Maduros, sin pareja formal y con trabajo en relación de dependencia. Estas son, según un estudio, las características salientes de los emprendedores de Buenos Aires.

Rosalí Majluf tiene 37 años, trabaja en el área de Marketing de un hotel y, al mismo tiempo, es la locomotora del emprendimiento 2.0 Presentes en Casa, un delivery de regalos y desayunos. En unos cuantos aspectos, se podría afirmar que es una típica emprendendedora porteña. Es que si hay que elegir unas pocas palabras para definir al entrepreneur tipo de la Ciudad, se puede decir que es maduro, sin pareja formal y que conserva su trabajo en relación de dependencia.

Estas características se desprenden de una investigación elaborada por el Instituto Universitario Escuela Argentina de Negocios (IUEAN), en base a los participantes del Programa Desarrollo Emprendedor. El estudio siguió a los emprendedores que comenzaron en el programa 2009 y detectó los atributos que diferencian a los que avanzaron con su proyecto de los que se quedaron en el camino. Estos son algunos de los resultados:

No tan jóvenes

La edad promedio de los emprendedores que iniciaron el programa era 34 años, mientras que la de los que avanzaron hasta la segunda etapa y se mostraron más consistentes con su iniciativa subió a 37 años. Además, la mayor deserción se manifestó entre las iniciativas de los más jóvenes (de 20 a 30 años) y la mayor permanencia en el estrato de mayores de 50.
Algo así le sucedió a Majluf. La idea de “Presentes en casa” surgió hace tres años, cuando estaba embarazada de su segundo hijo y tenía que decidir si continuaba trabajando todo el día fuera de su casa o buscaba una alternativa más cerca de sus hijos. “Y no pensé que me iba a terminar enamorando tanto de este proyecto”, adelanta la emprendedora. En el comienzo no ofrecían desayunos, pero la demanda pudo más: tres de cada cuatro pedidos, eran de desayunos. Hoy, el 75% de las ventas surge de estas bandejas con tés, cafés y galletitas dulces. “En la Argentina todavía no se incorporó la moda de regalos, pero tiene futuro. En dos años, creo, va a ser 50 y 50”, pronostica. Rosalí está permanentemente online: los pedidos que llegan por mail, teléfono, chat, celular derivados a su blackberry, desde donde coordina entre 25 y 40 envíos particulares por semana.
Las ventas, reconoce, son irregulares e impredecibles y trabaja con cinco proveedores fijos. “Todos nos manejamos de la misma manera, somos emprendedores sin horarios y nos cubrimos entre nosotros. Me costó encontrarlos, por supuesto”, reconoce la emprendedora de 37 años, “recién cumplidos”, aclara.

Sin pareja formal

En la segunda fase del programa, los solteros pasaron del 38% al 41%. Así, las personas solteras, separadas y viudas mostraron mayor continuidad, con lo que la vida en pareja “parecería incidir negativamente en la posibilidad de que las personas concreten su emprendimiento”, dice el informe.

En relación de dependencia

Mientras el matrimonio sería un obstáculo para desarrollar una iniciativa emprendedora, el estar trabajando parecería alentarla: el 89% de los que continuó en la segunda fase del programa trabajaba, mientras que al principio este porcentaje era de sólo el 78%, lo que indica una mayor deserción entre los que no trabajan.
Muchos testimonios en este sentido se recogen en el mundo entrepreneur. “Trabajo en la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, realizando capacitación para la rama adultos y formación profesional. Mantener esta relación de dependencia me permite conocer el mercado y esperar la apuesta de confianza de un inversor, porque todavía nos falta crecer”, reconoce Daniel Leaniz, 41 años, creador del Estudio Formación Dinámica, especializados en capacitación corporativa envasada y a medida. La idea del start up nació en 2004, cuando trabajaba en Industrias Pugliese y le pidieron que realizara algunas clases de capacitación en telemarketing, atención al cliente y posventa. Mientras esas clases se hacían cada vez más masivas, en Leaniz surgieron las ganas de generar un microemprendimiento con este servicio. Tras un estudio de mercado y en busca de ayuda para obtener el capital inicial, llegó al programa Desarrollo Emprendedor y, más tarde, al IUEAN.
También Rosalí Majluf conserva su trabajo en el hotel Alpino, en el área de Marketing. “Me encargo de las alianzas promocionales, presentación institucional, newsletters, entre otras tareas. Esto me permite obtener un ingreso fijo con el que puedo organizar mis finanzas y proyecciones con respecto a mi emprendimiento”, cuenta la joven cuyo objetivo es mantener ambas actividades como unidades autónomas. “Las dos van creciendo mucho, tengo un buen número de clientes a ambos lados y mi idea es que vayan creciendo como unidades de negocios y yo dedicarme a dirigirlos”, cuenta.

¿Qué los detiene?

Los obstáculos que percibe el emprendedor son diversos. La falta de capital, es el más señalado, afecta a algo más del 20%. Mientras, el mercado, sumando las respuestas que señalan la falta de perspectivas de ventas (12%) y la competencia (12%), parecería el mayor obstáculo (24%). El tercer factor más mencionado es la situación del país, que presumiblemente afecta la confianza en el futuro.
Por caso, Presentes en casa factura aproximadamente unos $ 150.000 al año y su promotora tiene muchos planes, como armar una red nacional para vincular casas de desayunos de todo el país. “Mi idea es que en mi página figuren vínculos con casas de desayunos particulares del interior y de países limítrofes. Otro objetivo es que salga con vajilla propia”. En cinco años se propone tener delivery propio y en 2011 planea alquilar una oficina para formalizar la propuesta en la que el 80% de los ingresos va a reinversión, dice la emprendedora que, remarca, para ello necesita obtener un crédito. Su proyecto arrancó con una inversión inicial fue mínima: una computadora, una cámara fotográfica, una impresora y un pequeño stock sobre todo de bandejas (los comestibles se compran de un día para otro). En total, representó entre $ 10.000 y $ 12.000.

Proyectos favoritos

Predominan los proyectos tecnológicos (22%), industriales (16%) y de servicios personales (16%). La pauta no se modificó en el grupo que continuó con el programa.

Sin diferencias

de género
Al menos en el terreno del empuje emprendedor, existe un equilibrio entre hombres y mujeres (51% damas, 49% caballeros). Es decir, hay prácticamente igual cantidad de interesados en iniciar nuevos proyectos mujeres que hombres y los dos sexos manifestaron la misma tasa de deserción temprana.

Paso por las aulas

Los participantes con estudios de grado son la amplia mayoría (67%), 35% de terciarios y 32% universitarios, porcentajes similares a los registrados al comienzo del programa.
La investigación se centró en un grupo de emprendedores que se anotaron en Desarrollo Emprendedor 2009, un programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que busca ayudar a llevar a cabo nuevos emprendimientos, que alcanzó inicialmente a 2.148 personas. De estos, se tomó una muestra de 70 potenciales empresarios. Durante 2010, 30 abandonaron y 40 llegaron a la segunda fase, en la que debían elaborar un plan de negocios formal.
En el marco del programa, los emprendedores reciben tutoría y contactos en forma gratuita. Las universidades que participan, en tanto, perciben una compensación del Gobierno de la Ciudad por los cursos.

 Fuente http://www.cronista.com/pyme/Radiografia-del-emprendedor-porteo-20110331-0015.html

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