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juncovsarbolIntentar decidir por la estrategia del bambú o junco y la estrategia del árbol, no es nada fácil. Además en esta época y fruto de la crisis se va a poner a prueba y muy seriamente las estrategias que nosotros tenemos en nuestras pymes. Y aparecen múltiples preguntas, como estas; ¿habremos acertado?, ¿es mejor ser árbol o bambú?; ¿cómo puedo cambiar? ¿estoy a tiempo?, etc.

En estos días en los que nos hemos visto afectados por un fenómeno meteorológico, cuyo nombre oí en un telediario y me parece irreproducible. Me vino una idea repescada del cerebro sobre la leyenda o probervio chino o japonés (vamos que digo de la sabiduría oriental y tan amigos), que habla de la flexibilidad del junco, fuente de inspiración para la creación del arte marcial del Judo de Jigoro Kano. Arte marcial nacido con la filosofía de aprovechar la fuerza del contrario para que apoyándose en la flexibilidad derrotarlo, aún siendo en principio más débil.

Es curioso pero, el acontecimiento atmosférico me recuerda al acontecimiento económico y es por eso, que empecé a darle vueltas al coco. Cosa mala cuando le doy vueltas al coco porque termina en un post.

Además por ahí, en ocurre… rescaté esta bonita historia, La resabida historia del árbol y el junco (la cual he pegado en el post y me he permitido quitar los curiosos comentarios del autor y para que le visitéis recomiendo su lectura). Ahí va:

El gran árbol y el flexible junco se habían visto nacer el uno al otro. Desde que germinaron sus respectivas semillas en la loma de aquella colina extraordinariamente yerma, salvo por su propia existencia. No habían gozado de más compañía que la que podían proporcionarse el uno al otro, y la ocasional visita de algún ave migratoria cansada y despistada. Ocurrió, que juntos soportaron granizos y tormentas, mañanas de sol abrasadoras, heladas y aguaceros; y que todo eso les hizo amigos. Amigos; con toda la fuerza que arrastra la palabra amigos.

El único punto que les distanciaba, era cuando se enzarzaban en eternas discusiones sobre si era más adecuada la táctica (estrategia) de uno o de otro para enfrentarse a los fuertes vientos que, con frecuencia, asolaban su triste colina. Paradójicamente firme en sus convicciones, el junco defendía la necesidad de plegarse ante el viento, de dejarle pasar, de tumbarse si era necesario. Por el contrario, el árbol se empeñaba en que no habría nunca viento que pudiera con sus sólidas raíces, y proclamaba orgulloso ante el junco y ante las aves que a veces acudían divertidas a escucharle, que prefería morir de pie que vivir siempre arrodillado.

Cuando discutían por aquellas cuestiones, el árbol solía llamar al junco ramita escuálida, a lo que el junco acostumbraba a responder llamándole “alcornoque”. Las hostilidades podían entonces enconarse, hasta llegar al punto de dejar de hablarse días enteros.

En la tercera noche desde que empezara uno de esos periodos de amargo desencuentro, sopló un viento descomunal, como nunca ninguno de los dos había visto. El junco bailó al son del vendaval, plegándose a sus exigencias. El árbol, apretando firmes sus ramas y sus raíces, se encaró contra aquella furia desbocada. Se hizo la oscuridad, ocultando a cada uno la lucha del otro.

A la mañana siguiente el junco se alzó sacudido y conmocionado pero vivo, sólo para descubrir a su lado un gran agujero negro, justo en donde antes el árbol aposentaba sus raíces. Más lejos, al pie de la colina, contempló el tronco tendido y mutilado del árbol.

El junco deseó no haber tenido nunca razón, y por ningún instante sintió el orgullo de que se hubiese demostrado su teoría, sólo sintió una inmensa pena cuando vio el nudoso cuerpo de su amigo en el suelo, se adueño de él la sensación de soledad más absoluta que se pueda sentir, y desde ese momento, suplica para que vuelva a alzarse un fuerte viento que lo lleve al lado del único amigo que conoció.

En realidad, el junco no acabó nunca arrancado por un golpe de viento, sino que pereció aplastado, víctima de las innumerables patas de un rebaño trashumante a su paso por la solitaria colina. Y hay quien dice que al árbol nunca, le habría pasado esto.
La historia está muy bien y me invita a reflexionar sobre la situación de nuestras pymes con respecto a lo que está aconteciendo y si por alguno aún no lo sabe, estamos en una crisis económica, financiera y (muy a nuestro pesar) de valor real (más conocida como burbuja).

El tema es que, olvidándonos de si el junco ganó la discusión o no en primera instancia, lo verdaderamente real e importante es, que las dos estrategias fracasaron, al aplicarse puramente, es decir, el junco no puede ser árbol y el árbol no puede ser junco. Como todos sabemos en el equilibrio está el asunto, pero…

 
¿como conseguimos un modelo flexible cuando tiene que ser flexible y fuerte cuando debe ser fuerte?

