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Un espacio para aprender que no es necesario ser una empresa grande para ser una Gran Empresa
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Un error bastante común que cometen los gerentes a la hora de aplicar gerencia es frustrarse o alegrarse por la similitud de un empleado con ellos; en otras palabras, difieren sus cualidades y su manera de obrar al desempeño en la empresa de los empleados; por eso usualmente cuando un gerente que tiene por norma de conducta esta práctica, sus discursos son muy orientados en primera persona y en tal sentido, sus palabras son autobiográficas como manera para indicar cómo se deben hacer las cosas; eso no tiene nada de malo cuando de dar ejemplo se trata, cuando la intención es dar luces, o dar ideas para un mejor desempeño, pero de ahí a que “no son como yo mis empleados” la cuestión toma otras dimensiones. No todos nos movemos igual, no todos caminamos de la misma manera ni a la misma velocidad, cada quien tiene su forma particular de ser y actuar, por eso cada quien es un individuo y por consiguiente único y para nada divisible.

Una mirada egocéntrica, egoísta que raya hasta en la arrogancia es la de pregonar que los caminos propios y la manera en que se transitaron es la única forma de hacerlos.

De allí a que encontremos jefes que desconfiados terminan “respirando en la nuca” de sus subalternos supervisando cuanta acción estos realizan, que independiente del buen desempeño no son fácilmente asimiladas por el jefe que cuestiona esta manera de hacer las labores ya que no se están haciéndose como él las haría. Lamentablemente algunas personas en cargos directivos resultan siendo más “Papás que el Papá” cosa que indudablemente limita al personal pues entendiendo cómo es su jefe simplemente prefieren condicionar su conducta a la aprobación “papal” de este. Cabe mencionar aquí que no es dejar a los miembros de la empresa como ruedas sueltas y que cada quien haga lo que a bien o mal desee, lo que es imprescindible destacar que así como esto es exagerado, también es extremo “espiar” o cronometrar hasta cada respiro lo que el personal haga en cuanto a sus acciones dentro de la organización se trata, incluso fuera de ella.

Lo que a veces resulta irónico ya que en los labios del jefe estas actitudes de su personal son en su concepto falta de iniciativa, creatividad y empeño. Lo que este personaje no alcanza a entender es que eso que critica no es más que un reflejo de su estilo de dirección, en otras palabras, se critica a sí mismo, esto resulta especialmente cierto cuando cuestionado por esta manera de obrar simplemente se permitirá aclarar que si hubiese estado en el caso de ese empleado él habría actuado de manera diferente, por eso el error. El egocentrismo alcanza niveles dramáticos cuando termina nublando la visión de quien lo posee y sin notarlo, cuadricula las acciones de sus empleados que no tienen otra opción que relegar su autonomía a su jefe. Autómatas al servicio de quienes ahogaron su libertad creyéndose poseedores de la última palabra.

A nivel organizacional son muchas las empresas que quisieran encontrar al personal mucho más productivo, llegando a niveles cada vez mayores, situación que indudablemente llevaría a las empresas a horizontes con resultados excepcionales.

Sin embargo muchas empresas pasan por dilemas de ambientes ambiguos, niveles productivos realmente pobres, empleados dando el mínimo en contextos laborales mediocres.

En otras palabras, lograr individuos que sean capaces de lograr cambios cuánticos que terminen siendo tan significativos en la historia de la organización no es una cuestión de azar y aunque parezca extraño, es un resultado que previamente se había planeado para tal fin.

Un verdadero gerente con liderazgo es un ser humano que entiende que no puede esperar a que su jefe, o la empresa, decidan cambiar para accionar sus ideas.

Pero estos seres humanos magníficos —porque así lo decidieron— necesitan de un espacio que los refuerce y les permita estar allí, de lo contrario, puede terminar en otra parte donde sus grandes capacidades sí sean recibidas y valoradas en su totalidad con gusto y alegría.

Es bastante complicado que en ambientes empresariales evidentemente contradictorios las personas puedan desarrollarse tan fácilmente —sin fuentes de motivación muy poderosas, grandes individuos pueden pasar sin pena ni gloria por una empresa—.

En ambientes nocivos se logra precisamente lo contrario, se genera desconfianza, la gente se protege, camina con cuidado, lleva “ojos en la nuca”, y afecta su nivel productivo directamente.

