1.- Las estrategias son tanto planes para el pasado como patrones para el futuro: desde el punto de vista formal la elaboración de una estrategia es el resultado de la síntesis de acontecimientos pasados por lo que las organizaciones han atravesado, quienes asumen que esos acontecimientos son el resultado de una situación que tiende a convertirse en un patrón continuo en el tiempo, y por tanto se elaboran planes de acción a medio y largo plazo para o bien aprovechar una oportunidad derivada de este o minimizar el efecto negativo de este para la organización.
Tenemos entonces que a través de un proceso formal y estructurado (hasta rígido) la alta dirección diseña las estrategias que para los niveles medios y bajos se convertirá en los lineamientos a seguir para cumplir con el objetivo derivado de esa estrategia. Este concepto deriva de la esencia tradicional de la administración estratégica. Pero tenemos el caso de que la estrategia formulada podría ser un fracaso, simplemente porque la lectura de lo que es el patrón de comportamiento de la industria o del mercado (el hacia donde vamos), no se hizo en una dimensión profunda, al no tomarse en consideración variables tales como la interacción entre empleados de niveles operativos y el cliente, que pudieron haber arrojado datos de mucha utilidad a la hora de la formulación de la estrategia empresarial.
Es decir se estructuro la estrategia de manera formal y no se tomaron en cuenta posibles marcos alternativos y más adaptados a los cambios ambientales presentados.
2.- No es necesario que las estrategias sean deliberadas, es posible que en mayor o menor medida surjan: en el anterior párrafo describimos el carácter formal del proceso de formulación de estrategias. Pero en un mundo donde las nuevas tendencias en cuanto a gerencia (empowerment, benchmarking, entre otros) están orientadas a darle una justa importancia a los aspectos que el empleado de los niveles no gerenciales puede aportar a la hora de la construcción de una estrategia empresarial que de verdad sea la solución en cuanto a lo que la organización necesita para poder adaptarse al cambio que se presenta. A partir de allí se pueden presentar como una opción interesante las llamadas “estrategias emergentes”. Estas estrategias pueden ser el resultado de sugerencias elaboradas por grupos interdisciplinarios(por nombrar un ejemplo) quienes individualmente observan ciertos aspectos a simple vista aislados (tendencias) y que al ser estudiados a profundidad se encuentran que tal vez ahora es una tendencia, pero existen elementos de juicio suficientes para considerarlos como un patrón en un tiempo prudencial; y es necesario ir moldeando un plan de acción que permita adelantarse a esa realidad y para cuando haya que redireccionar la estrategia ya se tienen alternativas bien estructuradas al respecto. Para lograr esto es importante disminuir las brechas internas dentro de la organización, es decir no aislar al trabajador de las labores gerenciales ni aislar a los gerentes de las tareas operativas. Para la alta gerencia seria mucho más útil los datos de sus trabajadores sobre cambios en la conducta de los consumidores que los datos sobre merma en los niveles de ventas de la industria, puesto que seria más útil saber la causa del problema que la consecuencia del mismo.
La diferencia radica en el hecho de que las estrategias deliberadas pueden coartar la capacidad de acción-reacción de los miembros de una organización, esto simplemente porque se formula de una manera formal por parte de la alta dirección, se emiten lineamientos a seguir por parte de cada una de las áreas funcionales de la misma, y esto hace que sea asumida mas como una obligación que como un marco de acción necesario para llegar a los objetivos. Mientras que tenemos que por su carácter mas flexible y de participación mucho mas abierta, las estrategias emergentes tienden a promover y estimular el aprendizaje. Aquí la clave esta en establecer un punto de convergencia que permita que al momento de elaborar una estrategia, esta englobe tanto los aspectos formales propios de un proceso de planeación como el aprendizaje organizacional propio de la percepción de oportunidades o riesgos empresariales por parte del conglomerado de empleados de los niveles medios y operativos. Se trata al final de “unir mentes y manos”.