La respuesta es difícil de obtener, por lo que opté por hacer el ejercicio de estudiar, ambas estrategias:

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EL JUNCO:
Estrategia básica: Ser flexible y así sobrevivir
Ventajas: Pocas necesidades vitales y adaptación (flexibilidad)
Inconvenientes: Poca resistencia y vulnerable ante múltiples amenazas

EL ÁRBOL:
Estrategia básica: Ser fuerte y así sobrevivir
Ventajas: Resistencia a múltiples amenazas
Inconvenientes: Sin flexibilidad con lo que un ataque en su punto débil, con la fuerza necesaria, puede destruirlo y tiene muchas necesidades vitales

Como vemos, ambas estrategias tienen puntos débiles y puntos fuertes. Por ejemplo el árbol resistirá ante mayor número de amenazas que supondrían un serio peligro al junco, pero la flexibilidad del junco puede hacerle superar una gran tormenta que destruya al árbol.

Normalmente, nosotros en nuestras pymes solemos optar por la opción que parece, en principio, más segura, que no es otra que la estrategia del árbol. Así que cuando en épocas de bonanza, vemos cómo aumentan nuestras ventas y debido a este crecimiento orgánico, hacemos planes de expansión y crecimiento vertical (vender tus mismos productos en más sitios) y/o los combinamos con planes de crecimiento horizontal (vender en los mismos sitios, más y/o nuevos productos y/o, más a cada cliente y/o a nuevos clientes). Todos estos planes de expansión son correctos, pero hay que saber que nos alejan radicalmente de la estrategia del junco, debido a que para conseguirlos solemos caer en la tentación (además porque es necesario) de contratar más personal y/o medios productivos. Suele ocurrir, a su vez, que esta estrategia nos funciona y la inversión en medios y personal da sus frutos y obtenemos el crecimiento deseado.

Conseguir los objetivos de crecimiento deseado hace que nos sintamos más fuertes y que sigamos apostando claramente y con menos reparos en la estrategia del árbol. Nos sentimos fuertes y poderosos, mientras vemos que en la primavera nuestras ramas se tornan frondosas y a medida que sentimos que nuestras raíces son más fuertes y profundas. Esta sensación de poder hace que cada vez tengamos mayores aspiraciones e invirtamos en más recursos para tener capacidad de afrontar los éxitos que nos esperan…

… pero.. ¿qué pasa, si llega una tormenta?…

Lo que realmente supondrá un gran fracaso y en esto tenemos muchos mas riesgos las pymes que las grandes empresas, será no haber obtenido el crecimiento necesario. Es decir, que nuestro árbol no sea ese gran, fuerte y majestuoso roble, sino que tengamos la apariencia de un escuálido arbolito recién plantado en una nueva avenida.

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No quiero ser tan salvaje, de relatar lo que le pasará al arbolito, en una tormenta ya que todos conocemos su agónico final. El problema es que esta pyme apostó por la estrategia del árbol y ser un árbol grande y fuerte pero se quedo en el camino.

CONSEJO 1: Si optas por la estrategia del árbol, asegúrate de obtener el crecimiento necesario, para soportar las tormentas o ten algún plan de contingencia que asegure tu supervivencia.

Otra forma de asumir el reto de dirigir una pyme es optar por una estrategia que parece más arriesgada en principio, como es la estrategia del junco. El junco es flexible y se adapta muy bien ante los posibles vientos y fuertes tormentas. Así, de esta forma, tu pyme puede adoptar una estrategia de no crecer de forma interna, sin asumir riesgos de inversión y sin pretensiones de querer parecerse a un gran árbol. Pero esta estrategia, tiene dos principales problemas; uno de seguridad, puesto que, más amenazas serán capaces de hacernos desaparecer y otra, cómo asegurar un crecimiento y desarrollo empresarial, si uno no puede crecer.

En respuesta a la primera debilidad, deberemos ser unos hábiles y aplicados directivos, puesto que tendremos que preparar muchos planes de contingencia ante las múltiples amenazas que nos acechan. Esto requiere un gran esfuerzo y mayor dedicación.

Y para la segunda debilidad, a su vez requiere mucho trabajo para que en todo aquello en lo que no invirtamos, deberemos acordarlo mediante acuerdos de colaboración con clientes, distribuidores, etc. Y con acuerdos de integración de la cadena de valor con los proveedores, para garantizar unos buenos productos sin haber tenido que invertir. Pero ¡ojo!, esto nos lleva a una nueva amenaza. No controlar debidamente el producto y su valor, en definitiva, ser dueño del producto que los clientes nos compran, podrá llevarnos a la extinción. Es por todo esto que ,para garantizar un crecimiento y desarrollo empresarial de nuestro junco, deberemos hacer acuerdos con otros juncos y de vez en cuando con algún que otro árbol. Y será nuestra capacidad de negociación la que garantizará la protección ante las múltiples amenazas que tenemos los juncos.

CONSEJO 2: Si optas por la estrategia del junco, asegúrate de trabajar mucho para obtener la protección necesaria, vía acuerdos con entes de tu entorno para soportar así, las múltiples amenazas a las que eres vulnerable por tu naturaleza y por ende, de esta forma, asegurar tu supervivencia.

