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NO ES VERDAD QUE “TE FALTA TIEMPO” O
“NO TIENES TIEMPO”. LA VERDAD ES QUE
TE SOBRAN COMPROMISOS.
DICIENDO LO PRIMERO
 
TE HACES CREES QUE EL
TIEMPO EXISTE Y “TE FALTA”.
RECONOCIENDO, MEDITANDO Y
COMPRENDIENDO LO SEGUNDO,
COMPRENDERÁS QUE NO EXISTE EL
TIEMPO, SINO EL PRESENTE CONTINUO:
LA ETERNIDAD.

Si aprovechamos el simple genio de Eratóstenes, podemos averiguar más o menos la circunferencia de la Tierra de una forma simple, sin necesidad de tecnología ni aparatos de medición, sino sólo usando la inteligencia natural.

Eratóstenes no sólo demostró la medida de la circunferencia de la Tierra, sino sobre todo lo simple que puede llegar a ser el intelecto y la intuición en uno, la inteligencia natural.

Además de tener una circunferencia determinada, la Tierra gira sobre su propio eje a una velocidad determinada, a no ser que esté fija y sean la Luna, el Sol y las estrellas lo se mueve por el espacio.

Pero esa “velocidad” es totalmente relativa, y además es diferente y “menor” a medida que nos aproximamos hacia los polos. La velocidad de giro que se maneja actualmente se mide según un concepto relativo denominado “hora”, que es una medida equivalente a 1/24 parte de la circunferencia de la Tierra.

Así, dividiendo los 40.074 kms de circunferencia en 24 partes, cada una equivale a unos 1.669 kms. Como se ve, realmente el concepto “hora” sólo es una etiqueta mental para identificar un área del planeta Agua-Tierra (sea un área de tierra o de agua).

Pero sabes que la “hora” la usas para otra cosa. Cuando vives inconsciente de la realidad universal por ser inconsciente de que tu cuerpo se mueve con el giro del planeta, conviertes esa realidad física es un “sustituto”, una ilusión mental llamada “tiempo” que te oculta la realidad de la experiencia de que el cuerpo se está trasladando constantemente, independientemente de que lo tengas aparentemente parado o en movimiento. Así ocurre, lógicamente, con cualquier objeto del mundo.

Ese “tiempo” y esa “hora” son afirmados mentalmente con la ayuda desinteresada de “el reloj”. Y así un área de 1669 kms la terminas convirtiendo con el poder creador de tu mente en “ese espacio de 30º recorrido por la aguja de las horas y el tiempo que tarda en recorrerlo” o “tiempo que tarda la aguja de los minutos en dar 60 revoluciones al reloj”.

Ahora mismo que estás leyendo esto estando con tu cuerpo estático, crees que durante “el tiempo” que estás sentad@, estás ocupando el mismo espacio.

No es así, sino que, si estuvieras en el ecuador, te estarías moviendo a 1669 kms/hora, que vienen a ser unos 463 metros por seg.

Eso no es “velocidad”, sino que significa que en “los últimos 5 segundos” has cubierto 5 áreas de 463 metros, y “en los próximos 5 segundos” tu cuerpo estará a 2 kilómetros 318 metros más hacia el este de donde está ahora. ¡Ahora justo ya se ha cumplido!

Tu cuerpo jamás ocupa el mismo lugar debido no sólo al movimiento de giro del planeta en torno a su eje, sino al orbital de traslación en torno al Sol, al propio movimiento orbital-espiral de la Tierra y al propio movimiento del Sol y el sistema. La posición que ocupas siempre es única, privilegiada e irrepetible en el universo.

Eres un punto de vista infinitesimal (un ser, un ojo) mediante el cual el infinito (el Ser, el Ojo) se observa a sí mism@. Los demás humanos son lo mismo que tú: Seres que individual y colectiva-Mente somos el Ser. Y con todos esos “ojos”, el infinito espiritual se observa a sí mism@ en su totalidad física y observa su apariencia física de “tu cuerpo” a través de otros seres-humanos, y se experimenta en su totalidad emocional. Físicamente con los ojos físicos ves y ve una parte infinitesimal del todo. Pero mentalmente puedes ver mucho más: con el Ojo.

El tiempo es una ilusión, y por eso el tiempo te hace experimentar que tu mente y la Tierra están paradas en un centro virtual del universo (centrismo de la mente, o centrismo del ego o ego-centrismo), aunque sepas en teoría que la Tierra gira y se traslada por el espacio.

La experiencia práctica de ese saber teórico te la ocultas a ti mism@ con la manta del “tiempo” en tu mente, el cual coloca a tu mente en el centro del universo y así crees que “el tiempo pasa”.

