Nos enseñan a ser leales a nuestra tarea, al extremo de que la confundimos con nuestra identidad. Cuando una gran acería norteamericana comenzó a cerrar plantas a principios de los años 80, ofreció reeducar a los obreros cesantes para que buscaran nuevos empleos. Pero la reeducación no echó raíces; los obreros pasaron a ser desempleados o a realizar tareas independientes. Los psicólogos intentaron averiguar por qué, y notaron que los obreros sufrían agudas crisis de identidad. Preguntaban: “¿Cómo podría hacer otra cosa? Yo soy tornero”.
Cuando les preguntan cómo se ganan la vida, las personas describen las tareas que realizan todos los días, no el propósito de la empresa de la cual forman parte. La mayoría se ven dentro de un “sistema” sobre el cual no ejercen ninguna influencia. “Hacen su trabajo”, cumplen con su horario y tratan de apañárselas ante esas fuerzas que están fuera de su control. En consecuencia, ven sus responsabilidades como limitadas por el puesto que ocupan.
Cuando las personas de una organización se concentran únicamente en su puesto, no sienten mayor responsabilidad por los resultados que se generan cuando interactúan todas las partes. Más aún, cuando los resultados son decepcionantes, resulta difícil saber por qué. Sólo se puede suponer que “alguien cometió una falta”.
Cuando nos concentramos sólo en nuestra posición, no vemos que nuestros actos la trascienden. Cuando esos actos tienen consecuencias que nos perjudican, incurrimos en el error de pensar que estos nuevos problemas tienen un origen externo. Como la persona perseguida por su propia sombra, no podemos deshacernos de ellos.
Publicado por Unai Benito
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Es un desafío que surge siempre en los capacitadores y en los gestores de cambio organizacional, que la gente vaya más allá de sus posibilidades e incorpore el aprendizaje continuo con algo de todos los días.
Asimismo, Patricio.
Lograr romper el modelo mental de que existen cosas que “hay que hacer” por el de querer hacer las cosas debidas. Y el salto no es simplemente una cuestion de disciplina y mucho menos de temor al castigo, sino de compromiso y de convencimiento de qué cosas estamos haciendo y fundamentalmente, el porqué
Un saludo
Juan Carlos
Está muy parecido a lo que dice en el capítulo 2 de La quinta disciplina en las barreras del aprendizaje
Buenas noches, Flavio. Puede que tengas razon ya que la obra de Peter Senge es precursora en el tema. Es dificil no ser impregnado o influido por La Quinta Disciplina
Saludos
JC