Ejercer como mando o líder es una tarea difícil, sin duda. Uno puede ser un excelente ingeniero, abogado, economista o trapecista pero eso no es ninguna garantía de que pueda dirigir con eficacia un grupo de personas.
Dirigir personas implica conocer algunas reglas fundamentales de dirección y liderazgo que no todos conocen.
Dirigir es entrenar a los colaboradores para que alcancen unas metas previamente establecidas. Somos entrenadores.
Dirigir no es pavonear continuamente nuestro cargo por la empresa. Buscar continuamente el reconocimiento de nuestros galones y méritos. Todo esto, debemos ganarlo a pulso.
Dirigir es servir de ejemplo.
Dirigir es estar al servicio de nuestro equipo y no a la inversa.
Dirigir es conocer de antemano qué queremos lograr y mostrar a los demás cómo lo haremos. Si no tenemos claro a dónde queremos llegar y cómo haremos para alcanzar nuestra meta, difícilmente podremos medir y evaluar los resultados.
Las responsabilidades directivas o de cualquier mando intermedio, podrían resumirse de la siguiente forma:
La previsión implica conocer dónde queremos ir. La organización, la elección de los medios, recursos o técnicas a emplear. Decidir, es tomar decisiones en el momento adecuado. Coordinar los medios y recursos para lograr alcanzar la meta prevista y por último establecer los controles oportunos que nos permitan medir en qué lugar nos encontramos.
Si decido realizar un viaje de Barcelona a Madrid (objetivo) deberé planificar cómo deseo hacerlo y en cuanto tiempo. En este caso, decido hacer el viaje en coche y en 10 horas.
La planificación también contempla qué ruta utilizaré para alcanzar mi objetivo.
La organización del viaje tendrá en cuenta el número de conductores, viajeros, equipaje, combustible, peajes, gastos…
Antes y durante el viaje, deberemos tomar determinadas decisiones, como rutas alternativas, descansos, repostages, etc…
El objetivo debería estar descompuesto en etapas (controles) que nos permitan conocer en todo momento si nos acercamos o alejamos del objetivo (medidas preventivas) y en función de los resultados, adoptar las decisiones necesarias (medidas correctivas).
Pero el viaje no será completo si no tenemos también la capacidad para.
La labor directiva es como un viaje continuo. Lo que sucede es que muchos no saben donde quieren llegar, por lo que simplemente inician el viaje y acaban en cualquier lugar menos en el deseado.
Si a todo esto, le echamos la culpa a nuestros compañeros de viaje, el círculo se cierra en torno a nuestro cuello.
Dirigir, también es responsabilizarnos de los resultados alcanzados. Para lo bueno y para lo malo somos los responsables de lo que suceda.
Prefiero disfrutar del viaje y que mis compañeros también lo hagan. De esta forma, podremos iniciar nuevos viajes a destinos más difíciles, largos o exóticos, donde otros simplemente no llegarán nunca.
Autor
Miguel Ángel Aguirre Autor del libro: “La Dirección revolucionaria. Preguntas que todo directivo debería formularse para ejercer una dirección eficaz” Director y profesor de ENAE (Escuela de Negocios y Administración de Empresas – http://www.empresarios-as.com
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