3.- Las estrategias eficaces se desarrollan en toda clase de formas, por extrañas que estas sean: los cambios estratégicos bien pueden estar fundamentados por lógica empresarial; al ver la organización que toda su industria esta dando un vuelco hacia una dirección dada, esta no tendrá más remedio que orientarse en esa misma dirección para mantener su competitividad. O de la misma manera puede determinar una nueva estrategia a partir de hechos completamente fortuitos, de errores cometidos en el pasado, o hasta una regulación gubernamental podría llegar a ser beneficiosa a la hora de determinar un curso de acción (la ley de responsabilidad social en radio y televisión abrió un abanico de opciones a productores nacionales independientes). Ante esta realidad tenemos que las estrategias deliberadas se fundamentan en un enfoque llamado “enfoque de invernadero”, amparado en una planeación y control bien estructurado que busca evitar desviaciones en la estrategia (diferencia entre lo establecido y lo logrado); mientras que las estrategias emergentes se orientan hacia un “enfoque de raíz” en el que las acciones del día a día generan aprendizaje organizacional, el cual con la ayuda de todos se colectiviza y se convierte en una estrategia empresarial con arraigo en todos los niveles de la organización.
4.- Las reorientaciones estratégicas ocurren a través de saltos cuantitativos breves y concisos: los cambios del medio ambiente donde existe una organización son continuos, pero la gran mayoría de estos son sutiles y hasta imperceptibles, así que no representan mayor amenaza para la estabilidad de la organización. Claro esta, los encargados de regir los destinos de esta deben poseer la suficiente capacidad para detectar cuando estos imperceptibles cambios tengan el poder de ir socavando lentamente los cimientos de la misma, o por el contrario que evolucionen en una importante oportunidad de crecimiento (por ejemplo el concepto de lo “ligero” es relativamente nuevo, hace 20 años pocas empresas vieron en esto una oportunidad de negocios). Pero cada cierto tiempo si se presentan cambios a gran escala que si obligan a las organizaciones a redireccionar o elaborar nuevas estrategias. Por eso no es extraño encontrar organizaciones con mas de 60 años que a lo largo de estos han mantenido una estabilidad manifiesta en los pocos cambios estratégicos, simplemente porque implantan una estrategia de manera exitosa, la perfeccionan con el tiempo, y cuando llega el momento de cambio se da porque este es demasiado profundo para obviarlo. Es así como de manera irónica para las organizaciones cambio conduce a estabilidad: se presenta una situación de cambio, la organización hace uso de su capacidad de síntesis, análisis, planeación, y si a esto le agregamos una cultura orientada a la toma de decisiones democráticas el resultado es la formulación e implementación de una estrategia sólida que garantizará la estabilidad organizacional.
5.- Gobernar una estrategia es conformar un patrón de pensamiento y acción, control y aprendizaje, estabilidad y cambio: hay cuatro factores fundamentales que permiten formular e implantar de manera exitosa una estrategia organizacional: el encargado de formular las estrategias debe tener un profundo conocimiento de todas las actividades de la organización, esto le permitirá saber que empleado, o supervisor le puede proveer de una información que le puede ser de mucha utilidad en un momento dado. El estratega debe estar muy alerta de las pequeñas discontinuidades de las que se hace referencia en el aspecto anterior, para así incorporar cualquier información que pueda recolectar sobre esta y determinar si estos cambios minúsculos pueden evolucionar hasta convertirse en patrones de mayor dimensión; si esto ocurre al momento que se genere ese cambio habrá ganado mucho terreno a la hora de analizar la determinación de la estrategia correcta. Un tercer factor lo representa la manera en la que los encargados de elaborar las estrategias manejan lo que son las estrategias emergentes, estas estrategias por lo general son promovidas por empleados no gerenciales, pero están avaladas por el conocimiento y aprendizaje diario de estos producto de su contacto directo con los clientes de la organización; así que cuando llegue el momento la alta gerencia puede valerse de estas estrategias, pulirlas y convertirlas en las estrategias de la organización en conjunto. Si se logra formular e implantar una estrategia exitosa, la organización volverá a un punto de estabilidad donde deberá estar al tanto de todos los aspectos que en un principio llevaron a un cambio estratégico, es decir la detección de discontinuidades y el estudio de la posibilidad de que estas se vuelvan patrones de cambio.
Oscar Briceño – oscar_barca21@hotmail.com Licenciado en administración de empresas, egresado de la Universidad de los Andes. Actualmente cursando estudios de maestría en gerencia financiera.
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No entiendo que el pasado sirva de mucho para establecer una buena estrategia. No lo que sirvió en el pasado significa que servirá en el futuro. Muchas empresas han fracaso por pensar en que el pasado servía y se mantenía en su status quo. Para establecer una buena estrategia se debe hacer primero un buen análisis de escenarios, PESTEC, etc para ver hacia donde va el mercado.
Saludos.
http://peruvariadas.blogspot.com/