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La extensa teoría a disposición suele hacer hincapié en los “tipos de liderazgo” como la única forma de referencia frente a la construcción del rol. Si bien no descreo de estas clasificaciones, las considero limitadas porque no dejan de ser estructuradas y dejan al líder en una situación de cierta inmovilidad, le ponen una presión innecesaria y lo pueden llevar a actuar usualmente de manera artificial.
En efecto, no reniego de clasificar al líder como contractual o como fundacional, por ejemplo. Muy sintéticamente y sólo para recordarles a quienes lo necesiten, el contractural es aquel que demanda resultados a cambio de reconocimiento y el fundacional es el que establace vínculos personales fuertes y sólidos con cada uno de sus coequipers, los asocia al proyecto y recibe resultados como una consecuencia natural. Lógicamente ambos tipos de liderazgo tienen sus fans y sus detractores.
Sin embargo, luego de venir colaborando desde hace mucho tiempo con líderes de múltiples organizaciones, puedo decir que este tipo de clasificaciones no tiene tanto sentido para los propios líderes, ya que los encasilla y etiqueta más que beneficiarlos.
El líder debe entender, como cualquier individuo que interactúa con la realidad, (pero el líder más que nadie ya que pilotea la nave), que la realidad es la que manda y que su esencia es el cambio. Por lo tanto, no se puede hacer siempre lo mismo si uno quiere estar a tono con el minuto a minuto.
Esta sea quizás la clave del liderazgo actual: la realidad no se adapta al tipo de de liderazgo de cada individuo que desarrolla este rol. Es el individuo quien debe tener una caja de herramientas completa para usar cada una de acuerdo a las necesidades que impone la soberana.
El líder, conductor del equipo propio y del entorno exterior, debe saber que donde hay personas hay cambio y donde hay cambio es necesario tener sensibilidad, cintura y muñeca.
Como en la mayoría de los deportes con pelota, es ella la que manda. “La caprichosa” como le dice Quique Wolf a la de fútbol, es lo que la realidad al emprendimiento. Por eso, sirve realmente identificarse con un tipo de liderazgo?
Construir estilo para responder a la realidad
Por eso, más que caer en la tentación de identificarse con un tipo de liderazgo, sugiero al emprendedor construir su propio estilo. Es como con su imagen, lo común suele ser seguir la moda vigente, sin embargo hay gente que sin desoír las recomendaciones de la “wave” de turno, lo hace sin dejar de ser fiel a su estilo.
Lo mismo se aplica para el liderazgo. No dejen de estar actualizados, conozcan las tendencias, ábranse a mantenerse informados. Pero al mismo tiempo construyan y alimenten el estilo propio.
Por qué recomiendo esto con tanto énfasis?…Porque el estilo es la manifestación de la propia identidad, de las fortalezas y debilidades de cada uno. En definitiva, el estilo es la expresión de la propia esencia.
Entonces…
Sugerencias para construir el estilo propio
1. Sé siempre vos mismo. Para ser vos mismo tenés que conocerte, saber en qué aspectos te podes apoyar y cuáles no te ayudan. Apóyate en tus fortalezas y no ocultes tus debilidades. Es bueno para todos ver un conductor humano, incluso para vos mismo.
2. Establece circuitos de comunicación que te incluyan. Mantente dentro del o los circuitos de comunicación del equipo. Esto te pone en contacto permanente con toda tu gente y te muestra tal como sos.
3. Decí lo que piensas, no lo guardes. Decir lo que uno cree es una buena forma de generar crecimiento para la organización ya que permite que los demás, por imitación o convicción, hagan lo mismo. Así las ideas fluyen, se confronta y se logran conclusiones de mayor calidad.
4. Concentrate en la realidad. Sé sensible a lo que muestra la realidad, te permitirá entender claramente lo que ocurre y probablemente, lo que es necesario hacer para estar en línea con lo requerido.
5. Sé observador de las personas de tu equipo. Es necesario estar al tanto de las verdaderas capacidades y motivaciones de las personas que integran tu equipo. Te facilitará asociarlas a la misión.
6. Mantené tu identidad. Creé en tus capacidades y convicciones. No te dejes llevar por lo que se dice, recomienda o impone. Antes de tomar una decisión, considera siempre tus convicciones. Y si estás en serias dudas, algo más: consulta y no dejes de considerar lo que dicta tu olfato.
7. Cuando hay calma, sentate a pensar. Con buen tiempo, piensa en lo que hiciste y en lo que harás cuando llegue la próxima tormenta.
8. En la tormenta, actúa rápido. No esperes a que la ola te pase por arriba, cuando hay tormenta actúa rápido. El instinto suele dictar lo que la razón no puede cuando ésta se bloquea. Lo peor es perder por no haber jugado.
9. Sé ecléctico. Toma lo mejor de cada situación, cada propuesta, cada tendencia, cada experiencia. No olvides que lo que sirve hoy, mañana no y viceversa. Entonces, mantén tu mente abierta. No te ates, no te quedes fijado en posiciones. Sé flexible.
10. Sé pragmático. Ejecuta, obra, hace. Vence el miedo y la incertidumbre y hace. En situaciones complejas, lo sencillo promete éxito.
Para sintetizar, adapto una frase de mi gran profesor de Administración, Eduardo Mollo, quien alimentó mi llama de la pasión por la dinámica de las organizaciones:
El líder deber ser ecléctico y pragmático.
Garantía para desarrollar tu propio estilo de liderazgo.
Fuente: http://emprendedoresnews.com/
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