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Bajo el título “Claves para gestionar la empresa familiar” José María Quirós, consultor especialista en pequeñas y medianas empresas, brindó una conferencia en Rosario, en la que desnudó la realidad de la empresa familiar y el traspaso generacional que deben afrontar con el correr de los años.

“Familia empresaria”. Dos palabras; miles de interrogantes; un sinfín de desafíos. Una realidad que se intuía en rostros de hombres y mujeres, con facciones similares e inquietudes comunes en ambos extremos de la línea generacional que los une como familia. 

Unos, creadores de emprendimientos empresarios que a fuerza de esfuerzos y retos convirtieron una actividad incipiente en empresa, hoy principal sustento de su familia. Otros, impulsores de cambios e innovaciones; nuevas caras, manos y mentes de aquella empresa que creció con ellos y que hoy constituye su principal oportunidad. Dos generaciones, un mismo desafío: que ambas cosmovisiones convivan y pugnen con fuerza por la misma empresa, sin sucumbir en el intento.

 Esta situación que enfrenta toda actividad empresaria, que busque proyectarse en el tiempo, fue analizada por José María Quirós, consultor especialista en pequeñas y medianas empresas, en términos de “patrimonio y gestión”, “motivos, criterios y estilo de gestión de cada generación”, y “causas y soluciones de los conflictos más frecuentes”, entre otros. La cita fue la conferencia “Claves para gestionar la empresa familiar” que brindó en Rosario, en el cuarto año del ciclo de conferencias empresarias “Tour Pyme”. La charla no sólo despertó interés en la región sino que fue récord de convocatoria: reunió a unos novecientos empresarios, dueños y directivos de empresas medianas, pequeñas y familiares de toda la provincia en el Centro de Convenciones de City Center Rosario. La respuesta denotó una realidad: que las empresas familiares no sólo atraviesan desafíos, hoy buscan respuesta.

CERTEZAS E INCERTIDUMBRES 

En la familia empresaria, las relaciones entre padres e hijos y entre hermanos son también relaciones societarias. Bien lo saben aquellas que atraviesan conflictos en la familia que se ven reflejados en la empresa, y cuando las relaciones societarias trascienden la oficina y se trasladan a la mesa familiar. A ojos de José María Quirós, pionero en el estudio y sistematización de la realidad de la Pyme, “es lógico que haya conflictos, porque la relación familia-empresa no es una relación fácil. Las relaciones familiares son conflictivas en sí mismas, aún más cuando los hijos crecen, forman sus propias familias y empiezan a tener formas diferentes. Lo que sí es importante es que esos conflictos tienen solución. No existe una fórmula mágica, sino soluciones que hemos visto implementar en forma exitosa y que por ello proponemos para otros casos”.El cuadro se vuelve aún más complejo cuando ambas generaciones conviven en la gerencia de la empresa. Allí, en lo que respecta al traspaso general, las soluciones se traducen en el concepto de provisoriedad. Explicado el detalle por quien lo propone, “consiste en ir cediendo espacios a los hijos donde puedan medir sus capacidades, donde generen méritos y entusiasmo. Ellos van a crecer en esas gestiones, poco a poco van a lograr sentirse seguros, tomar más compromisos y ganar nuevos escenarios y desplazarnos así a los mayores. Si no usamos eso, al jugar con toda la empresa los conflictos se vuelven más grandes. Por eso es importante aclarar que los conflictos de las familias-empresas tienen solución en tanto sigamos ciertas pautas”. 

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-¿Por qué es tan difícil el traspaso generacional?-En primer lugar, porque los viejos nos ponemos patéticos sin darnos cuenta. Lo malo de la experiencia es que tenemos una respuesta para todo pero no asumimos que el mundo cambió y las respuestas son otras; de todo creemos tener una respuesta atrasada por la experiencia que tenemos. A veces no sabemos hacer tan bien las cosas pero queremos seguir haciéndolas. Así, vamos perdiendo capacidades y queremos seguir ocupando los espacios. Y los hijos, en vez de mostrarnos en cifras que esos espacios que manejan están bien cuidados por ellos, a veces son avasallantes sólo por lograr autonomía; y como lo que vemos no nos da tranquilidad no queremos dejarlo, y ahí se presenta el conflicto. Es importante saber que los hijos son una gran oportunidad siempre y cuando jóvenes y mayores vemos espacios de provisoriedad que nos den tranquilidad. De cualquier manera, no es fácil el retiro de los grandes, pero los hijos nos empujan al ser más eficientes, y no hay nada más gratificante que vernos superados por ellos. De allí que la forma es que nos muestren que cada vez son más efectivos, que nos desplacen con capacidad. Así es un placer ceder espacios, para no caer en una inseguridad y correr riesgos. 

