Por Isabelle Chaquiriand

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Por Isabelle Chaquiriand

El riesgo está implícito en todo negocio o proyecto, el hecho de que no podamos controlarlo en su totalidad, no quiere decir que tengamos que ignorarlo.

A la hora de evaluar un proyecto de inversión, la mayoría de los profesionales especialistas en asesorar inversores coinciden en que uno de los factores que más miran y, por ende, consideran más relevante es el análisis financiero. Este análisis implica mirar las tasas esperadas de retorno, el valor actual neto, pero, sobre todo, los supuestos tenidos en cuenta para que se den esos resultados.

Esos supuestos son, por ejemplo, las cifras estimadas de ventas, los costos asociados y la estructura necesaria para poder cumplir con todo ello. Probablemente, nada de esto le llame la atención y seguramente todo le sea familiar. Ahora, ¿alguna vez se planteó cómo afectaría a su proyecto una fuerte devaluación? ¿Una recesión? ¿Un alza relevante de los costos de los insumos? ¿Un conflicto laboral? ¿Una ocupación? ¿La renuncia o pérdida de su personal clave? ¿Un conflicto bilateral con Argentina? ¿Un temporal como el que pasamos recientemente? ¿Una expropiación? ¿O considerar todo esto le resulta un poco exagerado o imposible y le parece que es la cuota parte de cada proyecto que queda librado a la buena (o mala) suerte? Dicho de otra manera, cuando hace las proyecciones financieras de su proyecto, ¿realmente estima el valor esperado de sus flujos de fondos o está estimando un valor deseado sujeto a que nada malo ocurra?

Lo que sí sabemos es que, por más de que nos parezcan situaciones extremas o muy poco probables, este tipo de eventos son los que determinan el éxito o fracaso de un proyecto de inversión y en consecuencia generan grandes pérdidas o ganancias. Y por más que parezcan poco probables, la realidad es que ocurren. Por lo que, en principio, ignorarlas parecería poco razonable.

Riesgo, siempre riesgo

Usted dirá, pero riesgo siempre va a haber. Ciertamente, el riesgo implica escenarios donde hay variables fuera de control y toda empresa o proyecto se tiene que preparar para asumirlos por el simple hecho de funcionar, porque es también la justificación de su beneficio. Pero no todos los riesgos nos interesan. Si estoy en la industria manufacturera, una eventual aftosa o problemas con el clima seguramente me afecten poco. Pero ese mismo factor de riesgo para una industria agrícola ganadera tendrá un peso mucho mayor. Aquellos riesgos que nos interesan son los que afectan las variables de nuestro proyecto que queremos proteger, como pueden ser el VAN, la TIR, nuestro nivel de liquidez o de endeudamiento, para el caso específico de nuestro proyecto. Una vez identificados esos riesgos, lo más eficiente es decidir cuáles voy a asumir y cuáles voy a transferir o, dicho de otra manera, “tercerizar”.

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Asumir no quiere decir quedar librado a la suerte, sino saber cómo asumir los riesgos de forma eficiente. Y transferir implica buscar un tercero más eficiente en la gestión de ese riesgo que acepte hacerse cargo de él, cobrando un premio por hacerlo, como puede ser un seguro.

Si usted identificó la variación del precio del petróleo como un riesgo que atender en su proyecto por ser un insumo de relevancia, puede hacer dos cosas: 1. Decidir cubrir el riesgo, transfiriéndolo a través de la compra de un seguro de precio del petróleo o a través de algún otro instrumento financiero, u operativamente, teniendo reservas al momento de cotizar un contrato importante, con el costo que ello implica pero asumiendo que es un “premio” que un tercero se lleva por gestionar ese riesgo mejor. 2. Asumir el riesgo, aprendiendo a lidiar con él; estudiando las tendencias y comprando cuando estima que está barato y va a subir, no haciéndolo cuando está caro, y lidiando con las operaciones y el costo financiero de mantener reservas. Una pregunta que siempre surge en las empresas con insumos con variaciones de precio significativas suele ser “¿cuál es mi negocio?”: productivo porque me blindo en el precio de mis insumos y me concentro en el proceso productivo; o especulativo porque me concentro en comprar bien de acuerdo a la variación del precio de mis insumos.

La elección entre una u otra opción dependerá sustancialmente de la capacidad que tenga para estimar el impacto que tendrá ese riesgo en el proyecto. Es decir, de analizar cuáles son los posibles escenarios a los que me puedo llegar a enfrentar y qué impactos posibles tendrían en mi proyecto. Y a su vez de la capacidad que tenga para asumir las consecuencias de ello. O sea, qué espalda tengo para, en caso de que alguno de esos posibles escenarios se de, poder enfrentarlo. A raíz de lo cual habrá algunos riesgos que afectarán mi proyecto, pero para los que no se espera que sea experto. Y otros que hacen a la generación de valor del proyecto que se espera que sí seamos capaces de generar valor a partir de la asunción eficiente de los riesgos.

Autora Isabelle Chaquiriand

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