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Continuaremos con la presentación de los errores más graves y más frecuentes, que se producen en las Pymes.
 
4)      No aplicar lo aprendido:
 
Hay muchas cosas que un emprendedor conoce (por aprendizaje, lecturas, experiencias, etc.)

Es así que, aún escuchando a consultores, evaluando los mercados o leyendo costosas suscripciones, no hacemos nada. Casi todas las veces, el motivo es que, aplicar lo aprendido y hacer cambios, cuesta trabajo. También, nos hace encontrarnos con la inercia y las dificultades que siempre existen, cuando uno quiere cambiar.

Por último, tampoco tenemos la seguridad de que eso que estamos haciendo, vaya a funcionar bien. Así es que muchas ideas no se aplican, y otras, se abandonan  apenas iniciadas, porque se considera que “no sirven”.  Es necesario, vencer esta inercia. El primer paso, es establecer la firme determinación de que se va a mejorar y poner en marcha, las nuevas concepciones aprendidas.

Todas las empresas exitosas, fueron mejorando mediante este mecanismo, y no por trucos rápidos y mágicos.  La mejor manera, es comenzar inmediatamente e ir poco a poco, para facilitar el cambio (cambio programado).  Los cambios no programados (por shock), suelen tener efectos indeseados, que pueden lograr abortar el proceso.  Una postura que ayuda a tratar de mejorar el “timing” del cambio, es ser más proactivo, que solamente, activo.  Esto significa, ni más, ni menos, tener la iniciativa y no esperar que otros nos lleven de la mano.
 
5)      No tener la mentalidad adecuada, respecto a ciertos aspectos clave de ser emprendedor:
 
Cuando se inicia con un nuevo emprendimiento, muchas veces, es necesario olvidar lo anterior y “empezar desde cero”.

El principal cambio de mentalidad es: empezar a ver las cosas desde la perspectiva de la inversión. Una empresa, es un caso de inversión, donde el inversor aplica recursos, tiempo y capital y, después de un tiempo, espera obtener un rendimiento superior a lo colocado.

Cuando alguien abandona un empleo, bajo relación de dependencia, para convertirse en nuevo empresario o emprendedor, abandona la seguridad del recibo de sueldo seguro, cada fin de mes, por el riesgo de depender de los resultados de la empresa.

Este concepto de riesgo, implica un enorme cambio mental, pues significa un profundo cambio de reglas de juego.
El problema más grave, sucede cuando el temor a la incertidumbre, logra cambiar la mentalidad de inversión, por una mentalidad de gasto, obsesionada solamente por bajar los gastos. Esto es erróneo, ya que la única manera de percibir rendimientos en una empresa, es invirtiendo en ella.

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Cuando uno no invierte, no obtiene réditos adecuados y piensa que no vale la pena, y apuesta aún más a “no perder” o a “perder lo menos posible”.

Si el miedo, nos hace cambiar la mentalidad de inversión por la de gasto, nuestro objetivo varía: ya no es poner recursos, buscando obtener más, sino gastar lo menos posible para minimizar las pérdidas.
Esto no significa, que para ser emprendedor hay que apostar todo el dinero y los recursos a una carta, o que haya que tomar riesgos enormes a ciegas.

No hay que esperar milagros rápidos. Hay personas que poseen una mayor tolerancia al riesgo y una actitud más emprendedora, otras no. Entonces, lo que habría que hacer, es ir cambiando, poco a poco, la forme de ver las cosas, mediante pruebas limitadas y riesgos controlados.

Tomar riesgos controlados, de manera que ninguna falla, le provoque daños severos a la empresa, parece ser lo más indicado.

Otro cambio clave, es aprender a pensar que aunque muchos gastos, se imputen así, realmente no lo son, pues pueden pertenecer a planes o proyectos que busquen rendimientos. Buenos ejemplos, pueden ser: la capacitación y algunos “gastos de marketing”.

Autor Pedro Andres Bartak

 

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Comentarios (0)

  1. De lo mejor este artículo!!!- Excelente –

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