Por: Eduardo Lastra D. 

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Un espacio para aprender que no es necesario ser una empresa grande para ser una Gran Empresa
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Por: Eduardo Lastra D. 

Una mirada panorámica a la compleja problemática de las micro y pequeñas empresas en el Perú y algunas sugerencias para promoverlas y apoyarlas realmente. 

A.- El mundo de las MyPE 

En el Perú, el “subempleo” se constituye fundamentalmente por lo que se conoce como la informalidad, tanto desde un enfoque puramente legalista, que alude a su desenvolvimiento al margen de las normas laborales, fiscales y municipales, cuanto productivas, en el supuesto – discutible- de que estarían actuando fuera o muy poco relacionados al aparato productivo formal.

Aunque, en esta ocasión, no viene al caso discutir las connotaciones de la llamada informalidad, sí conviene destacar que dentro de ella se pueden identificar con nitidez formas organizativas predominantes, denominadas micros y pequeñas empresas (MyPE), que constituirían el 99.63% del total de empresas del país (ver cuadro).

NUMERO DE EMPRESAS EN EL PERU

ESTRATTO CANTIDAD % DEL ESTRATO
Empresas Grandes

800

0,03

Empresas medianas

11,000

0,34

Empresas Pequeñas

50,000

1,53

Micro Empresas

3´200,000

98,10

Total de Unidades Empresariales

3¨261,800

100,00

Pequeña y Mediana Empresa (PyME) = 61,000 (1,87%)

Micro y Pequeña Empresa (MyPE) = 3¨250,000 (99,63%)

ELABORACIÓN: ELD 

El colchón social

Por otro lado, la importancia de la micro y pequeña empresa es indiscutible si se toma en cuenta que en épocas de crisis recesiva, por todos los elementos ventajosos que posee, terminaron actuando como ese invalorable colchón social, que impidió peligrosos e indeseados estallidos sociopolíticos, incluso frente a políticas y medidas de ajuste estructural (shock) aplicados sin los adecuados programas de apoyo social.

Cuando exaltamos y hasta homenajeamos el papel de la micro y pequeña empresa, por lo general la atención se centra en lo que es el éxito empresarial, aceptado como los resultados positivos mostrables; también es frecuente destacar la mentalidad empresarial, como la inquietud y el afán por hacer empresa que tienen las personas emprendedoras.

Sin embargo, para que pueda haber éxito y la mentalidad se llegue a poner en práctica, la materia prima y el insumo básico es el empeño, el esfuerzo constante, que garantiza la consecución de metas. En ese ingrediente fundamental es que pretendemos concentrar nuestra atención y nuestro elogio, en esta oportunidad. 

El gran mundo de lo pequeño

La génesis de una micro o pequeña empresa puede obedecer a diversas razones como: el deseo de experimentar la sensación de ser hombre o mujer de empresa; querer ser su propio jefe; la inventiva industrial o tecnológica que ofrece posibilidades comerciales; o simplemente el hacer lo que sea para subsistir.

Cualquiera haya sido la puerta de entrada al mundo empresarial, encontramos a millones de personas embarcadas en la responsabilidad de sacar adelante sus respectivos proyectos empresariales o “negocios”, ya sean “informales” o  “formales”. Asimismo, la estructura organizativa que adoptan estos niveles empresariales pueden ser, y de hecho son de lo más variadas y a veces nada convencionales, producto de la originalidad de sus gestores o el desconocimiento de las técnicas ortodoxas, o por la adaptación de experiencias vividas en centros laborales anteriores.

Sea como fuere, en las micro y pequeñas empresas el motor operativo y el centro vital de las decisiones radican en el empresario; es decir, en la persona que concibió y que conduce la organización. Lo anterior es clave, porque este empresario de la micro o pequeña empresa, es la iniciativa, la fuerza, la dirección y hasta la alegría de su organización; y cualquier mínimo gesto suyo, ya sea de entusiasmo o de desaliento tiene un impacto directo en toda su empresa.

Por nuestras conversaciones y trato frecuente con los empresarios de las MyPE, estamos persuadidos de concluir que, ellos saben o intuyen lo señalado y por eso transmiten en su trabajo diario una resistencia titánica a las adversidades que puedan provenir ya sea del mercado, de las autoridades, o de sus propios errores. 

