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Las dos caras del liderazgo prospectivo.
Este artículo trata sobre la actitud prospectiva. Actitud que felizmente es educable, lo que permitiría desarrollar programas de trabajo con profesores y alumnos para desarrollar el liderazgo prospectivo, visualizador de futuros, superando el inmediatismo y el vivir día a día de los colegios que no logran desarrollar acciones de cambio e implementación de nuevos escenarios educativos. Dosis de reflexión, pensamiento diverso, filosofía de vida, mirada alta, sueños locos, ¿utopías?

Es primeramente una actitud.

Las actitudes se vinculan con la identidad de lo humano, ellas estructuran nuestras creencias, valores, cogniciones y convicciones más profundas, de tal forma que nos predisponen para realizar actos de acuerdo al conjunto de nuestra personal identidad personal. Nos permiten coordinar en nuestra vida social todo lo que decimos, creemos y hacemos.

Gordon Willard Allport (norteamericano que vivió entre1897 y 1967) definió el concepto “actitud” como una “disposición” para ejercer un acto, permitiéndonos relacionarnos con los demás y educar o perfeccionar nuestros actos que ejercitaremos en el futuro, orientando nuestro accionar hacia un actuar más humano, más evolucionado.

En contraposición a las actitudes, que son educables, se habla de una respuesta biológica, que es de tipo primario, como el hambre, la sed, la sobrevivencia y el sexo, que no son aprendidas y que su modulación y manejo requiere de mayores esfuerzos para que sean actos específicamente humanos.

A. Rodríguez (en Psicología Social. Ed.Trillas México, 1991) indica que la actitud permite predecir el actuar de las personas, ya que se refieren a un sentimiento a favor o en contra de un objeto, el cual puede ser una persona, un hecho social, o cualquier producto de la actividad humana.

Si “actitud” es una “disposición”, esta por tanto se puede educar en la medida en que trabajen argumentos a favor a un tipo de actuación específica. Las actitudes se pueden enseñar y se pueden aprender. En la medida que se genera un aprendizaje de calidad, tienden a permanecer y a estabilizarse.

La actitud prospectiva, es una capacidad educable, más urgente aún cuando vemos el tipo de educación que entregan nuestras escuelas, muchas veces centradas en un inmediatismo y pragmatismos demoledores. ¿Qué haríamos con una sociedad formada solamente por personas concretas, centradas en la tarea, la productividad, el rendimiento, el negocio? ¿No nos faltaría una dosis de reflexión, pensamiento diverso, filosofía de vida, mirada alta, sueños locos, utopías?

La actitud prospectiva se puede educar mediante el desarrollo de la capacidad para ver desde la distancia y el tiempo y tener la certidumbre de que podemos llegar a ese lugar, a esa nueva condición. Podemos educar hacia el desarrollo de nuevas actitudes que integren la valoración del presente, con la capacidad para prever y con ello definir acciones futuras.

Podemos aprender a crear futuros, mediante un trabajo que integre los componentes del desarrollo actitudinal: lo cognitivo, afectivo, espiritual y de acción, que conforman la totalidad del ser de la persona humana.

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Es posible educar la actitud prospectiva, es posible y es necesario formar con una mirada de mayor amplitud hacia las potencialidades de lo que puede ser la persona humana y sus grupos sociales.

No podemos decir que esta acción educativa sea solamente un acto racional, calculador, cognitivo, de análisis proyectivo, ya que una actitud prospectiva también involucra el ensoñamiento (la capacidad para ver lo que pocos ven), la efectividad (el desear y estimar algo), la intuición (el creer que es posible alcanzar lo esperado) y la pasión (el coraje, la capacidad para apostar por lo esperado).

Los grandes conquistadores, inventores, colonizadores, poetas, investigadores, filántropos, no han sido resultados solamente de procesos de ingeniería y cálculo, lo han sido primeramente de un espíritu conquistador, de un insaciable deseo de aportar algo nuevo a la historia humana.

La actitud prospectiva no se construye solamente de ecuaciones, requiere del impulso de las propias motivaciones, de las pasiones y los anhelos profundos, que son los responsables de poner en marcha la libertad unida a la esperanza de nuevas conquistas.

Ciertamente que esto podría quedar en un entusiasmo transitorio sino se unen estas actitudes y motivaciones con los necesarios esfuerzos de planificación, análisis estratégico, el estudio de probables escenarios, estudios de factibilidad, etc.

Para lograr fecundar los proyectos que esperamos en el futuro debemos necesariamente unir la actitud prospectiva (variables blandas) y las estrategias operativas (variables duras) que permitan su movilidad y adecuado enganche la realidad cotidiana. Es un maridaje necesario y requisito para lograr el éxito esperado.

  Dos tiempos, un liderazgo.
  – Tiempo para elevar el vuelo, imaginar, aventurar, anticipar, visualizar, explorar, inspirar.
  – Tiempo de aterrizaje, preparar, organizar, dirigir y controlar, concretar los sueños.

El liderazgo prospectivo es aquel que logra integrar dos momentos en su gestión:

– Tiempo para elevar el vuelo, capacidad de imaginar, de aventurar, de anticipación y visualizar los cambios posibles. Este momento responde a análisis exploratorios, pre-activos, inspiradores, preparatorios, energizantes de acciones futuras.

