por Juan Antonio Rodríguez González

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Un espacio para aprender que no es necesario ser una empresa grande para ser una Gran Empresa
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por Juan Antonio Rodríguez González

La empresa es como una persona. ¿Se puede imaginar a una persona que actúa en la vida sin tener alguna meta, sueño, objetivo y con una confusión de valores? ¿Cuántos momentos de incertidumbre y flaqueza vive? ¿Cuántas veces se pone en riesgo? Ahora, imagínese a una empresa que su único objetivo es vender y obtener una rentabilidad para su dueño. También ¿cuántos momentos de incertidumbre y flaqueza vive? ¿cuántas veces se pone en riesgo?

Desafortunadamente existen muchas empresas así, que viven a la deriva del mercado. Muchas de ellas no logran permanecer, son “brillos” de uno o tres años, a veces menos. Algunas de ellas nacieron por “capricho” de sus dueños, sin haber analizado previamente la oportunidad.  Y, desgraciadamente, la mayoría de estas empresas son PYMES.

Cualquier negocio, por más pequeño que sea, tiene una “razón de ser” a la que llamaremos Misión.  Y está permite que se empiece a anhelar un “sueño” al que nos referiremos como Visión. El fin principal de estos enunciados es definir el rumbo de la empresa y ayudar a “poner en la misma sintonía” a todos los involucrados (dueños, empleados y clientes).

Generalmente al establecer una Visión se debe reflejar un horizonte de 10 años y para la Misión uno de 5 años. Esta última es conveniente que sea una oración corta, sencilla, fácil de recordar, para que toda la gente la conozca. De tal manera que la Misión cumpla también la función de ser un objetivo intermedio a la Visión. Al establecer estos enunciados se deberá considerar a la competencia, que está ofreciendo ella, como está actuando, etc.

Pero para lograr la Misión es necesario tener unos Valores de Trabajo bien definidos que la faciliten. Es conveniente definirlos y sobre todo llevarlos a la práctica.  Violar alguno de ellos por obtener algún incremento temporal en ventas o reducción de gastos tiene sus riesgos, pues la “coherencia” entre lo que se dice y hace es a la larga la mejor empresa.

Ya que se tiene definido lo anterior viene el siguiente reto: como lograrlo. Todos los procesos de la empresa y las políticas de operación deberán estar en estricta concordancia con lo previamente definido.  Se deberá asegurar que se tenga a la gente adecuada para las funciones y objetivos de la empresa, además que se les compense acorde a lo que se espera de ellos. También cobra gran importancia la infraestructura, debe ser la adecuada para el cumplimiento de la Razón de Ser.

Adicionalmente, de manera anual, se deberán establecer unos objetivos alcanzables y medibles, que vayan acordes a lo que se pretende lograr en 5 años. No sólo deberán existir objetivos de naturaleza financiera, pues para lograrla se necesitan procesos, un mercado de clientes y personal que desarrolle las funciones.

Es de gran importancia que al establecer estos lineamientos participen todos los involucrados: dueños, empleados, clientes y proveedores.  Su opinión a través de encuestas es suficiente.

Una estrategia no puede perdurar todo el tiempo, depende de lo cambiante del mercado en que se encuentre la empresa.  Por lo tanto, es importante que se de una retroalimentación continua si es percibido que ya no resulta.

El momento ideal para definir la estrategia es al inicio de operaciones, pero se recomienda que aún estando en marcha, cada negocio dedique un tiempo a analizarse y plantearse lo que quiere lograr.  Parte de esta necesidad la están cubriendo las certificaciones de organismos nacionales e internacionales.

Definitivamente, la empresa se verá altamente beneficiada al contar con una estrategia. Las PYMES podrían sentirse con más tranquilidad sabiendo que cuentan con una planeación estratégica, donde incluso han considerado escenarios optimistas y pesimistas. Incluso podrían apoyarse de herramientas para medir su estrategia, por ejemplo, el Sistema de Indicadores de Desempeño del Negocio (Balanced Scorecard), también al alcance de la PYME.