La velocidad de giro es totalmente relativa en tanto que la unidad de tiempo de reloj, el “segundo”, podría durar lo que indica su nombre: 2 (=segundo), con lo que el número de “horas del día” sería la mitad, 12, y así cada “hora” o parte de la circunferencia de la Tierra sería mayor, de 3.339 kms, con lo que la velocidad de giro de la Tierra sería de “3.339 kms por hora”.

Al final, “1.669 kms a la hora” o a “3.339 kms a la hora” son parámetros puramente mentales, y no evitan que la Tierra gire en la misma cadencia natural, puramente esencial, la indicada por sus propias fuerzas impulsoras y por la fuerza del Sol y los demás planetas con los que mantiene una relación de equilibrio energético mutuo.

Por tanto, el concepto “velocidad de giro” y “hora” es algo mental, no real, ilusorio, relativo, no absoluto. En la realidad física la Tierra no gira a ninguna “velocidad”, ni la “hora” es lo que piensa tu mente.

En la realidad mental que concibe tu mente humanizada, la Tierra no gira, aunque sí lo haga teóricamente “a 1669 kms/hora”, pero sólo siempre que se divida la circunferencia en 24 áreas u “horas”.

Si la dividiésemos por 0, la mente humanizada no podría concebir ninguna “velocidad” de giro de la Tierra. A la mente en la práctica le sería indeferente; no así el no hacer divisiones temporales.

Si la dividimos por 1 hora, la Tierra giraría a 40.074 kms/hora. El “día mental” humano duraría 1 hora. La mente se humana se volvería loca sin el ritmo de la lógica de su crono (la cronología), su tiempo, su oxígeno.

Sería como si a un enfermo crónico de tabaco se le evitara fumar o a uno dependiente de la bebida se le evitara beber. Ni siquiera aceptarían el aire puro ni el agua pura. En el caso de la mente humana está enferma crónicamente por causa del crono que la convierte en una mente crónica olvidada de la sincronía (sin crono) y armonía del tiempo natural universal.

Pero la mente humanizada está destinada a universalizarse, a convertirse en mente universalizada o mente universal.

Tampoco el planeta se traslada a 30 kms/seg, pues si el segundo durara 2 segundos, su velocidad de traslación sería de 60 kms/seg.

Al final, tú como aspecto “mente” cuatridimensional (de cuarta dimensión) albergas el “tiempo” o mentalidad, y esto te mantiene estátic@, como una gota pesada que no fluye en la corriente de un río. Es decir, como ser mental no fluyes en la corriente del espacio-tiempo de cuarta dimensión, ese espacio-tiempo mental de total libertad “más allá del tiempo y el espacio”. Más allá del “tiempo” que concibe tu mente y del “espacio” en el que se mueve tu cuerpo, y en el cual incluso tu propio “tiempo” te impide moverte en libertad total. Y no sólo tu “tiempo”, sino por supuesto innumerable cantidad de leyes y temores adquiridos.

La Tierra también es una gran pequeña gota, pero ésta que sí fluye en el espacio de tercera dimensión. Si la Tierra pudiera pensar humanamente como tú, posiblemente lograría estar parada en el espacio, o al menos resistirse a su cadencia natural. Lograría intervenir en su propia evolución para interumpirla o dificultarla, tal como los humanos.

Y entonces el tiempo marcado por los giros y revoluciones de la Tierra sería un caos total, pues los giros serían ahora más largos y ahora más cortos, y cada revolución al Sol la daría en más o menos giros o “días”. Sería la desarmonía total gobernada por los parones y los acelerones.

Es exactamente lo que ocurre en ti como mente, en ti como ser dimensional en cuarta dimensión que eres parte de la Mente Colectiva de la Humanidad, la Cuarta Dimensión de la Humanidad: el caos mental superficial del tiempo que se refleja igual en la superficie física de la tercera dimensión de tu cuerpo: las prisas, los plazos, los agobios, el estréss, las distintas “duraciones” de los conceptos temporales: “días”, “horas”, “años”… o el nombre de los meses, como “Enero”-mental que es real-físicamente unos 80.500.000 kilómetros de traslación por el espacio. Es como que pones una etiqueta a ese área espacial. Y sabes que si das parones y acelerones a tu coche, el motor se resiente.

Ese caos mental es el control de Mátrix, que nada tiene que ver con el caos dinámico, continuo, natural y esencial del universo, la libertad basada en la dinámica del caos, lo que crea el orden perfecto, la perfección en base a los principios naturales de la armonía, la sincronía, el equilibrio. Es tu propio ser o razón de ser y la de todo ser-humano, usando los conceptos superficiales pero sin condicionarse psicológicamente por ellos. De hecho, el concpeto “Lunes” y el concepto “sábado” producen efectos psicológicos y emocionales muy distintos. Al final, sólo son lo mismo: 1 giro del planeta Tierra.

