No tenemos que ir muy lejos ni analizar con demasiada profundidad la historia reciente (y no tan reciente) de Leer más..." />
Un espacio para aprender que no es necesario ser una empresa grande para ser una Gran Empresa
Home » Calidad de Vida » No se queje si no se queja

por Marcelo Molina

No tenemos que ir muy lejos ni analizar con demasiada profundidad la historia reciente (y no tan reciente) de mi país —Argentina— para encontrar innumerables evidencias que permitan concluir como lo hace Mafalda en la tira que adjunto más abajo (a pesar de que su creador haya escrito este diálogo hace ya muchos años…)

No sé si es totalmente acertado decir que el “quejarnos” sea nuestro más popular deporte, ya que en el deporte, al menos, hay disfrute… Pero sí estaría de acuerdo mencionarlo en el sentido de que, al igual que cualquier deporte, por estos lados la queja es practicada con bastante asiduidad, como si nos estuviéramos entrenando para una competencia olímpica…

En muchas ocasiones, la queja toma la forma de protesta, con su formato más  popular: la interrupción de tránsito en las vías de mayor tráfico y, por supuesto, en horas “pico”. Esto no solo provoca la “ira” de los conductores que se ven afectados por la “medida de fuerza”, sino que además, en la mayoría de los casos, no consiguen transformar la “realidad” por la cual se encuentran protestando.

Este es un típico ejemplo de los efectos que provoca el vivir en “modo control”, cuando uno se imagina o tiene la ilusión de que por el solo hecho de decir “esto no me gusta”, “esto” cambie automáticamente en la dirección de mis deseos. Y lo único que se consigue con este comportamiento, es generar (en el mundo propio, con consecuencias en los mundos ajenos) más de “esto” que uno no quiere que pase, para “controlar” (y así tener razón y asegurarse de que exista) el que “esto no me gusta”.

Cuando estoy en “modo control” de lo que pasa a mi alrededor, quedo atrapado en una paradoja en la cual, aquello de lo que me quejo, aquello que resisto, me controla a mi…!   ¿Cómo es esto posible? Esto es así en la medida en que mis acciones provienen de la reactividad, es decir, cuando reacciono frente a lo que ocurre, poniendo en primer lugar mi opinión de cómo está la situación y de cómo debería estar.

A diferencia del “modo control”, cuando estoy en lo que yo llamo “compromiso con el control”, mis acciones no son reactivas, son proactivas, es decir, provienen de una declaración de la realidad ideal, y dichas acciones van en línea con conseguir esa realidad ideal. Por ejemplo, cuando conduzco mi automóvil, me comprometo con llegar a un lugar deseado, cuidando la integridad de los eventuales pasajeros, la integridad de los otros autos y ocupantes, y el estado del vehículo, es decir, estoy comprometido con controlar cada acción involucrada con el manejo: pedales, volante, luces de señalización, nivel de combustible, temperatura del motor, etc.

Lectura relacionada  Los más productivos cumplen objetivos, no tareas

Al hacer esta distinción quiero poner de manifiesto una diferenciación entre la “queja” y el “reclamo”. La queja sería una de las acciones reactivas del “modo control”. En cambio, el reclamo sería una de las acciones proactivas del compromiso con el control.

Cuando utilizo la queja, nada cambia, todo sigue igual, porque lo único que hago es describir la realidad que observo como insatisfactoria, y luego de quejarme, la circunstancia limitante sigue igual que antes. O quizás, peor, ya que esta reacción provoca un deterioro en la relación (por ejemplo en el caso de la protesta callejera, los ciudadanos que se sientan afectados por la protesta, no verán ningún valor en relacionarse con los manifestantes de otra manera que no sea la agresión, o en el mejor de los casos, la indiferencia…)

En cambio, cuando utilizo el reclamo, el principal compromiso es restablecer el estado de la promesa para lograr el resultado deseado, es decir, cuando alguna promesa no se cumplió, voy a mostrar los hechos que indican la ruptura de la promesa, y lo que voy a perseguir es el re-compromiso con lo pactado, resguardando la relación (ya que me interesa seguir relacionado con la otra parte, para fortalecer la red de compromisos), orientando mi energía en acercarme a esa realidad ideal que declaré para mi, creando nuevas posibilidades para transformar la realidad.

Preguntas para la reflexión personal:
¿Cuál es el tema sobre el que me quejo recurrentemente?
¿Qué beneficios me trae el quejarme? (resultado emocional)
¿Qué es lo que pasa luego de quejarme? (acción reactiva habitual)
¿Qué nuevo comportamiento podría incorporar para hacer que las cosas pasen? (nuevas posibilidades)
¿De qué manera podría reorientar la energía de la queja para que me permita modificar la realidad que vivo como insatisfactoria?

“El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas” ~ William George Ward (1812-1882) Escritor y teólogo inglés.

Hasta nuestro próximo encuentro!

Autor Marcelo Molina

Si te gustó el artículo y la temática del Blog por favor sería muy interesante para todos que nos dejes tu comentario.

Además, puedes recibir todos los artículos completos en tu buzón de e-mail ingresando tu dirección de correo en:


Tu dirección de e-mail solo se utilizará para mandarte la actualización del blog diariamente.

Muchas gracias por acompañarnos.

Puedes encontrar más material relacionado al presente, en nuestro Blog Grandes Pymes http://jcvalda.wordpress.com

Si quieres ver más posts de la misma categoría, haz click aqui:


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.