¿Qué diferencia a una organización o empresa triunfadora de otra que no lo es?, ¿qué genera ese “plus” de ventaja entre las primeras y las demás?, ¿qué lleva a una empresa a ser excelente?, ¿por qué mientras unas organizaciones salen airosas de sus implementaciones de reingenierías, gestión total de calidad o sistemas de mejora continua, otras no logran cosechar frutos de tales aplicaciones?, ¿por qué les resulta difícil a tantas empresas utilizar eficazmente el trabajo en equipo?, ¿por qué empresas que llevan varios años teniendo éxito, de pronto, fracasan?, ¿por qué algunas empresas se recuperan de grandes “fracasos” mientras que otras caen en picada?
Esa diferencia, ese gran secreto, ese factor que marca el “plus” está en la mente de los individuos, y mucho más si se potencia dichas capacidades a través de la sinergia que surge del trabajo en equipo. Hoy las empresas exitosas a nivel mundial, aquellas que son tapa de las revistas de negocios por sus triunfos tecnológicos, comerciales y financieros son aquellas que concentran sus energías en pos de:
Las empresas que realizan dichas prácticas se encuentran en la vanguardia de la revolución del pensamiento. En un entorno que es universal, complejo y competitivo, las organizaciones que toman conciencia de las importancia que los recursos humanos tienen como clave del éxito a largo plazo son aquellas que lograrán una fuerte ventaja competitiva.
Tony Buzan nos invita junto con Tony Dottino y Richard Israel a imaginar que su empresa tiene un ordenador capaz de recibir y transmitir información a través de diversos conectores de entrada y salida, visuales, auditivos y táctiles. Tiene una capacidad ilimitada de memoria disponible y cuenta con redundancias incorporadas para asegurarse de que nunca se pierden datos esenciales. ¿Cuánto valdría este ordenador si pudiese emplear esta combinación de aparatos de entrada y capacidad de almacenamiento para ampliar continuamente su base de datos de conocimiento? ¿Cuánto valdría ese ordenador si pudiese emplear el conocimiento obtenido con la experiencia para reprogramarse, de modo que cada vez fuese menos probable que los errores se repitiesen? ¿Cuánto valdría ese ordenador si tuviese la capacidad de programar a otros ordenadores de modo que también ellos aprendiesen de la experiencia? ¿Cuánto valdría ese ordenador para su empresa? ¿Millones? ¿Miles de millones?
Pues bien, es su cerebro ese ordenador que vale miles de millones.
Investigaciones recientes han puesto en evidencia que las capacidades del cerebro están en gran medida infrautilizadas, siendo posible obtener espectaculares mejoras producto de utilizar más plenamente las capacidades del cerebro.
Imagine que su empresa tuviese activos valorados en miles de millones y descubriese que sólo se estaba empleando el 1% de esa capacidad, ¿se preocuparía? Si la eficiencia de ese activo se multiplicase por diez, ¿qué valor añadiría esa mejora a la rentabilidad de su empresa?
De lo que sobre el cerebro humano se sabe, mas del 95% se ha descubierto en los últimos diez años. En 1980, los científicos creían que utilizábamos el 5% de nuestra capacidad cerebral. Para final de la década muchos científicos afirmaban que la capacidad que empleábamos era realmente, del 1%. en la actualidad, muchos creen que ni siguiera llegamos a utilizar ese 1%, y todos están de acuerdo en que el potencial de mejora es enorme.
Las máquinas, procesamientos, productos y servicios son diseñadas por seres humanos, o mejor aún por sus mentes, lo cual implica todo ese profundo entramado cerebral. Luego utilizar de la mejor manera esas máquinas, gestionar óptimamente los procesos, y producir productos y servicios de calidad de manera eficaz y eficiente, implica también una utilización plena de las capacidades cerebrales. Es acá donde ya se ve la diferencia entre unas empresas y otras. Es en ello donde se diferencia a las empresas tradicionales, donde se contratan las manos de los obreros y no sus cerebros; pues estos deben ser dejas al ingresar a la empresa, de aquellas otras altamente competitivas donde el trabajador ingresa plenamente a su lugar de trabajo haciendo uso de todas sus capacidades y potencialidades.
La experiencia nos pone constantemente de manifiesto que las empresas dedican aproximadamente entre el 25 y el 30% de sus recursos a trabajar en sus problemas, a corregir los errores en reiteradas ocasiones y, en los peores casos, a tirarlo todo por la borda y volver a empezar desde cero. ¿Qué ocurriría si el trabajo creativo de una empresa se pudiese combinar para desarrollar maneras de eliminar estos derroches de capacidad y para aplicar esa capacidad a nuevas oportunidades de mercado? ¿Qué efecto tendría eso sobre la necesidad de reestructurar la empresa?
La implacable competencia desatada por la creciente lucha internacional para conseguir participación en el mercado significa que las empresas se encuentran sometidas a una presión incesante para reducir los precios a la vez que mejoran la calidad del producto y el servicio. Como consecuencia, el consumidor tiene mayor capacidad de elección que nunca a la hora de seleccionar un producto en los canales universales de distribución. La necesidad de seguir siendo competitivo en el mercado ha generado una oleada de reestructuraciones, reducciones de plantillas y recortes de costes, pero nosotros creemos que el aprovechamiento al máximo del capital intelectual ofrece una alternativa a la reducción de plantillas. En el futuro, seguir siendo competitivo dependerá de la inversión realizada para desarrollar el poder cerebral.
