Por Rita Tonelli

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Por Rita Tonelli

La efectividad es lograr más con menos y para conseguirla es imprescindible que seamos maestros en la habilidad pertinente. En este caso, en comunicarnos.

La pregunta del título es para que te la hagas, para que chequees cómo hablás, cómo escribís, si te ponés en el lugar del que te escucha o lee, si tenés en cuenta que el otro –cuando empieza a escucharte- no sabe lo que le querés decir, que puede estar pensando en sus cosas y que cabe la posibilidad de que tu mensaje no llegue.

¿Es la efectividad, en este ejemplo, un efecto de tu comunicación?

Desde el Coaching Ontológico hacemos hincapié en el poder de la palabra, en su magnífica posibilidad de crear una realidad, en su significado emocional, que es el más importante.

Esto no es para tomar livianamente. Pensá que de tu comunicación efectiva depende el éxito de tus relaciones de todo tipo, que de tu comunicación efectiva depende que tu trabajo sea bien recibido, que de tu comunicación efectiva depende que obtengas lo que querés.

Pensá en una reunión (de cualquier clase), occidental. Si es de amigos, todos gritamos, nos reímos, hablamos juntos, no nos escuchamos… (Y sólo estoy observando, no haciendo crítica). Si es de trabajo, llegamos con un punto de vista, lo pensamos defender, no se nos ocurre ni siquiera imaginar que escucharemos algún otro mejor que el nuestro y ahí estamos, dispuestos a en-frentarnos (golpear con la frente).

¿Sabés cómo es una reunión japonesa (oriental)?

Los japoneses van a una reunión, dispuestos a escuchar y sin ideas pre-concebidas. Creen que el resultado se creará entre todos y con todos los aportes. Y lo más importante es que esto les permite opinar sin subjetividades.

No quiero distinguir que todo lo japonés es maravilloso.

Sí quiero, mostrar la diferencia, y mi juicio es que si no nos aproximamos a un encuentro con otras personas con pre-conceptos y podemos evitar la subjetividad, no discutiremos (no en el sentido de intercambiar opiniones, sino en el de en-frentarnos).

Esta actitud hará el espacio necesario para poner nuestra atención en la Escucha activa y en la elección de nuestras palabras al comunicarnos.

Yo sé que usted cree comprender lo que piensa que yo he dicho, pero no sé si se da cuenta de que lo que usted ha oído no es lo que yo quería decir. Pierre Rataud de su libro “Técnicas de Venta”

¿Decís lo que querés decir?

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¿Das por supuesto (enlace) que el otro sabe de lo que le vas a hablar?

¿Ponés al otro en clima, para que pueda ubicarse en tu contexto, al comunicarte?

¿“Das vueltas” alrededor de una idea en vez de ser preciso, asertivo y claro?

¿Chequeás la escucha?

¿Escribís sin prestar atención a las puntuaciones?

Mirá:

Un señor dejó, al morir, el siguiente testamento:

“Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jamás se pagará la cuenta al sastre nunca de ningún modo para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo.”

Al encontrarse con esto, el notario reunió a los mencionados en el testamento y le dio una copia a cada uno para que ayudaran a interpretarlo.

Al día siguiente, todos se hicieron presentes en la oficina, y estos fueron los resultados, luego de agregarle los signos de puntuación:

Juan, el sobrino: Dejo mis bienes a mi sobrino, Juan. No a mi hermano, Luis. Tampoco, jamás, se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.

Luis, el hermano: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino, Juan? No. ¡A mi hermano, Luis! Tampoco, jamás, se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.

El sastre: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino, Juan? No. ¿A mi hermano, Luis? Tampoco. Jamás. Se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.

Los jesuitas: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino, Juan? No ¿A mi hermano, Luis? Tampoco, jamás. ¿Se pagará la cuenta al sastre? Nunca, de ningún modo. Para los jesuitas, todo. Lo dicho es mi deseo.

Ante esta falta de coincidencia, el Notario hizo su propia puntuación: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino, Juan? No ¿A mi hermano, Luis? Tampoco. Jamás se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.

Y como correspondía en el lugar donde vivían, el Juez incautó la herencia para sí, como representante del Estado.

¿Es importante nuestra forma de comunicarnos?

¿Es la Comunicación Efectiva, un efecto de tu comunicación?

Por el placer de compartir.

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Autora Rita Tonelli

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