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Hace unas semanas participe en un taller sobre la actitud donde se pretendia desarrollar una actitud positiva como capital corporativo e integrar la actitud individual positiva en el día a día del puesto de trabajo.
Según la R.A.E. de la lengua, la actitud es la disposición de ánimo manifestada de algún modo. El psicólogo estadounidense, Gordon Allport definió la actitud como “un estado de disposición nerviosa y mental, organizado mediante la experiencia, que ejerce un influjo dinámico u orientador sobre las respuestas que un individuo da a todos los objetos y situaciones con los que guarda relación”.
Desde este punto de vista psicológico, las actitudes aparecen en tres niveles:
Si el colaborador afronta esta nueva tarea como una portunidad de desarrollo profesional podríamos decir que su actitud es positiva ante esta tarea. Ahora bien, si la respuesta es pensar: ¡Más trabajo!, se aprovechan de mi, etc, diremos que el colaborador afronta la tarea con una actitud negativa.
Tal como lo planteo en el post parece claro que somos nosotros los que podemos elegir que tipo de actitud adoptaremos ante la realidad de cada momento. Así no sería tan importante la situación a la que nos tengamos que enfrentar sino la actitud que elejimos para afrontarla porque eso determinara los resultados que podemos alzanzar en nuestro desempeño profesional.
A estas alturas alguna persona que este leyendo, está pensando que para conseguir buenos resultados, los conocimientos, experiencia, habilidades, etc también cuentan y es cierto, no todo son actitudes positivas pero si que ayudan más que las negativas. Un buen lider cuidará la actitud de sus colaboradores por que la negatividad (la positividad también) afectan al conjunto del equipo al marcar pautas de comportamiento grupal. Si la mala actitud de algunos colaboradores perdura en el tiempo, acaba con la confianza en las personas y con el equipo, esto va erosionando los resultados necesarios y obligados para cualquier equipo.
Keith Davis afirma que “en las empresas la actitud es el conjunto de sentimientos y supuestos que determinan en gran medida la perfección de los empleados respecto de su entorno, su compromiso con las acciones previstas y, en última instancia su comportamiento”.
Puedo asumir que la satisfación, la involucración y el compromiso son distintos tipos de actitudes y cuando un colaborador se siente insatisfecho, no se involucra en su trabajo y asume un compromiso insuficiente. Nos vamos metiendo poco a poco en un circuito cerrado.
Entiendo que ún lider debe trabajar sobre la moral de la organización, hacer que sus colaboradores se vean aceptados, que comparta las metas comunes y tenga confianza en los fines de la compañía, que pueda observar sus progresos y su contribución individual al equipo.
Un colaborador así tendra una actitud positiva y … volvemos a nuestro circuito cerrado.
Fuente http://direccionhabilidosa.wordpress.com/
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