Es algo así como un instinto de supervivencia “laboral” donde la gente cae en actitudes totalmente individualistas, altamente competitivas pero en una competencia negativa, buscando protegerse en un contexto laboral donde al parecer todos son potenciales enemigos.

Jefes irracionalmente exigentes, con miradas fueras de la realidad e inconsecuentes con lo que dicen y hacen; en ambientes enrarecidos generan climas laborales muy pobres para trabajar.

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Es lamentable encontrarse con lo que sucede en tantas empresas donde el empleado trabaja allí porque no tiene otra opción y sus necesidades dictan sus conductas.

Son personas que a la menor posibilidad de retirarse se evadirán de una empresa que los únicos afectos que les une a ellas es el dinero que devengan, —no más—.

Y esto no sólo es nocivo tanto para la empresa como para la persona; sino que fácilmente ahora a parte de supuestamente cuidarse de la competencia; debe cuidarse de los empleados de quienes también ahora hay que tomar precauciones muy cuidadosas debido a todos los resentimientos.

Es común escuchar a empresarios hablar de sí mismos y de lo que les dan a su personal en cuanto a implementos laborales y algunas estrategias de motivación para lograr mejorar los resultados sin lograr ese tan anhelado fin.

Estos pobres y desahuciados empresarios no notan que el hecho de tener los implementos necesarios en una organización el personal lo interpreta como una obligación de la dirección para poder trabajar, —eso no es una motivación pues estas acciones de la gerencia sólo habla de los intereses de la dirección y no incluye los intereses del personal—, además esa manera de motivar muchas veces evidencia una manipulación y explotación disimulada. —Dichos empresarios viven atormentados cada día con el miedo que uno de sus empleados puede tomar acciones dañinas contra la empresa o la familia—.

No existe ningún motivo razonable o justificable para que los empleados reciban un trato distinto al que reciben los clientes. Esta reflexión casi se convierte en un reclamo del personal que es presionado con estrategias negativas para que sean amables con unos clientes a los que por aquel trato ya no aprecian.

Es necesario comprender que se debe inculcar un “espíritu” en la organización que permita que todos sus miembros eleven su potencial. Y eso empieza desde la cabeza de la organización aunque es un papel que no es exclusivo de ellos, pero es una responsabilidad que cae sobre sus hombros.

De entrada es de urgencia una filosofía corporativa enmarcada en su misión, su visión, sus valores, sus principios corporativos que enmarque el corazón de esa organización. Es el proyecto que bien “vendido” al personal la gente termine haciéndolo parte de su proyecto personal laboral en esa empresa. Es el fin que se persigue lo que termina entusiasmando los corazones.

Jesús compartió un mensaje de tal manera que la gente lo hizo suyo hasta hoy y compartió su visión con tal fuerza que la gente vivió a través de ella elevando el espíritu y logró inspirar uno de los movimientos religiosos más antiguos del mundo con millones de seguidores.

En el mundo empresarial Walt Elías Disney por mencionar tan solo un ejemplo con su espectacular organización ha logrado una visión excepcional que quienes laboran comparten, pues el hecho de “dar felicidad a todos los niños” es una motivación inherente a quien trabaja en Disney.

Pero es importante lograr un proyecto que trascienda las fibras de quienes forman parte de la empresa y no lograr una apatía sobre una organización que en vano se esfuerza por aumentar el Sentido de Pertenencia en la Organización.

Muchos de estos esfuerzos de mejorar la filiación hacia la empresa, aumentar la Motivación Laboral, Mejorar la Productividad de la Organización no solamente caen en saco roto, sino que terminan siendo contraproducentes y en lugar de lograr efectos positivos, terminan siendo negativos a todas luces.

Se necesita una especie de “Causa” que todos compartan. Una causa que motive, que contribuya, que forme, que construya, que haga mejores a sus seguidores y a quienes trabajan por ella, que ayude, que no dañe y que logre tocar las fibras de quienes la comparten, que despierte sus alegrías, sus emociones, sus pasiones, sus talentos, sus capacidades, su creatividad.

Pero toda “Causa” necesita quien la inspire, la levante, la sostenga, la comunique.

—Una persona que sea el alma de esa causa—.

Muchas empresas hablan de honestidad, velocidad de respuesta y servicio al cliente como su “Causa”, —Causa que violan permanentemente—.