Autor Juan Antonio Rodríguez González, MBA y CP – Socio de Hobetus Asesoría – antonio.rodriguez.g@hobetus.com –  www.hobetus.com

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a empresa es como una persona. ¿Se puede imaginar a una persona que actúa en la vida sin tener alguna meta, sueño, objetivo y con una confusión de valores? ¿Cuántos momentos de incertidumbre y flaqueza vive? ¿Cuántas veces se pone en riesgo? Ahora, imagínese a una empresa que su único objetivo es vender y obtener una rentabilidad para su dueño. También ¿cuántos momentos de incertidumbre y flaqueza vive? ¿cuántas veces se pone en riesgo?

Desafortunadamente existen muchas empresas así, que viven a la deriva del mercado. Muchas de ellas no logran permanecer, son “brillos” de uno o tres años, a veces menos. Algunas de ellas nacieron por “capricho” de sus dueños, sin haber analizado previamente la oportunidad.  Y, desgraciadamente, la mayoría de estas empresas son PYMES.

Cualquier negocio, por más pequeño que sea, tiene una “razón de ser” a la que llamaremos Misión.  Y está permite que se empiece a anhelar un “sueño” al que nos referiremos como Visión. El fin principal de estos enunciados es definir el rumbo de la empresa y ayudar a “poner en la misma sintonía” a todos los involucrados (dueños, empleados y clientes).

Generalmente al establecer una Visión se debe reflejar un horizonte de 10 años y para la Misión uno de 5 años. Esta última es conveniente que sea una oración corta, sencilla, fácil de recordar, para que toda la gente la conozca. De tal manera que la Misión cumpla también la función de ser un objetivo intermedio a la Visión. Al establecer estos enunciados se deberá considerar a la competencia, que está ofreciendo ella, como está actuando, etc.

Pero para lograr la Misión es necesario tener unos Valores de Trabajo bien definidos que la faciliten. Es conveniente definirlos y sobre todo llevarlos a la práctica.  Violar alguno de ellos por obtener algún incremento temporal en ventas o reducción de gastos tiene sus riesgos, pues la “coherencia” entre lo que se dice y hace es a la larga la mejor empresa.

Ya que se tiene definido lo anterior viene el siguiente reto: como lograrlo. Todos los procesos de la empresa y las políticas de operación deberán estar en estricta concordancia con lo previamente definido.  Se deberá asegurar que se tenga a la gente adecuada para las funciones y objetivos de la empresa, además que se les compense acorde a lo que se espera de ellos. También cobra gran importancia la infraestructura, debe ser la adecuada para el cumplimiento de la Razón de Ser.

Adicionalmente, de manera anual, se deberán establecer unos objetivos alcanzables y medibles, que vayan acordes a lo que se pretende lograr en 5 años. No sólo deberán existir objetivos de naturaleza financiera, pues para lograrla se necesitan procesos, un mercado de clientes y personal que desarrolle las funciones.

Es de gran importancia que al establecer estos lineamientos participen todos los involucrados: dueños, empleados, clientes y proveedores.  Su opinión a través de encuestas es suficiente.

Una estrategia no puede perdurar todo el tiempo, depende de lo cambiante del mercado en que se encuentre la empresa.  Por lo tanto, es importante que se de una retroalimentación continua si es percibido que ya no resulta.

El momento ideal para definir la estrategia es al inicio de operaciones, pero se recomienda que aún estando en marcha, cada negocio dedique un tiempo a analizarse y plantearse lo que quiere lograr.  Parte de esta necesidad la están cubriendo las certificaciones de organismos nacionales e internacionales.

Definitivamente, la empresa se verá altamente beneficiada al contar con una estrategia. Las PYMES podrían sentirse con más tranquilidad sabiendo que cuentan con una planeación estratégica, donde incluso han considerado escenarios optimistas y pesimistas. Incluso podrían apoyarse de herramientas para medir su estrategia, por ejemplo, el Sistema de Indicadores de Desempeño del Negocio (Balanced Scorecard), también al alcance de la PYME.

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   Juan Antonio Rodríguez González, MBA y CP

Socio de Hobetus Asesoría

antonio.rodriguez.g@hobetus.com

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