Se trata del primer informe sobre la realidad del sector formulado en base a datos del año 2006 y dado a conocer en mayo del 2008 por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en la que quedó demostrado que aún queda mucho por hacer por este sector económico.
De manera inédita el sector Pyme chileno es protagonista de una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para identificar sus principales características. La encuesta realizada con datos del año 2006 identificó que el universo de pequeñas empresas llega a 83.347 firmas formales, con 1.208.767 de ocupados, lo que equivale al 38% del total del empleo nacional.
Si bien se dejaron fuera de la muestra a los sectores agricultura, pesca y servicios, si consideró a los sectores de minería, industria, electricidad, gas y agua, construcción, comercio y reparación de automóviles, hoteles y restaurantes y transportes y telecomunicaciones.
Por tamaño, de las 83.347 empresas formales existentes al 2006, el 86% son pequeñas y el 14% son medianas. Además, este estudio muestran al rubro “comercio al por mayor y menor” como la actividad con mayor número de empresas en nuestro país, llegando al 43% del total.
En cuanto a las ventas, durante el año 2006 el segmento estudiado alcanzó un total de $20.659.217 millones, monto del cual el 96% está destinado a satisfacer el mercado interno.
Otro dato interesante que se refleja es el aporte de las remuneraciones generadas por la actividad de las pyme que son canceladas a sus trabajadores de contratación directa en 2006, el cual se aproxima al 22% de las remuneraciones totales canceladas en el país en iguales sectores de actividad.
Ahondando en los resultados que la encuesta entrega respecto de la actividad financiera de las Pyme formales, tenemos que la deuda total de éstas, por tipo de acreedor, se compone de 35% deuda bancaria, 33% a proveedores, 7% tributaria y algo más del 3% previsional.
En las empresas más pequeñas, el endeudamiento previsional representa el 5% de la deuda total, lo que equivale a aproximadamente a seis meses de cotización.
Pese a que este último punto generó sorpresa en los analistas del INE, por considerar bajas las deudas previsionales, los dirigentes gremiales del sector explicaron que se debe a que la mayoría de las empresas endeudadas se encuentran fuera de la formalidad, y al no estar consideradas consideradas en este estudio alteran la realidad.
Analizando que el 96% destina sus ventas al mercado interno, mientras que sólo el 3,7% se dirige al exterior, encontramos un notorio estancamiento en el incentivo exportador para las empresas de menor tamaño.
¿Sorpresa en el sector? Para nadie. Ya el estudio “La Pyme en Cifras” elaborado por EuroChile y Cipyme (2007) mostró que sólo el 4% de las empresas de menor tamaño venden al extranjero. Misma cifra fue la que sinceró el año 2006 ProChile, la entidad estatal encargada de promocionar el salto exportador de las Pyme, y que ya arrastraba el fracaso del Programa InterPyme que en el año 2005 prometió terminar con esta falencia. La promesa aún no se cumple.
Para Patricia Pérez, presidenta de la Asociación de Empresas Exportadoras de Manufactura, Asexma, “las pequeñas empresas requieren aún de grandes modificaciones para poder llegar en forma competitiva a estos megamercados”. Y es que a juicio de la líder empresarial, este sector se sustenta preferentemente en el mercado nacional “porque no poseen una vocación exportadora”, recalca.
Una de las soluciones que propone la empresaria es una institucionalidad. “No podemos seguir con esta ausencia de políticas y estrategia, así no lograremos dar el salto. Necesitamos un ente rector que entregue las pautas del desarrollo exportador y coordine el trabajo de todos los actores relevantes: públicos y privados”.
Por lo pronto, ProChile está trabajando fuertemente en revertir los resultados del desaparecido Programa Interpyme, mediante el Programa Pymexporta, iniciativa que mediante seminarios, eventos y una completa información disponible en Internet, está sembrando para una pronta cosecha.
Respecto de la capacitación, las entidades que utilizaron esa herramienta en el 2006 constituyen el 13% del total. De acuerdo al tamaño, 47% en las medianas grandes, 17% en las pequeñas grandes y sólo 7,4% en las más pequeñas.
A juicio del director nacional del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence), Fernando Rouliez, estos resultados tan bajos se deben principalmente a dos elementos.
El primero de ellos se explica por la inversión en tiempo y dedicación que exige una capacitación. “Por lo general, en las empresas de menor tamaño se opta por lo inmediato que es vender y trabajar. Así, el propio éxito inmediato atenta con la mirada de futuro que incita a la capacitación”, dice Rouliez.
Otro factor sería la desconfianza que hay entre las empresas -lo que puede extrapolarse a las de cualquier tamaño- al momento de invertir en una persona y que ésta aproveche el perfeccionamiento adquirido. “Se teme que emigre en busca de mejores condiciones salariales o que se transforme en competencia”, asegura el titular del Sence.
Hay que recordar que en agosto del 2007 en Ministerio de Hacienda dio a conocer los resultados de una Evaluación de Programas Gubernamentales (EPG) donde el Sence sacó una de las peores notas y, en especial, desnudó las falencias del Fondo Nacional de Capacitación (Foncap), que hasta entonces exigía como requisito para postular una plantilla de remuneraciones anuales imponibles menores a las 45 UTM. “Eso permitía sólo el acceso de microempresas con un trabajador y nada más”, reconoce Rouliez.
Para Mariana Schkolnik, directora del INE, la información recabada “es fundamental para el diseño de políticas públicas más acorde a las necesidades de los pequeños empresarios. Y una tarea no menor, ya que según la encuesta sólo 2,4% de las Pyme utiliza instrumentos de fomento”.
Sin embargo, implementar cualquier “rediseño” a partir de esta encuesta, como postula la titular del INE, fue cuestionado por dirigentes del sector, ya el estudio no consideró a las microempresas ni al sector de servicios. Para Rafael Cumsille, presidente de la Confederación del Comercio Detallista y Turismo de Chile (Confedech), se trata de una información valiosa pero también “distorsionada, que puede hacer que las autoridades encargadas de implementar políticas públicas se equivoquen más todavía por basarse cifras parciales”.
Y el dirigente gremial entrega otro dato: “Según la encuesta nuestro sector da trabajo a menos del 40% de la población, pero no han considerado a las más pequeñas, con lo que la cifra se elevaría a más del 80%”.
Quedan muchas interrogantes aún respecto de la verdadera representación que hace esta primera encuesta anual pyme elaborada por el INE sobre este segmento de empresas en Chile. Los datos arrojados reflejan “una” realidad, pero no “la” realidad de la Pyme en Chile. Representa a un importante sector, pero no a la mayoría.
Parece ser que la conclusión más relevante es que Chile necesita urgentemente generar mecanismos que permitan la migración de unidades productivas informales a la formalidad, pues de otra forma es imposible estudiarlas.
Se requiere además que este tipo de encuestas tengan una continuidad en el tiempo, que el INE y el Servicio de Impuestos Internos, así como gremios, Gobierno y privados, conversen y levanten información en conjunto, con similares parámetros y de manera sistemática, para que los esfuerzos de tiempo y recursos apunten a lo que realmente se necesita en el ámbito empresarial de Chile.
Fuente http://www.diariopyme.com/2008/06/la-realidad-de-las-pyme-en-chile/
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