-Del otro lado están los hijos, con sus ansiedades y temores…-Lo importante es que no intenten tomar la empresa en su totalidad sino que tomen espacios de provisoriedad donde desarrollar sus capacidades y medir sus resultados. A medida que crecen en su gestión, los hijos notan que tienen mérito en el negocio y van accediendo a otras cosas, tiene más control. Si en cambio se precipitan a ejercer la dirigencia sin la experiencia necesaria, simplemente porque van a ser dueños o porque creen que la edad les da derecho, a los padres nos da mucho miedo; y es lógico que nos pase porque se corren riesgos. A veces quien generó la empresa desaparece de golpe, fallece o ya no puede manejarla y, como todavía no alcanzó a transmitir sus conocimientos, los hijos toman decisiones que ponen a la empresa en riesgo. 

En palabras, la imagen relajó el ceño al pintar una situación común, que más de uno reconoció como propia: “Los socios fundacionales argentinos tenemos la empresa encarnada; tenemos todo mezclado. Nos callamos la boca cuando nos hablan de estrategia, de finanzas y de logística, porque son cuestiones que ya conocemos, en otros términos, que tenemos mezcladas en nuestras cabezas y que logramos combinar con equilibrio. Los hijos tratan cada cuestión por separado, llaman a cada cosa por su nombre y las simbolizan en término que nos cuesta comprender. Por eso es tan importante encontrarnos en un espacio común, lograr un diálogo analógico que todos podamos entender con facilidad, porque hablamos lo mismo, sólo que de diferentes modos”.CON VOZ PROPIA

Con una exposición pragmática, de términos sencillos, Quirós logró mantener la atención hipnótica de los presentes por casi tres horas. Con apoyo audiovisual, explicó cara a cara lineamientos básicos para sortear situaciones conflictivas en el traspaso generacional de la empresa, y enfrentó a los mayores ante una realidad: la finitud de su existencia y la necesidad de transmitir la experiencia adquirida.Tras la conferencia, Andrés Milman -segunda generación de un reconocido estudio impositivo laboral de nuestra ciudad- sostuvo que los temas planteados “fueron interesantes. Si bien muchos ya eran de nuestro conocimiento nos dio herramientas para pensarlos en función de nuestra realidad”. Entre otros puntos desarrollados, Andrés rescató un ejercicio que propuso Quirós, que planteaba la proyección de edades, por lustros, de los miembros de la familia involucrados en la empresa, “una visión de sistemas, del sistema familia, que fue un buen ejercicio porque permitió proyectar la realidad de la empresa y sus dirigentes por períodos de cinco años”. Milman también destacó el planteo del retiro de los padres, en que el disertante recomendó que los mayores deben lograr una independencia económica respecto de su actividad. Más allá de los ejercicios y el temario desarrollado, este joven empresario descató la importancia de “la planificación. La clave está en proyectar y ponerse en situación respecto de qué es lo que va a pasar en el futuro”. 

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Por su parte José A. Fernández, precursor de una empresa familiar de nuestra ciudad que hoy involucra a su esposa y sus tres hijos, comentó a Nosotros que halló el valor de la charla de José M. Quirós “en la sencillez del lenguaje y los temas, que fueron abordados con prolijidad y precisión. Tal vez no tuvo la profundización esperada por lo heterogéneo de las empresas y las edades de los presentes, pero sí brindó sugerencias precisas sobre situaciones concretas, comunes y cotidianas en las empresas de familia”. A partir de la experiencia cosechada en más de dos décadas de actividad empresaria, Fernández sostuvo que “las situaciones planteadas son inevitablemente atravesadas en el proceso de transferencia de roles de los actores de la empresa familiar. Y es una oportunidad de recrear alternativas de soluciones para evitar o administrar conflictos entre los componentes que se suman a los fundadores”.

 Autora FLORENCIA ARRI. 

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