– Tiempo de aterrizaje, capacidad para preparar, organizar, dirigir y controlar los procesos necesarios para concretar los sueños. Este momento responde a diseños operacionales, normativos, decisionales en vista de metas esperadas.

Si separamos estos procesos o enfatizamos uno sobre el otro, veremos como las acciones se serán entorpecidas, incompletas, ausentes de integralidad. No es suficiente concebir un futuro, es necesario acompañar sus procesos de maduración y de crecimiento para que se genere un parto en la persona o en la organización, permitiendo el nacimiento de nuevas habilitaciones, de nuevos resultados. ¿Cuántas concepciones profundamente motivadas y reflexionadas, terminan siendo abortadas por ausencia de acciones que permitieran su nacimiento efectivo? ¿Cuántas veces se asume un deseo, una intención como una realidad? ¿No ha conocido falsos embarazos organizacionales, que han terminado en simples intentos de fecundidad?

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Es una herramienta.

El pensamiento prospectivo reduce la domesticación social, rompe la inercia de las malas costumbres y de las tradiciones que han perdido sentido.

Es una declarada lucha contra los determinismos, sean estos de tipo social, económico, político, religioso, de clase que acostumbramos a usar en la convivencia y que atentan contra la dignidad o estabilidad de las personas y al sentido comunitario que debe tener una organización. Al rechazar los determinismos, rompemos las fronteras y abrimos las posibilidades de crear en el tiempo nuevas formas convivenciales, nuevos productos, mejores servicios.

Es una guerra a las viejas anteojeras laborales, aquellas que todavía se le colocan a los caballos en su cabeza y que solamente le permiten mirar al frente, a la meta propuesta, al camino prefijado. Es un pensamiento que invita a criticar los prejuicios cotidianos, que invita a ampliar la mirada, a ver más allá de lo que todos ven, en forma libre, rebelde, creativa, flexible.

Cuestionamientos que permiten incorporar nuevos saberes o experiencias:

– ¿qué hacemos con este pensamiento disonante y novedoso?
– ¿imaginamos el futuro que podemos construir a partir de sus enseñanzas?
– ¿Estamos dispuestos a romper con las viejas prácticas y paradigmas que nos han guiado hasta hoy?
– ¿Estamos dispuestos a ser motor de nuevas propuestas y acciones?

El liderazgo prospectivo opera como agente reductor del azar y la casualidad. Se posesiona como causalidad, es decir se hace responsable y causa HOY de las situaciones del MAÑANA.

Su mayor aporte es el desarrollo de la capacidad de previsión, limitando los factores emergentes y azarosos en las decisiones, anticipando problemas, conflictos, imprevistos y obstáculos posibles en el logro de la meta esperada.

Animar una doble mirada.

El constructor de un Proyecto ha de tener dos miradas: en el presente y en el futuro, ambas alimentadas de la napa del pasado. Lo pasado es causa del presente; gracias a esfuerzos de ayer, los trabajos de hoy logran dar frutos.
No basta el paso a paso, no basta con valorar el día a día, se requiere de una mirada alta, continuar por ella aun cuando se nos haga dura y difícil.

Se debe caminar con esas dos miradas:
– la del presente (realista, concreta, animadora de los esfuerzos, de las lu
– la del futuro (creativa, intuitiva, siempre atenta a la esperanza de lograr lo que se espera).

 No pocos creen que es necesario “vivir el presente” sin pensar en el futuro, porque es lo único que tenemos (el pasado ya pasó y el futuro aún no existe…), ciertamente es una mentalidad que debilita la capacidad de proyectar los sueños y los anhelos que motivan nuestras acciones. Sólo vive bien el presente quien ha logrado anclar algu­nos proyectos en el futuro.

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La actitud de mirada alta es imaginar un proyecto, una esperanza que transforma al hombre en un vencedor de la gravedad, aquella que coge los pies cansados que luego se arrastran por la vida.

Es necesario romper con la resignación y la pasividad, con los profetas de la desgracia, con los condenados por la circunstancias. Podemos en comunidad, predecir lo que puede ocurrir y podemos levantar el mejor futuro posible para nuestra organización.

Es necesario insistir que una persona sin sueños ni deseos de futuro, reduce sus potencialidades, cae en la apatía, atraviesa por turbulencias como un pasajero sin saber que pasa, ni para dónde se dirige su avión. Sin ideales y sueños reducimos nuestra humanidad y la educación sin utopías reduce lo más profundo de su rol educativo y transformador, es simplemente inconcebible.

Los expertos han definido tres niveles de análisis de la prospección:

– PREDICCIÓN. Proyección y extrapolación de las tendencias históricas para definir un futuro previsible.
– PREVISIÓN. Visión imaginativa de un futuro posible, unida al análisis estadístico que indican tendencias y no solamente conjeturas o hipótesis.
– PRESCRIPCION. Son las proyecciones orientadoras o normativas que podemos definir para vivir futuros posibles acordes a determinados valores u opciones de vida.

Winston H. Elphick D.
Profesor. Magíster Adm. Educacional PUC
Santiago de Chile

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