresa entre familiares, accionistas, futuros accionistas: el mercado en el que opera, los principales competidores, las estrategias, los retos, la historia, los momentos difíciles que se han superado y cómo, las personas clave que colaboran para que la empresa siga adelante, los resultados…)

Se necesita trabajar en pos de convertir el grupo familiar en un equipo, un equipo con el correspondiente liderazgo, en el que cada miembro conozca a la perfección el rol que desempaña.

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 Hasta aquí parece claro, y hasta parece obvio, y si acaso sorprende que no se haga así, es decir, que las familias empresarias no tengan unas prácticas de comunicación, formación y transparencia adecuadas.

Pero hay más: para que en una determinada generación familiar empresaria ofrezca las máximas garantías de que será capaz de sostener el mandato de mantener la empresa, hacerla crecer y pasarla a la siguiente generación, se necesita trabajar en pos de convertir el grupo familiar en un equipo, un equipo con el correspondiente liderazgo, en el que cada miembro conozca a la perfección el rol que desempaña, la influencia de dicho rol, y tenga las herramientas y competencias necesarias para llevarlo a cabo con excelencia. Estamos hablando de gestión de las emociones, técnicas de comunicación, actitud proactiva, responsable, positiva y comprometida con el equipo y con la empresa.

Fuente http://www.laempresafamiliar.com

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