En el universo rigen los giros y las revoluciones de los astros, fluyendo en un continuo espacio-tiempo: el presente continuo. En la mente humana rige el control de los “días” y los “años”.

Por su lado, el caos de la mente humana tiende al perfeccionismo (que no es perfección universal como equilibrio de la armonía), que es tratar de controlar y permitir la movilidad justa dentro de unos intereses para mantener el control. Es más fácil que no pase nada si se ata al individuo. El perfeccionismo de las leyes de la sociedad tienden a una menor falta de libertad cada vez. A cada nueva ley humana acompañada de su ley de castigo, dado que  aquella siempre es quebrantable, tú como mente sufres de menos espacio mental y gozas de un grillete más. Gozas, porque cumplir con esas leyes te produce una satisfación engañosa de “cumplir con la sociedad”, pero no con la libertad de ser. El control tiende a crear una mente humana a modo de iceberg estático, frío, congelado. Y así a nivel colectivo.

El perfeccionismo cada vez se aleja más de la perfección, que es el equilibrio de la armonía universal, pues el perfeccionismo es la pretensión de llegar a un 100% que no existe. Sin embargo, la mente humana puede crear sistemas limitados en los que un humano puede llegar a alcanzar el perfeccionismo. Pero así sólo se engaña a sí mismo, potenciando en sí mismo una falsa idea de lo que es la perfección y condicionándose a sí mismo a no ir “más allá”.

La desincronía generada por el tiempo es la enfermedad contagiosa y contagiada entre todas las personas ciudadanizadas. Es la gran epidemia mental de la “Edad Moderna” y de la Sociedad de Consumo gobernada por arriba por la Política y por abajo por la Religión Católica, una estructura conformada como una tela de araña de leyes y más leyes en mitad de la tela de araña del tiempo. Es la Gran Mátrix Social Religioso-Política fundamentada en el temor al castigo y las promesas a futuro.

Tu mente o cuarta dimensión de ti mism@ está destinada a vaciarse para quedar transparente y límpida como su reflejo o proyección en tercera dimensión, el propio espacio tridimensional en que se mueve no sólo tu cuerpo tridimensional, sino todos los demás cuerpos no-humanos (como hormigas o mosquitos que te molestan) y humanos, el palneta, el sol, y todos los astros incluyendo la galaxia que está girando.

Tu mente humanizada, creyente en el tiempo, te hace sentirte falta de espacio interior, y ello te supone estréss, agobio, angustia, presión, sufrimiento, temor, tristeza, incomprensión: todo lo que no eres. Es como si tu cuerpo estuviera confinado en una prisión de escasas dimensiones. Así está tu mente, aunque tu cuerpo esté en mitad de un silencioso prado o de un mar en calma. Aún así, en estos parajes no puedes evitar sentir la libertad, es decir, liberar tu mente.

Uno de los aspectos del ser-humano que eres como completo es tu mente pura, sin “tiempo”, sin “calendario”, sin “reloj”, sin “crono”… sincronía. El crono te vuelve crónico.

Como alma eres el templo del espíritu de la eternidad, pero si pones un reloj en la muñeca de tu cuerpo, olvidas el espíritu. Y puede ser que uses el reloj para acudir al templo que no es: el de Dios en las iglesias, las cuales también llevan relojes en sus torres para que puedas “sincronizar” con el crono y quedar con el Dios Cronos. Mientras, bajo el paso y el peso del tiempo del reloj, se habla de eternidad en la iglesia, si bien sólo es la eternidad de la misma canción del tiempo.

Con el “tiempo”, con el “reloj”, con el “calendario”, te impones a ti mism@ el modo de vida que la propia Sociedad te enseña: el de los horarios, los compromisos, las citas, los plazos, los objetivos. Te lo enseñan tus padres, pero a ellos también se lo enseñó la Sociedad. Pero no hay que convertir en enemigo al Sistema, que está en la propia mente, pues es cada uno quien acepta su “servicio” y quien acepta servirle. Sólo hay que conocerlo, saber cómo está montado, y conocer su auténtico éxito: el tiempo. Eso está en la propia mente.

Todo eso es lo que convierte tu mente en esa gota llena de sal que pesa en mitad de la sutilidad de la corriente del universo, una corriente de “agua”-espíritu dulce. Es tu propia resistencia, lo que te lleva al roce, al conflicto, al sufrimiento… pero esto no es la verdad, y la verdad te hace libre.

¿Tienes tiempo para meditar sobre el tiempo?

Tomado de internet

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