Muchos empresarios consideran que no es fácil gestionar una negocio familiar en estos tiempos de crisis, pues existe una gran cantidad de intereses enfrentados, entre hermanos y, a medida que pasan los años, aumentan las posibilidades de que los hijos quieran involucrarse y obtener más poder dentro de la sociedad.
Además aparecen nuevos cónyuges, nietos y el núcleo familiar central se diluye.
Estas disputas y desavenencias entre los descendientes pueden ser algunas de las causales de la quiebra de cualquier empresa de esta naturaleza.
La mejor forma de anticiparse a cualquier intento desestabilizador es la utilización de soluciones como los protocolos familiares, planes de sucesión y otros que si se estructuran y se manejan de forma sistemática se puede lograr que una empresa sea exitosa y se dé en armonía.
Sólo el 65 por ciento de las empresas familiares en el país logran llegar de forma exitosa a la segunda generación y un pequeño grupo, que forman el 15 por ciento llegan a la tercera generación.
Según el presidente de la firma consultora Metas y Visión, Salvador Villalobos, aproximadamente el 95 por ciento de las empresas en Latinoamérica, son eminentemente familiares.
“Hay soluciones a este tipo de conflictos que muchas veces parecen ser irreconciliables”, aseguró Villalobos.
La utilización de protocolos familiares son una práctica que se debería implementar en estas empresas, agregó Villalobos, estos son documentos de naturaleza jurídica compleja en el que se determina cuál va a ser el funcionamiento de la empresa: desde su modelo de gestión hasta las estructuras accionariales.
El ponente de la conferencia denominada “Entendiendo la empresa familiar”, Iñigo Landeta, aseguró que se deben generarse las posibilidades y la oportunidad que las futuras generaciones puedan seguir invirtiendo.
“Es importante determinar la continuidad de la empresa familiar y para ello, los hijos se preparen de forma sistemática a los cambios en la forma de producción y al a introducción de nuevos mercados”, dijo el experto.
No se deben olvidar todos los aspectos relativos a las partidas económicas, que suelen provocar numerosos conflictos. Incluir las retribuciones de los directivos de la empresa y de los miembros del consejo de administración es muy recomendable.
También es necesario determinar la política de dividendos que va a seguir la empresa, para separar el patrimonio familiar del patrimonio empresarial, aseguró Landeta.
Autora Ileana Laínez V.