Luchando contra todo

Lo titánico del esfuerzo se entenderá, sólo si aceptamos lo inhóspito del entorno en el que tiene que trabajar el empresario de la micro y pequeña empresa. Inhóspito y hasta agreste, porque todo parece estar y ponerse en su contra.

No tiene a su alcance las asesorías financiera, tributaria, comercial, organizacional ni gerencial; el crédito formal todavía le es muy oneroso; la búsqueda de nuevos mercados en escenarios de cada vez mayor competencia se le hace desesperante, y frecuentemente debe encarar el que sus clientes, medianas y grandes empresas, se financian con ellos demorándoles el pago, y peor aún, al liquidarse o desactivarse no pagándole.

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Claro que no puede reclamarse exclusividad para el empresario de la micro y pequeña empresa, la responsabilidad de sacar adelante su proyecto empresarial. Sin embargo, creemos que la manera de sentir y vivir ese compromiso puede ser perfectamente diferenciado en uno y otro caso. El empresario de la micro y pequeña empresa, recibe a flor de piel todos y cada uno de los embates de las dificultades y no siempre puede beneficiarse del dicho “una pena entre dos es menos atroz”.

Él solo, se debate en todos los campos del accionar empresarial, y de acuerdo a su real saber y entender tiene que ir salvando cada uno de esos escollos, para no perecer con su empresa en el camino de la sobrevivencia. Sabe que no tiene adonde voltear, ni a quién pedir ayuda y, por lo tanto, debe agigantarse a fin de no convertirse en una historia más de ilusiones fracasadas; tampoco desea ser parte de esas estadísticas necrológicas, con las que los expertos sustentan sus diagnósticos de etapas frustradas o épocas perdidas.

La esperanza ayuda

El empresario de la pequeña y micro empresa se pregunta: ¿“Por qué yo debo pagar una serie de tributos, multas, etc. en la misma cantidad y proporción que las grandes empresas?; pero, esas interrogantes muchas veces sin respuesta para él, no se transforman en duda que le impida seguir bregando, con la esperanza de que las cosas habrán de mejorar.

Otro acicate que tiene el empresario de la micro y pequeña empresa para no descansar, para no detenerse, para no desmayar, son sus trabajadores. Pues por sentirlos tan cercanos, la simple idea de dejarlos sin trabajo, lacera su alma, ya que él conoce en carne propia ese amargo sabor del desamparo.

Las pequeñas y microempresas en su mayoría sobreviven, porque sus conductores no entienden ni aceptan criterios de estar “técnicamente quebrados”. Se “comen” su patrimonio, se “sobre explotan” a ellos mismos; pero, siguen caminando. Como esos buses obsoletos, destartalados y hasta pasados de moda, siguen consumiendo combustible y así pagando impuestos, y sobre todo, permitiendo que pilotos, ayudantes y propietario lleven el sustento diario a sus hogares. En este ejemplo, debemos apuntar que, si se les presenta opciones viables para modernizar sus vehículos, como el “chatarreo” ¡Claro que lo aceptarían!

Requieren asistencia técnica

Por otra parte, es alentador constatar que tanto el empuje y el estoicismo de quienes hacen pequeña y microempresa en el Perú, en su mayoría se encuentran impregnados de una valiosa dosis moral, que les obliga a permanecer en la pelea desigual, sin pasarse a opciones de mayor rentabilidad económica, pero reñidas con la ética.

Si esa fortaleza titánica de los millones de peruanos, que se han embarcado en el azaroso océano empresarial, recibiera el suficiente apoyo, podríamos avizorar otro panorama económico y social para nuestro país. Por otra parte, sugerimos que los profesionales ahora desocupados y subempleados, conformen equipos multidisciplinarios y polivalentes (pequeñas empresas de consultoría), para otorgar asesorías integrales a las pequeñas y microempresas, cobrándoles tarifas proporcionales a su capacidad de pago. Es el modelo que venimos impulsando en ILADE y Mundo MyPE.

