En el caso del mantenimiento correctivo y evolutivo parece lógico que sea el quién implantó la aplicación en cuestión, el que luego se encargue de su mantenimiento, es decir, de implementar los cambios que en el ciclo de vida de toda aplicación son necesarios para que evolucione, tanto tecnológica como funcionalmente. Y si dicho integrador tiene las capacidades para ello, pues también se le suele encargar de la operación de las infraestructuras pues así la empresa, además de aprovecharse de las sinergias de ambas actividades, se ahorra los problemas típicos de responsabilidad compartida (el echarse las culpas el uno al otro cuando algo falla, dicho de forma menos elegante)
En esa situación, insisto que bastante frecuente, sucede también lo que los sajones, siempre tan ocurrentes a la hora de poner nombre a las cosas, llaman el miedo al Vendor Lock-In. Es decir, miedo a quedar (atrapado) en las manos del proveedor y que si la empresa quiere cambiar, por mal servicio por ejemplo, no pueda o los costes y riesgos lo hagan poco aconsejable.
Este Vendor Lock-In se puede manifestar en las siguientes situaciones:
Está claro que las compañías deben intentar evitar esta dependencia extrema de sus proveedores y aunque cada caso tendrá sus particularidades y debería ser tratado de forma individualizada hay que tener en cuenta una serie de buenas prácticas al respecto.
(1) Negocia cuidadosamente las condiciones de salida en el momento de la venta del servicio.
La mejor manera de acordar los términos y condiciones de una separación es cuando te llevas bien con la otra parte. Hay pocos momentos donde te vas a llevar tan bien con tu proveedor como cuando está tratando de venderte algo. Este consejo también es aplicable a contratos prematrimoniales y a la constitución de una start up con más de un socio.
(2) Elabora un plan de riesgo desde el primer momento
No te asustes. Detrás de ese rimbombante nombre, básicamente hay dos cosas de sentido común:
(3) Ten previsto que todo va a cambiar
Incluir en el contrato con el proveedor, en la medida de lo posible, la opción de poder renegociar o revisar las condiciones o términos de separación. Un entorno cambiante puede hacer obsoleto cualquier acuerdo inicial.
(4) Gestiona la simetría de las condiciones de rescisión del contrato
No es lo mismo que el proveedor rescinda el contrato y te dé, por ejemplo 3 meses para que te vayas, que al revés. En este tipo de contratos, el esfuerzo y coste (no sólo monetario) que supone a una empresa cambiar de proveedor puede ser mucho mayor que el del proveedor si pierde el cliente.
Una buena regla es que el tiempo de preaviso por parte del proveedor sea al menos el tiempo que se tardó en poner en marcha el sistema más el tiempo estimado en buscar un proveedor y en cerrar un contrato con él.
(5) Prepárate ya durante el proyecto de implantación de la aplicación
Todo lo anterior no lo dejes para el final. Durante el proyecto de implantación tienes ya que actuar: empezar a negociar los términos del servicio posterior, asegurar que tu equipo conoce el sistema hasta donde quieras tener el control, asegurar la propiedad intelectual o el acceso a desarrollos, etc. Es durante la implantación cuando mejor se pueden ir identificando los riesgos y construyendo las medidas que te permitirán controlarlo.
Autor Luis Carrasco http://www.nodotic.com/
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