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El cambio de los patrones de conducta negativos es algo opcional, pero esa decisión personal puede marcar la diferencia para lograr el éxito. 

No siempre es fácil cambiar nuestros patrones de vida, pero es posible hacerlo. Sea cual fuere el punto donde te encuentras actualmente, puedes lograr lo que desees. Cómo hacerlo es lo que trataremos de explicar.

Hay que reconocer un hecho: siempre que decidimos cambiar enfrentamos resistencia. Todo cambio suscita un desafío, sobre todo al principio. Cuantas veces habrás escuchado a alguien decir: “Yo soy así, no puedo cambiar”. La verdad es que sí puedes cambiar, pero tus viejos patrones de vida tratarán de persistir.

¿Qué hacer para lograr el cambio?
Primero hay que reconocer que todo cambio ha de enfrentar resistencia. En pocas palabras debemos prepararnos para lograr el cambio.

Cómo se forman esos patrones de vida
Desde el momento que nacemos empezamos a desarrollar patrones de comportamiento. Por ejemplo, pensemos en nuestra actitud hacia el comer.

Cuando éramos bebés, llorábamos por diferentes razones: sed, calor, frío, frustración, porque estábamos mojados, porque deseábamos atención. Cuando llorábamos en muchas ocasiones, se nos daba de comer. De manera tal que se estableció una asociación según la cual la solución a cualquiera de los anteriores problemas era comer.

Por razones similares, nuestro comportamiento actual es resultado de las experiencias adquiridas en la infancia.

En los primeros años, no tenemos criterio y nuestro cerebro está vacío de información por lo tanto la absorbemos como una esponja.

Debido que nuestras primeras relaciones en el mundo se dan a través de nuestros padres, su influencia en nuestra vida es enorme. De manera consciente, pero fundamentalmente de modo subconsciente, creamos en nuestras vidas patrones que reflejan nuestra experiencia al lado de nuestros padres.

a) Solemos establecer relaciones con personas que se asemejan a nuestros padres. Así pues, puede ocurrir que busquemos amigos entre personas parecidos a nuestro padre o madre.

b) Las relaciones que establecemos con los demás son un reflejo de las relaciones que nuestros padres establecían con la gente. Sí nuestros padres eran amables y cariñosos, tendremos la tendencia a ser así.

c) Buscamos pareja entre aquellas personas que se asemejan a nuestro padre o a nuestra madre. Esto puede ocurrir no solo en una ocasión, sino una vez tras otra. La explicación es que en los primeros años, nos formamos imágenes subconscientes que nos señalan, por ejemplo, “que los hombres de verdad son altos, morenos y callados” (como mi padre), o bien que las mujeres deben ser “chiquitas y de buenos modales” (como mi madre). Sin darnos cuenta buscamos una pareja que se ajuste a la imagen que tenemos formada.

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No tenemos por qué resignarnos a vivir siempre con nuestros actuales patrones de comportamiento. Los patrones negativos pueden oponer resistencia, pero no son invencibles.

Debes pensar siempre positivamente en ti mismo y en tu situación. La disciplina mental que para ello se requiere puede salir cara, pero las recompensas son fabulosas.

Procura hablar siempre bien de ti mismo e imagina que tu vida funciona como tú deseas, así crearás nuevos patrones de éxito y felicidad. Ten presente que existe en ti la posibilidad de rediseñar tus patrones de comportamiento para convertirte en la persona que deseas.

De mis experiencias personales, les puedo decir que yo me creía un producto listo y terminado que a mis 45 años de edad, ya estaba formado. Tanto así que cuando algún amigo me hacia notar la falta de paciencia o la mala manera de decir las cosas, yo le respondía: “soy así, genio y figura hasta la sepultura”, o más bien le quería decir, “mira, no hagas bromas que ya soy mayorcito para que alguien ande diciéndome qué debo decir y qué no. Ya soy así y a mí no me has de cambiar”. Habrá usted alguna vez escuchado eso?.

Mire, cambiar es una decisión. La tomas, o no, sin vueltas, o sigues cosechando lo mismo que has cosechado hasta hoy, o cambias.

Si no te gusta lo que la vida te da, eso es buen síntoma para el cambio. Empieza a cambiar y también cambiará lo que recibas, así funciona el universo, me guste o no, sepa como funciona o no.

 

Eduardo Crusco Granados, 2000.
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