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Emprender y apostarlo todo por un nuevo negocio no es sencillo. Nadie nos asegura que las cosas vayan a ir bien, e incluso si nos esforzamos al máximo y damos con una idea que realmente tiene futuro, el éxito no está ni mucho menos asegurado.

Sin duda esta es una de las razones más importantes por las cuales muchos se lo piensan dos veces antes de convertirse en emprendedores. Sin embargo, no es la única. En este artículo os mostramos seis motivos que “justifican” el miedo a emprender.

1. La situación económica

Uno de los principales obstáculos que suelen encontrarse los aspirantes a emprendedores es el clima económico adverso. Si bien desde distintos organismos públicos y privados se afirma categóricamente que la crisis económica representa en realidad, una oportunidad para el emprendimiento, la realidad parece querer demostrarles lo contrario: grandes dificultades para acceder a la financiación, caída del consumo, indertidumbre, etc.

En este contexto, muchos aspirantes a emprendedores prefieren esperar a que lleguen “tiempos mejores”, muchas veces ignorando que probablemente la situación económica no sea tan desastrosa como pintan políticos y medios de comunicación, conocidos por su afición a exagerar hasta el infinito.

Obvian entre otras cosas, que las grandes cifras y datos macroeconómicos no tienen por qué afectarles directamente, que la economía con mayúsculas tiene un carácter más virtual que real y que probablemente, su idea de negocio podría salir adelante en plena crisis económica. 

2. Incertidumbre

Es lo que en MuyPymes llamamos en ocasiones el “gran salto al vacío”. Cuando trabajamos para una empresa, contamos con ciertos beneficios que damos por descontado: un sueldo a fin de mes, la cotización para nuestra jubilación, vacaciones pagadas, bajas por enfermedad, prestación por desempleo, etc.

Apostar por nuestro propio negocio supone renunciar a priori a muchas de esas certezas y garantías. Eso asusta, y mucho. Si las cosas nos van bien sin duda vamos a ganar más dinero del que probablemente obtendríamos en nuestro puesto anterior pero si nos van mal, vamos a tener que seguir pagando la hipoteca a fin de mes, hacer fente a nuestras facturas, etc.

Esto podría explicar por qué en España son muy pocos los dispuestos a dejar su trabajo actual y lanzarse hacia lo desconocido. En cierta forma necesitamos contar con una “red de seguridad”, pero como se dice con frecuencia…”si no juegas, no ganas”.

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3. Indecisión

Otros en cambio saben que quieren emprender, pero no tienen muy claro qué tipo de negocio les gustaría poner en marcha. No basta sólo con querer ser emprendedor, hay que disponer también de las competencias y la formación adecuada para ello. Cuando trabajamos para una empresa, no basta con pensar “me gustaría montármelo por mi cuenta”, sino que hay que tener una idea muy precisa de qué es lo que se quiere conseguir y los pasos que se han de dar para ello.

Esto produce una situación de parálisis en el aspirante a emprendedor, que parece “no verlo del todo claro”, por lo que al final sigue atado a su antiguo trabajo soñando de día en montar “algún día” su propio negocio.

4. Financiación

Es el gran caballo de batalla no sólo de pymes y autónomos, sino de todos los aspirantes a tener un negocio propio. En la mayoría de las ocasiones necesitaremos pedir un préstamo o un crédito para poner en marcha nuestra idea. En una época en la que las principales entidades financieras están optando por “cerrar el grifo” la situación se complica.

Es cierto que existen muchos proyectos, concursos e iniciativas que en cierta medida premian el espíritu emprendedor, pero el habitual “pesimismo patrio” hace pensar a muchos que nunca serán “los elegidos”, por lo que directamente optan por no intentarlo. 

5. Cargas familiares

Cuando tenemos que mantener una familia es complicado pensar en “dejarlo todo” y arriesgarnos a montar un negocio por nuestra cuenta. Parece más sencillo recién salidos de la universidad, cuando las cargas financieras y familiares son pequeñas y cuando parece que tenemos todo el tiempo del mundo para equivocarnos y volver a intentarlo otra vez.

Por otro lado, la comodidad de trabajar para una empresa, con vacaciones aseguradas para disfrutar con nuestros hijos, un horario flexible etc. parecen desanimar a muchos hacia una aventura que puede suponer dejar de pasar tiempo de calidad con nuestros seres queridos.

6. Beneficios

Y lo más importante de todo…¿cuándo vamos a obtener los primeros beneficios? El 80% de las startups fracasan durante su primer año de vida, y un porcentaje aún más elevado no cumplen los tres años. Sin embargo, si superamos esta barrera todo parece indicar que las cosas van a ir bien. 

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Emprender, como hemos visto hasta aquí, no es fácil. Existen decenas de excusas para no hacerlo. Sin embargo, si apesar de todo esto nos decidimos a dar el gran salto, puede convertirse en una de las experiencias más gratificantes de nuestras  vidas.

 Autor Rodolfo de Juana

http://www.muypymes.com/gestion/management/5270-seis-malas-excusas-para-no-emprender.html?start=1

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