No son honestos, prefieren la utilidad antes que el interés del cliente, pues al fin y al cabo, lo importante es lograr que la caja registradora no pare de sonar.
Pero cuidado que el personal que labora en la empresa es testigo de semejante desvergüenza y contradicción.
Cuando esto es así, carece de peso totalmente el discurso que invita a mejorar el desempeño, e incluso hasta manipulador que invita también a valorar el trabajo que se tiene.
El personal reacciona de manera negativa ante esas invitaciones.
Recibe mensajes contradictorios y su respuesta es similar a ese tipo de mensajes incongruentes.
De allí la necesidad de alguien que inspire la Causa, la motive, y de muestras que la hace respetar por encima incluso de los interés económicos que puedan tener en algo. Por ejemplo, si uno de los pilares de la organización es la honestidad, dar un trato formal, respetuoso y sincero a todo aquel que se relacione con la empresa, si hay una oportunidad de ganar más dinero siendo deshonesto con un proveedor o con un cliente debe aparecer ese alguien que por encima del beneficio inmediato sobre ponga lo que de verdad dicen que es más preciado.

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La gerencia del siglo XXI debe estar dotada de un liderazgo integro ya que es la demostración de la solvencia moral en acción.
El pensamiento gerencial del líder bien puede orientarse entonces hacia esferas que procuren que los empleados despierten sus facultades o se apliquen al máximo para lograr desempeños que marquen diferencia a través de un micro liderazgo que se da precisamente desde el puesto de trabajo. Ese es el reto del líder actual. Que quienes caminan en la construcción del sueño organizacional, que quienes siguen el camino marcado por la visión empresarial extraigan de sí mismos sus talentos, sus dones, los perfeccionen y contribuyan en la realización de ese ideal.

Es de suma y vital importancia comprender que el nivel de liderazgo que el individuo maneja en su vida personal se reflejará en su familia, en su empresa o posición de trabajo.

Para ser un gerente con excelentes resultados en nuestra era es sumamente indispensable ejercer niveles de liderazgo que cumplan con las exigencias del mercado moderno. Todo ser humano que ejerce gerencia y que no ejerce liderazgo en su equipo de colaboradores, socios, y clientes sencillamente está condenado a fracasar; no porque sea mala persona, o talvez incompetente; —de ninguna manera— dicho gerente fracasará simplemente porque no satisface las exigencias en algunas áreas de su entorno.

Hoy en día todo gerente necesita ser más competitivo, más creativo, desarrollarse cada día con más iniciativa propia y con una mentalidad más visionaria y sin lugar a dudas el nivel de liderazgo que el individuo maneje lo hará ser más competitivo, más creativo, y con más iniciativa.

La falta de liderazgo hace sucumbir en los túneles de la miseria, la bancarrota, la desesperación y la enfermedad a muchas personas con buenas intenciones gerenciales. He allí la urgencia que cada persona que aspira a ocupar puestos gerenciales y ser competitivo se dedique a desarrollar habilidades y destrezas de líder para lograr posicionar su producción en niveles aceptables y que pueda competir en el mundo tan cambiante que vivimos actualmente.

Desarrollar habilidades de liderazgo dentro del sector gerencial tiene su importancia en varios aspectos. Por ejemplo: el nivel de comunicación que exista entre el gerente y todo su equipo de trabajo se verá reflejado en la calidad de trabajo que todos lleven a cabo.

El nivel de liderazgo determinará la calidad de personal que dicho gerente supervise.

—definitivamente un gerente sin liderazgo tiene gente perdida, cada quien haciendo lo que le resulte positivo sin tomar en cuenta las necesidades de la empresa.

Una línea de producción sin liderazgo estará compuesta por hombres y mujeres que el 70% del tiempo destinado a producir será dedicado a intercambiar ideas negativas, dicho en otras palabras —chismes, habladurías, y dedicados afanosamente a desprestigiar a los demás, descuidando así lo mas valioso para la empresa; —la producción—.

Un departamento de Recursos Humanos sin liderazgo contratará a las personas equivocadas para los puestos equivocados, convirtiendo a la empresa en una odisea llena de ruinas.

Si el presidente de la empresa ejerce un buen liderazgo gerencial va a estar en todas las posibilidades de delegar responsabilidades a aquellos que cumplan con los requisitos para ejercer buen liderazgo gerencial, y estos a su vez contando con un sistema operacional establecido dentro de la empresa van a estar aptos para entrenar a sus subordinados adecuadamente sin perder la línea ascendente ya que la duplicación de modelos será reflejada en cada momento.