Tampoco podemos desperdiciar la oportunidad de señalar que las instituciones y las dependencias del Estado, para demostrar que están a la altura de los tiempos de simplificación administrativa, no debieran hacerles las cosas más complicadas de las que ya son, a los empresarios de la micro y pequeña empresa.

No es que no quieran

El bajo nivel educativo que se constata en un alto porcentaje de los empresarios de la micro y pequeña empresa, no es impedimento para que su intuición empresarial les haga ver la importancia de cada uno de los factores que contribuyen al éxito de una empresa. Por eso aceptan, asumen y pagan los onerosos costos del crédito informal, por ejemplo.

También reconocen la importancia de la capacitación y la asesoría. Lo que ocurre, es que “el mercado” no pone a su alcance los “productos” más adecuados y a los precios competitivos, para satisfacer sus necesidades perentorias y aun las estratégicas. No es difícil imaginar las posibilidades de desarrollo que tendría esa tenacidad, esa capacidad de aguante de los empresarios de la micro y pequeña empresa, si recibieran los Servicios de Desarrollo Empresarial adecuadamente estructurado para ellos.

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Si en condiciones realmente adversas hay resultados meritorios, dado las potencialidades creativas de nuestra gente; esas semillas fructificarían mucho más en terrenos convenientemente habilitados y que reciban los “abonos” y “nutrientes” requeridos.

La razón determinante

La subsistencia de la pequeña y microempresa, habida cuenta de las difíciles condiciones que debe superar, tanto en su entorno como dentro de su propia dinámica operativa, estaría explicada, entre tantas, por una razón determinante: el empuje de quien la concibió y la gestiona con sacrificio.

Ese palpitar cotidiano de cada uno de los tres millones y medio de mujeres y hombres haciendo micro y pequeños negocios, es lo que se transforma a la larga, en el gigantesco latido del gran corazón peruano, que genera más del 42% del Producto Bruto Interno del país, ocupando a más del 75% de la fuerza laboral y que evitó que el Perú se hubiera descalabrado en medio del clima de violencia terrorista, que tuvimos que soportar. 

B.- Estrategia integral para promover a las MyPE 

Para impulsar cambios significativos en el complejo mundo de las MyPE, es necesaria una visión coherente de la estrategia para promover realmente a las micro y pequeñas empresas. Aquí  las sugerencias que hemos venido planteando:

1-Un Sistema de promoción y apoyo a las MyPE (SiProMyPE)

La micro y Pequeña Empresa (MyPE), debido a su complejidad económica, productiva y social, requiere de un enfoque incluyente para atenderla como parte de la estrategia del Desarrollo Nacional. La MyPE no es el reino de la informalidad si no el mundo de la potencialidad emprendedora y productiva. Por eso, requerimos de una entidad que sea el centro diseñador de estrategias y acciones promocionales público-privadas, evitando la duplicidad de actividades y presupuestos. No debe depender de UN ministerio, ya que la micro y pequeña empresa no constituye “un sector”,  sino una realidad transversal a todos los sectores económicos. Entonces, sería interesante contar con una entidad supra-ministerial de segundo piso, eminentemente coordinadora con los vice-ministerios de la MyPe que cada ministerio debe tener.

2-“Ventanilla Única” de atención integral en las municipalidades

El emprendedor o empresario (extractor, manufacturero, comerciante o de servicios) no tiene que desperdiciar su escaso tiempo deambulando por ministerios y dependencias, donde recibe un trato burocratizado (malo y sin resultados), buscando información y orientación que le permita iniciar o manejar su negocio o empresa. En un contexto de búsqueda de la descentralización, el gobierno local debe actuar según su finalidad. Para ello, las casi dos mil municipalidades deben establecer convenios con instituciones educativas y coordinar con los ministerios, la SUNAT, INDECOPI, Registros Públicos, Notarias, Embajadas, etc., a fin de brindar atención consolidada en el primer punto de contacto con el usuario. Hay experiencias interesantes que han tomado el nombre de “ventanilla única”, sin embargo, son apenas “plataformas”, que agrupan a varias entidades. El objetivo es tener auténticas ventanillas únicas, donde el solicitante deja su requerimiento y allí le entregan los resultados que necesita.

