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Existe abundante literatura organizacional sobre el éxito en los negocios y también es abundante la literatura en donde los “exitosos” cuentan la forma en que uno debería comportarse, actuar o pensar para poder ser igualmente “exitoso”.

Esta literatura refuerza de gran forma la idea en que la gerencia, el management, el liderazgo, son tareas para unos pocos, donde a partir de ciertas características e impulsos individuales se puede lograr el tan ansiado “éxito”.

Un ángulo de reflexión podría estar basado en el tema del propio “éxito”, qué significa, que viene a querer decir y cuál es el costo que implica. En este caso prefiero ver otro aspecto. El tema de lo individual o grupal. En efecto, la literatura pone especial énfasis en las características de la persona exitosa, en las cosas que hay que hacer. Casi todos los libros parten de la cara en primerísimo primer plano del “exitoso”… llámese Trump, Welch, etc.

Y si bien cada uno de nosotros tiene un camino posible, una nota a entonar única y personalísima, me pregunto cuánto pesan “los demás” en este éxito. Dice Alejandro Spangenberg(1) “no debemos confundir el camino de la individuación con el del individualismo.”

“El primero nos conduce hacia los otros, hacia el encuentro genuino y auténtico con el tú que me refleja en la común  y maravillosa aventura de vivir. El segundo nos aleja, nos aliena de los demás, esconde en la manipulación del desencuentro, el miedo y la necesidad de controlar.

En el primero encontramos el camino hacia la horizontalidad y la humildad, en el segundo la verticalidad y la soberbia. Ser uno mismo es descubrir que todos somos uno y sin embargo cada uno expresa la unidad en su forma particular.

Como las notas de una sinfonía, que carecen de sentido en forma aislada, y sólo encuentran su verdadera identidad y sentido en relación a las otras. Por tanto, ser uno mismo es encontrar qué nota soy, qué lugar ocupo dentro de la fabulosa sinfonría universal y entonces humildemente cantar mi canción.

Si entendemos esto, tal vez dejemos de juzgar a los que no lo entienden así, porque al fin y al cabo una sinfonía también está hecha de silencios, sin los cuales no podrían percibirse los sonidos.”

Siempre comienzo mis clases de gerencia relatando la imagen de los soldados estilo “Robocop”, armados con toda la tecnología para la guerra, y luego a pesar de todo, los ataúdes embanderados que vuelven en silencio al hogar. Es que no existen los super-héroes. Mueren, por más tecnología que tengan, aunque la tele nos muestre otra cosa.

Esta imagen creo que es contundente para desterrar cualquier ilusión: no es “solos contra el mundo”. No. No sólo no podemos, tampoco es contra. Es “juntos con” muchísima gente.

Entonces, revaloricemos las redes personales, lo grupal. Atrás del ejecutivo “exitoso” está toda una cantidad de gente que ha colaborado de alguna forma. Con su acción o inacción. Colaborando o haciéndose a un lado. Dejando. Permitiendo.

¿Cuál es mi red?

Pasemos revista a nuestras redes personales. Podríamos tomar diversos criterios, todos arbitrarios. Elijo un enfoque con tres tipos de redes.

    – Orientadas a la tarea, aquella red de personas que hacen que las pequeñas cosas cotidianas se puedan lograr. No tienen porqué ser relaciones de largo aliento, ni profundas. Son las que me permiten que todo ruede bien en lo laboral.
    – La red profesional, la que nos da soporte en el consejo específico de lo técnico-laboral, en la recomendación de soluciones complejas, en la elección de caminos, en el consejo.
    – La social o de amigos o familia, los que comparten los momentos de ocio, de alegría, de dolor, las que dan soporte durante años. En las buenas y en las malas.

Una red nutritiva en términos de soporte personal es variada, tiene miembros en sus tres áreas y alguna clase de interacción entre ellos, formando una verdadera “malla”.

Y cada día, somos lo que somos, también gracias a todos ellos. ¿Los puede ver? ¡Reconózcalos! ¡Agradezca que ahí están!

Héroes… no creo que haga falta tanto. Solitarios: nunca.

(1) Alejandro Spangenberg, “Gestalt, mitos y trascendencia”, Ed. RocaViva, 1998.

Autor @2009 Gustavo Nisivoccia
Apoyo en procesos personales laborales. Absoluta reserva. Gnisivoccia en gmail.

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Comentarios (2)

  1. Llorenç dice:

    Juan Carlos, aprovecho tu post sobre liderazgo para presentarte nuestro último libro: “Liderazgo peregrino. Una guía práctica para liderar el cambio”, de Oriol Segarra.

    http://www.librosdecabecera.com/liderazgo-peregrino

    Liderazgo peregrino
    Una guía práctica para liderar el cambio
    Oriol Segarra

    En un momento en que vivimos una crisis de liderazgo generalizada, este manual pretende demostrar que el liderazgo es accessible y que se puede aprender a través de unas ideas bastante simples y teniendo una predisposición de servicio a los demás.

    Liderazgo peregrino explica cómo ser un buen líder, crearlo, diseñar un plan, dar un propósito a un proyecto de liderazgo, construir un entorno de cambio profundo y sostenible, y obtener los mejores resultados posibles. Nos muestra una forma de liderazgo moderna y distinta, ligada a la práctica y a los resultados, además de respetuosa con las personas y liberadora de su talento. Oriol Segarra desarrolla la metodología que le ha dado tanto éxito en la práctica profesional y la comparte para hacer su contribución particular a la sociedad, porque a través del liderazgo se puede construir un mundo mejor. El libro también nos cuenta la historia de Hit, el rey que se convirtió en líder peregrino, que ilustra, en forma de fábula, los problemas de muchas de las organizaciones actuales.

    “El libro que tienen en las manos es una joya. (…) Pocas veces me he encontrado un libro tan completo, en donde se pase de la inspiración a un buen enfoque conceptual y se acabe en un relato minucioso de cómo aplicar esas ideas y los resultados de las mismas.”

    Un saludo
    Llorenç

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