Cuando se aplica esta formula adecuadamente es indiscutible que hasta el barrendero o el mensajero se sentirán como si fueron entrenados por el mismo presidente de la empresa.

He visto aplicar esta formula en pequeños negocios familiares donde el padre es el fundador pero los hijos son los que despachan en la tienda, y hasta repiten las mismas palabras, en la misma modulación de voz, utilizando hasta los mismos ademanes, la misma sonrisa, y es realmente maravilloso porque la genealogía sigue aplicando el sistema y esos son los negocios que se convierten en grandes empresas.

Recordemos que las grandes empresas tuvieron éxito por la calidad de sistemas operacionales que implantaron y porque reconocieron la importancia del rol de liderazgo que debían aplicar para mantenerse a la vanguardia, —nunca envejecieron mentalmente— se aseguraron estos principios fueran aplicados al pie de la letra por cada miembro de la organización.

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Cuando hablamos de liderazgo gerencial estamos hablando desde usar las estrategias apropiadas para mantener buenas relaciones tanto con empleados como con clientes.

Indudablemente se debe contar con una estructura gerencial real para lograr así una organización comercial de éxito para que todos los elementos queden bien definidos dentro de la empresa desde los niveles directivos hasta el ultimo de los empleados y todos juntos puedan desempeñarse en equipo desde el diseño y producción del servicio o del producto hasta la venta del mismo.

Se ha podido demostrar que muchos gerentes o supervisores de plantas de producción cometen el error de subestimar a sus empleados no dando a estos la importancia dentro de sus puestos.

En una empresa todos los integrantes del equipo sea este un alto director ejecutivo o sea este el barrendero todos son vendedores de la imagen de la empresa.

El liderazgo es un proceso que va mas allá de la administración” En esencia, liderazgo es un concepto más amplio que administración. La administración es una clase especial de liderazgo, regida por la consecución de metas organizacionales para el cumplimiento de estas en cierto periodo.

Una persona quizás sea un gerente eficaz (buen planificador y administrador) justo y organizado, pero carente de las habilidades del líder para motivar. Otras personas tal vez sean líderes eficaces que desatan entusiasmo por doquier, pero carente de las habilidades administrativas ó gerenciales para canalizar la energía que desatan en otros.

Ante los desafíos del compromiso dinámico del mundo actual de las organizaciones, muchas de ellas están apreciando más a los gerentes que también tienen habilidades de líderes, por ello hablaremos a continuación de la gerencia, pero ilustraremos antes las características que debiera tener un líder.

Características de un líder
1) Tener dominio de si mismo.
2) Avanzar seguro de sus pasos.
3) Realizar sus objetivos.
4) No negar que tiene errores y tener la capacidad de superarlos.
5) Pensar en sus compañeros y amigos.
6) Entregarse al trabajo sin límite de tiempo.
7) No olvidar a nadie y acordarse de sus nombres.
8) Servir con pasión y ser siempre humildes.
9) Permitir a todos que desarrollen sus potencialidades.
10) Tener vocación de servicio.
11) Capacidad de convencer a los demás.
12) Dar ejemplo con sus actos.
13) Escuchar a los demás.
14) Saber compartir con los demás

Para el desarrollo de la gerencia y administración con liderazgo se hace necesario la responsabilidad de los gerentes de las empresas frente a la sociedad. El gerente individual necesita desarrollarse, exactamente como la empresa y la sociedad. En primer lugar, debe mantenerse atento y mentalmente despierto. Necesita afrontar problemas. Tiene que adquirir hoy las habilidades que le conferirán efectividad mañana. Por otra parte, necesita desarrollarse como persona aún más de lo que necesita desarrollarse como administrador.

Los gerentes deben estar centrados en la acción y en la obtención de resultados. El desarrollo de la gerencia no es un medio para transformar al hombre, modificando su personalidad. Su propósito es conferir afectividad a un individuo. Se trata de capacitar a un hombre ó mujer para que utilice cabalmente sus cualidades y para que se desempeñe de acuerdo con sus modalidades reales y no ajustándose a lo que alguien cree que debería ser.

Autor Axel Pineda

 

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