La reducción de plantillas empresariales suele tener como resultado una pequeña reducción del volumen de trabajo y una gran reducción en la plantilla de trabajadores. Los empleados que conservan su puesto tienen que hacer más trabajo que nunca, y suelen estar demasiado ocupados con sus tareas como para poder mejorar lo que están haciendo.
Otro problema provocado por la reducción de plantillas es que los supervivientes suelen estar menor predispuestos a correr riesgos. Después de haber escapado del hacha, por el momento, lo último que quieren es llamar la atención o correr el riesgo. Tienen miedo de generar ideas nuevas, porque se les podría ridiculizar, o podrían ser considerados como poco prácticas o, lo que es aún peor, las ideas podrían fracasar. Creen que un persona que no dé la impresión de estar muy ocupada puede ser la destinataria de trabajo adicional o la elegida en la siguiente ronda de despidos. En realidad, para ser creativo es necesario disponer de tiempo para pensar, que es como el cerebro incuba y genera respuestas creativas.
Las actuales prácticas empresariales no se basan en el conocimiento que tenemos de la forma en que el cerebro procesa la información. En la mayoría, si no en casi todos los casos, las personas trabajan sin utilizar de la mejor manera posible su inteligencia natural. De hecho, las estructuras y políticas organizativas suelen oponerse a los principios rectores del cerebro. Por ejemplo:
Cualquier empresa que aplique los principios rectores del cerebro a cuestiones empresariales se asegurará una ventaja competitiva. La plantilla estará centrada en una misión común, estará entusiasmada por el lugar al que se dirigen y todos los trabajadores aprenderán constantemente unos de otros. De esta forma, seguirán generando el capital intelectual que servirá de base a un crecimiento rentable.
Principios rectores del cerebro
A pesar de su gran complejidad el cerebro se rige fundamentalmente sobre la base de siete principios rectores los cuales se describen a continuación.
Conclusiones
Su empresa dispone de numerosas supercomputadoras, las cuales usted aún no ha sabido reconocer como tales, razón por la cual está cosechando menos resultados que los que potencialmente puede obtener. Mejorar: la comunicación, la motivación, la capacitación y entrenamiento continuo del personal, y generar una visión de excelencia, permitiendo un mayor grado de participación son las bases que permitirán y harán factibles una mayor creatividad y compromiso con la empresa.
Utilizar plenamente las capacidades cerebrales de todos los integrantes de la empresa es la nueva consigna, la cual permitirá alcanzar mejores y más elevadas posiciones competitivas en relación a los competidores.
En un mundo cada día más competitivo, sólo lograrán triunfar aquellos que tomen conciencia del desafío y pongan su liderazgo y compromiso a efectos de inspirar y motivar una profunda fase de cambios, que modifiquen radicalmente todos aquellos paradigmas que dejaron de ser útiles para la consecución de mejores resultados.
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Estimado Autor Mauricio Lefcovich:
Muchas Gracias por el artículo, es excelente y verdaderamente útil conocer más sobre nuestra mente y como procesa toda la información que adquirimos día con día.
Soy Economista, con estudios en Desarrollo Sustentable y Comercio exterior y me queda muy claro todo lo que has expuesto sobre el tema y de verdad estoy de acuerdo en cada una de las palabras que has vertido en tu artículo -aprovecho tambien para felicitarte, ya que escribes de forma muy clara pensamientos muy profundos-, pues mi trabajo está enfocado completamentamente a crear sinergias que nos permitan potenciar la generación de valor y riqueza y encontrar una mejor combinación para la distribuición de la misma, de forma justa que acelere ese circulo virtuoso.
Por lo que estaré encantado de seguir leyento tus artículos y quiza más adelante te pueda conocer personalmente e invitar a participar a que te unas a la sinergia que como Grupo Empresarial estamos desarrollando.
Sin más por el momento recibe un cordial saludo de mi parte.
Atentamente
L.E. JOSEMILO GONZÁLEZ
P. D. ¿Qué son nuevas entradas?
Estimado Josemilio Gonzalez
Agradezco mucho la gentileza que ha tenido de contactarse con Grandes Pymes. Me he permitido hacerle llegar su mail al Lic. Lefcovich quien es el real merecedor de su comentario y de sus palabras de elogio (que por supuesto, comparto totalmente)
Un gran saludo
Juan Carlos Valda
Estimados:
Lic. Lefcovich y Juan Carlos Valda.
Muy buenos días,
Leyendo un poco esta mañana, tuve nuevamente el gusto de leer el artículo que escribieron o publicaron el día 5 de mayo de 2010 acerca de El cerebro y la empresa, y tal como en aquella ocasión me volvió a encantar y volví a comprobar con gran gusto la veracidad del artículo… felicidades.
Reciban un cordial saludo
Atte.
JOSEMILO GONZÁLEZ