Carla comenzó a realizar tortas, como hobby, para despejarse de la presión de su trabajo y encontrar su propio espacio. Las primeras no fueron perfectas, pero como lo disfrutaba, se inscribió en un curso de repostería y despertó suspiros de sus amigas y conocidas. Hasta que un día tuvo una fantástica idea: convertir su afición en un emprendimiento.
Dedicó los meses de verano a organizarse: eligió el nombre, diseñó tarjetas personales, armó su sitio Web y desarrolló un álbum de fotos que era un primor…Los primeros pedidos fueron producto de un par de amigas y mamás del colegio de su hija, que le encargaban para cumpleaños o eventos familiares. Todo era realizado con mucho cariño y esmero. Pero llegó un día en que no había más cumpleaños de amigas y debió plantearse conseguir “el primer cliente”…
¿Cómo hacerlo? ¿Cómo dejar de mirar hacia adentro del negocio y salir al mercado?
Esta es una de las grandes barreras que enfrentamos los emprendedores en los primeros momentos del proyecto…ya que al inicio, la vorágine de organizar el proyecto nos consume toda nuestra energía, hasta que llega el día en que debemos enfrentar esta realidad (“que necesitamos clientes”) y debemos salir a buscarlos…
Nuestra historia continúa…
Carla preocupada, mate de por medio, me preguntó que podía hacer…
Acordamos anotar en un ahoja 30 personas que de alguna manera le pudieran recomendar a alguien que necesitara tortas caseras o que le pudieran aportar un contacto nuevo que le permitiera seguir realizando tortas.
Debían ser 30. Era un gran desafío, al principio los nombres surgían espontáneamente, los últimos nos costaron…
Como tarea, al día siguiente, debía tomar la lista y comenzar a llamarlos, en el orden en que los habíamos anotado, contándoles lo que estaba haciendo y solicitando su ayuda. No importaba si luego los iba a ver a la salida del colegio de la nena o en el club, debía llamarlos exclusivamente para charlar sobre su proyecto.
Carla así lo hizo, llamó al primero, al segundo, al tercero, hasta que los engranajes se comenzaron a mover, la recomendaron con otras personas, le solicitaron presupuestos y los pedidos comenzaron a llegar…
Todo negocio que se pone en marcha necesita tener clientes. Cuando los clientes existen no hay problema. Pero cuando no, el emprendedor debe comenzar por los contactos que ya tiene, sus amigos y conocidos. No descarte a nadie, ya que algunas personas que usted considera infaltables no responderán como esperaba y otras, a las que “no les tenía fe”, serán quienes más lo ayudarán.
Cada vez que en sus proyectos, pase un momento de incertidumbre, vuelva a la táctica de la “hoja con 30 nombres”, esto le permitirá repensar su problema y explorar posibles caminos, en lugar de quedarse encerrado y preocupado.
También es una forma de realizar acciones concretas, ya que al llamar al primer nombre de la lista, ya estamos generando oportunidades de realizar reuniones, de enviar muestras, de preparar pedidos, etc. Pasamos de “preocuparnos” a “ocuparnos”.
Lo importante no es la lista. Lo importante es creer en la lista.
Autor: Alicia Verna (Consultora especializada en Gestión Comercial- AV Consultores Pymes)
http://www.avconsultorespymes.com/
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que perdida de tiempo esta pagina
De todos modos, Brenda, muchas gracias por habernos visitado !
Me queda claro que poder satisfacer las expectativas de todos, es una utopia !
Seguiremos trabajando !
Juan Carlos