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Como vemos, no es nada fácil optar por cualquiera de las dos estrategias, y lamentablemente como en otras ocasiones, a pesar del esfuerzo dedicado Directivo Pyme no ha sido capaz de llegar a una solución absoluta. Lo que me lleva a un tercer consejo…

CONSEJO 3: No hay una estrategia única que asegure tu supervivencia, deberás apostar y asumir las ventajas e inconvenientes de cada una. Así, tendrás que aprovechar al máximo las ventajas que te da tu elección y, sin descuidarte ni un momento, prepararte seriamente para contrarestar tus puntos débiles, para que cuando aparezcan las circunstancias adversas, asegurar tu existencia.

Comentario: He oído hoy que ing va a despedir a 7000 personas en europa. Esto, bajo mi humilde opinión, me parece claramente un error estratégico grave, gravísimo. No el hecho que despidan gente que es una faena para los trabajadores, sino el error estratégico de sus dirigentes. Por eso no me extraña que despidan al CEO y lo sustituyan (lo malo es que han puesto al presidente del consejo supervisor, y digo yo, mucho no supervisaría). Si eres un banco on-line y te hiciste famoso con eso de «tu otro banco», ¿qué cojones (con perdón) haces con una estructura sobrante de 7000 tíos? ¿quieres imitar a los competidores, a los que dices no parecerte? vamos no fastidies… si eres junco, no quieras ser árbol porque terminarás siendo arbolito y lamentablemente como en este caso lo sufrirán los empleados y clientes.

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Comentarios (0)

  1. Nicolás dice:

    Yo lo veo más complicado a la estrategía del junco… ¿No te parece? Si bien puedes ser flexible es bien cierto que te estás arriesgando a estar constantemente expuesto a amenazas.

    Si bien el arbol puede fallarte luego te otorga un periodo donde puedes aprovechar para generar el mayor crecimiento posible. Además, por supuesto, que te genera una pared fantástica en la que crees estás protegidos de ciertas amenazas.
    Y en este punto ocurren dos cosas:
    1. Verdaderamente estás protegido.
    2. Las amenazas no se atreverán a pasar esa pared porque tienen miedo al árbol.

    Cualquiera de las dos posibilidades funcionaría bien… Yo es que prefiero irme a una solución más que segura frente a una en la que me exponga riesgos.

    Riesgo vs crecimiento, riesgo vs dinero. ¿Cuánto vale todo lo tuyo como para perderlo en cuestión de segundos?

    • Estimado Nicolas

      Muchas gracias por tu comentario. De todos modos creo que siempre estamos demasiado acostumbrados a elegir entre «a » y «b». Ser Junco o Arbol?, calidad o precio?, corto o largo plazo?. Son muchos años que llevamos trabajando con ese criterio verdad?.
      Creo mas que nunca que la realidad nos obliga a cambiar el «o» por la «y». Es como cuando originalmente Michael Porter nos planteaba ser lider en costo o en diferenciació?. Existe tal posibilidad realmente hoy en dia?. Se puede ser exitoso teniendo el costo mas bajo aun sin un nivel de calidad?. Y en cuanto a la diferenciacion (exceptuando los bienes excesivamente suntuarios) se puede cobrar realmente cualquier precio?.
      Ser árbol.. ser fuerte, no significa sacrificar necesariamente la flexibilidad del junco. Se puede ser fuerte, lo que no se debe ser es rígido no creer que porque hemos logrado una posición estaremos a salvo de todo.
      Hoy mas que nunca, la realidad del mundo de los negocios nos obliga a la flexibilidad y «casualmente» ésta es una de las principales fortalezas de las pequeñas y medianas empresas, no es asi?
      Muchisimos negocios han fracasado ultimamente por creer que por haber echado raíces, por tener un tronco fuerte (estructura) y por ser grandes, estaban a salvo de los fuertes vientos. Pero.. mi amigo, no solamente un viento puede tirar abajo un arbol. Cuando el árbol es grande y fuerte.. tambien es apetecido por los leñadores por lo tanto.. siempre hay riesgos.. y el tamaño, no nos garantiza nada.
      Y por ultimo, vaya un comentario mas para tu última frase que considero importante. «Cuánto vale lo tuyo como para perderlo en cuestion de segundos?». Absolutamente de acuerdo, pero.. no creas, como te acabo de decir, que la fortaleza del árbol te pondra a salvo de todo. Tambien la falta de flexibilidad ( o fundamentalmente la falta de flexibilidad) hoy en dia, puede hacerte perderlo todo en nada !
      Un saludo muy grande, nuevamente muchas gracias por tu comentario y espero seguir contándote entre nosotros !
      Juan Carlos

  2. Manuel Salvador Salazar Rodas dice:

    excelente articulo donde nos lleva a reflexionar a cerca de la vida y ha tener muy en claro el valor de la humildad, es cierto que es muy complejo en medio de las dificultades y las incertidumbres, pero debemos ser flexibles y ser consecuentes.

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