3-Reforma tributaria: grabar ganancia real no la utilidad presunta

Cuando se calificó a las MyPE como “colchón social” del país, fue porque se reconoció, que la gran mayoría de estas formas económicas y empresariales tienen características de sobrevivencia, donde sus niveles de ventas están en rangos muy bajos, proporcionando márgenes de sobrevivencia; lo cual está muy lejos de cubrir siquiera la canasta alimentaria, es bueno precisar que este nivel de actividad  no genera ganancia real. No confundir ventas con ganancias. Utilizar las retenciones del IGV por parte de las medianas y grandes empresas para que le puedan comprar sin problemas a las MyPE. En este terreno, hay un gran espacio para diseñar estrategias de reforma tributaria.

4-Banco NO, banca SI: MyPE necesita dinero, no más edificios

Las experiencias exitosas de la gestión de micro finanzas, el uso de plataformas tecnológicas para los servicios financieros, así como el concepto de banca múltiple, permiten canalizar recursos dinerarios hacia las MyPE de manera ágil y abaratando su costo. Todo el sistema financiero formal, incluido el Banco de la Nación, tiene que atender las necesidades financieras de las MyPE. Lo que debe conseguirse es abaratar el costo del dinero para las MyPE; porque su bajo nivel de morosidad lo permite.

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5-Estimular la capacitación empresarial y productiva

Ya sabemos que sin información y conocimientos no hay posibilidad real de incrementar la productividad ni de generar innovación. La capacitación empresarial y productiva tiene que estar incorporada al sistema educativo total, además de fomentarla de manera generalizada en todos los centros laborales, incluidas las MyPE. Entonces, habrá que pensar incluso en beneficios tributarios para las empresas que invierten en capacitación de sus trabajadores. Hay que trabajar para tener empresarios competitivos y éticos.

6-Sensibilización y orientación masiva

Así como se acepta que debe invertirse en campañas publicitarias, también tiene que realizarse sostenidas campañas de sensibilización y orientación, para desarrollar conciencia tributaria, cultura de la calidad, de las buenas prácticas empresariales y de responsabilidad social empresarial. Tal como el Estado financia en los medios de comunicación masiva franjas electorales para los candidatos, también debe acordar con los medios de radio y televisión franjas empresariales pro MyPE.

7-Promover cadenas productivas de exportación

Como país es perentorio lograr la competitividad globalizada en toda la actividad productiva y empresarial. Aunque quisiéramos, no todos seremos exportadores directos; pero sí podemos ser afluentes de ese gran río que llegue a los mercados internacionales especialmente con productos no tradicionales. Todas las formas de asociatividad productiva y empresarial tienen que ser catalizada desde los gremios privados en alianza con el Estado.

8-Formalizar la representatividad dirigencial

Claro que es necesario que las MyPE estén representadas en los diferentes niveles y sectores que tengan que ver con su promoción; pero quienes ocupen los diferentes órganos y directorios deben tener la más autentica representación y representatividad. Debe promoverse la vida asociativa de las organizaciones “gremiales” de las MyPE, como un medio retroalimentador de su perfeccionameinto operativo y comercial, y no como una catapulta de carreras políticas de algunos dirigentes. Las municipalidades pueden certificar que la organización funciona y que su dirigencia es auténtica.

9. Innovación y Transferencia Tecnológica

Uno de los temas en que Perú está más rezagado en términos de competitividad son los factores tecnológicos. Se requieren instrumentos y fondos concursables para que las empresas de todo tamaño y en todas las regiones puedan acceder al conocimiento. Este acceso debe darse a través de programas y paquetes tecnológicos, ensayos de laboratorio de acuerdo a normas técnicas, servicios tecnológicos y plantas piloto, para dar mayor diferenciación y calidad a nuestros productos, con costos y estándares internacionales de productividad y dar mayor valor agregado a los recursos naturales. Temas como el diseño, la automatización, el empaque y embalaje o la logística y las buenas prácticas agrícolas y de manufactura y el control fitosanitario serán fundamentales para que las MyPE puedan competir en el mercado interno e internacional.

Autor Eduardo Lastra D. –  Presidente del Instituto Latinoamericano de Desarrollo  Empresarial (ILADE)

 

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