Para salir victorioso de una situación difícil hay que entender sus causas. Este es el primer paso para acercarnos a las soluciones. Pero con sólo entenderlas no es suficiente. Ese conocimiento, que no va más allá del plano racional o que -cuanto mucho- produce un cierto impacto emocional, se vuelve estéril si no se traduce en acción. El segundo paso, indispensable, es entrar en acción.

Sabemos que estamos ante una dificultad. Hemos analizado las posibles causas. Ahora hay que preparar un plan de acción y ponerlo en práctica. Sobre todo ponerlo en práctica. No importa si el plan ideado no es perfecto ni acaba con todos los problemas. Es mejor equivocarse en la acción, que permanecer inactivo por miedo a equivocarse. El que se equivoca, pero actúa, integra dentro de sí el ejercicio del movimiento: rompe la inercia y combate el miedo. Y aún más: desarrolla la inteligencia necesaria, para poder reconocer -paulatinamente- cuáles son las decisiones más acertadas.

Fabian Mozzati