“En la vida esperamos mas de lo que querríamos esperar y hacemos menos de lo que querríamos hacer… Al final importa más lo poco que hacemos que lo mucho que esperamos”
Mucho se ha escrito e ideado en materia de “Liderazgo Personal”. Tanto “marketing” se le ha dado a este concepto que se logró catapultar al estrellato a numerosos “especialistas”, “motivadores” y “entrenadores” que buscan sacar lo mejor de las personas (a cambio, lógicamente, de un fee que cubra sus expensas). Llamativamente muchas (o la mayoría) de estas innovadoras metodologías están basadas en ideologías, religiones o pensamientos milenarios tan generales que se aplicaron innumerables veces en difirentes facetas de la vida (cómo encarar el embarazo, cómo criar los hijos, cómo tener una empresa exitosa, etc) y ahora, para comprobar su aplicabilidad, también fueron utilizadas para tratar de explicar “cómo ser un lider”.
Sin ánimo de presentar un postura taomista ni de avivar la interminable discusión a cerca de si los líderes nacen o se hacen, a continuación se expone una idea, al mejor estilo coaching 3.0, sobre liderazgo personal:
Poniendo en práctica esto, seguramente no será necesario consultar con ningún “especialista” si hay progreso o no. La mejor explicación para esto es la siguiente:
En definitiva, solo hay que creer que se puede, hay que enfocarse en hacer y dejar que el lider interior que todos llevamos dentro surja.
Es muy cierto que hemos crecido en una cultura hollywoodense que ha promovido la figura del lider estoico capaz de guiar al grupo a la victoria o al exterminio (para los identificados con 300) y muchos se han hecho eco de esto catapultando innovadoras técnicas y metodologías (nuevamente basadas en ideas/creencias milenarias) para lograr crear al lider perfecto.
El problema de un “lider perfecto“, luego de hacer un poco observación de campo, es que estas personas se preocupan mas en el acto vacío de “liderar” y en avivar y vitorear su ego, que en los objetivos e intereses del grupo. Es evidente que un lider de estas características solo puede guiar al grupo a un fracaso rotundo o a una temporal sensación de éxito que durará el tiempo que los demás tarden en darse cuenta de que han fracasado.
En este sentido, la mejor manera de convertir a una persona en un lider productivo y trascendental sería la de enseñarle a no liderar en lo absoluto. Esto se podría sostener con la siguiente afirmación:
Teniendo claro este concepto, no es necesario profundizar mucho más sobre el tema.
Para finalizar la idea, es importante dejar claro que para llevar a cabo el acto de liderar un grupo es imprescindible olvidar el ego personal, priorizando el acto de hacer por encima del mismísimo acto de liderar.
Fuente http://ofhackerandman.wordpress.com/2011/03/18/coaching-3-0-el-no-lider/
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