Por Rita Tonelli

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Por Rita Tonelli

¿No jugás al fútbol? No importa, no se trata de la profesión sino de la actitud. A mí no me gusta el fútbol y no entiendo nada de él, así que, te quedará claro que mi foco va más allá de eso…y se aplica a todos nosotros, los seres humanos.

En el último partido de la selección argentina, escuché a uno de los comentaristas decir: “Messi declaró que logró su efectividad en los tiros libres porque al principio de su carrera, cuando no era hábil con esto, se quedaba practicando durante horas, para mejorar”

La diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario es ese pequeño “extra”.

¿Por qué Messi es Messi?

Por dos razones…sí por dos…Por su talento y por usar su talento, cada día y así, agradecer y honrar haberlo recibido.

El artista no es nada si no está conectado con su don, pero el don no es nada si no se lo pone a trabajar. Emilio Zola

Nadie puede llegar a la cima armado solo de talento. Dios da el talento; el trabajo transforma el talento en genio. Anna Pavlova

¿Qué es el talento?

Es una habilidad innata, que se trae. No se construye.

Y fijate qué otros significados tiene “talento” para que veas que en un punto, todos se relacionan…

Legado de cualidad superior.

Unidad de dinero de la antigüedad.

Es más fácil juzgar el talento de un hombre por sus preguntas que por sus respuestas. Duque de Levis

¿Estás usando tu talento?

¿Para qué crees que te fue dado?

Hay muchas situaciones por las cuales a veces no usamos nuestro talento…y siempre dependen de nuestra mirada.

Hoy, te invito a analizarte para no posponer más el uso de tus talentos.

“Reconocer que tengo un talento es soberbia, falta de humildad”.

¿Quién te dijo esto?

¿De qué creencia limitante lo extrajiste?

Si un talento te fue conferido es para que lo reconozcas, lo agradezcas, lo uses y ayudes con su mejora y excelencia, a los demás que necesiten de él y de sus resultados.

Prestá atención a si esta frase que te mencioné no está siendo tu excusa para no trabajar, para no esforzarte en mejorarlo.

“Me gusta mi talento. Lo uso para mí. Entonces, como es por un gusto personal, no quiero hacer nada con él que me exija esfuerzo.”

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Conocí –muy cercanamente- a una persona con un talento para la música difícil de igualar. Tocaba todos los instrumentos de oído y a la perfección. Tuvo oportunidades excelentísimas que desechó por no salir de su zona de comodidad. En este momento, ni siquiera toca un instrumento, se dedica a un trabajo totalmente diferente, que realiza solo para vivir. Cuando le preguntaba por qué no lo usaba, por qué no se perfeccionaba, por qué no sacaba adelante los resultados extraordinarios que se preveían, contestaba: “Yo toco para mí”.

A esto sí que le podemos llamar, soberbia. A esto sí que le podemos llamar, excusa. A esto sí que le podemos llamar, desidia.

“Me da placer tener talento pero no quiero mejorarlo porque me marcarán cosas a aprender y no me gusta que señalen mis errores”.

El miedo a equivocarse es uno de los más limitantes que existen. Te mantiene preso en tu ignorancia. Te mantiene cercado en tu imposibilidad de crecer.

Abrite. Nada hay de malo en no saber. Al contrario, poder declarar “No Sé” te abre a un mundo nuevo, desconocido y excitante. Transmite tu humildad en ese reconocimiento y te hace accesible y flexible para tu entorno.

El talento no se basa en tener dones que los demás no, sino en saber utilizarlos.

¿Vos pensabas que Messi era Messi solo por su talento?

¿Qué estás haciendo con tu talento?

¿Te encontrás en alguna de las opciones de excusas que te presenté, para no usar tu talento?

¿Y si cambiaras tu mirada?

¿Y si pudieras ver para qué lo tenés?

¿Significa algo para vos, tener talento para no usarlo?

Tener talento es un regalo pero también implica una poderosa responsabilidad.

No escondas tus talentos, ellos fueron creados para ser usados.

¿Para qué serviría poner un reloj de sol en la sombra?

Benjamín Franklin

Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.

Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria.

Este hombre, sucio y maloliente, tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, mostrando la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.

El hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba su violín.

Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.

La esposa le pidió al concertista que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo. Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto resquemor. Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas. Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento.

Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo. Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto hubo una pequeña multitud escuchando arrobada el concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todos los valores mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con sostenida alegría.

El mendigo musical estaba feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: ” ¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!”.

Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.

¿Vos…estás usando tu violín o se lo estás prestando a otros?

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Autora Rita Tonelli

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