Si se habla de percepción, entonces hay que tratar de dar respuesta a la pregunta: ¿en qué forma percibimos?

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ilusionSi se habla de percepción, entonces hay que tratar de dar respuesta a la pregunta: ¿en qué forma percibimos?

 Normalmente pensamos o más bien creemos, que lo que captamos por nuestros sentidos físicos es la realidad, y nuestros sentidos físicos sólo captan una parte de todo lo que en un momento dado se encuentra alrededor del individuo. De un gran espectro electromagnético sólo captamos una pequeña franja llamada luz visible, un poco más allá de los lados de esa franja visible como son el ultravioleta y el infrarrojo, nuestro ojo ya no los registra. De ondas sonoras sólo tenemos un rango de vibración que el oído distingue, ondas sonoras de frecuencia menor o mayor ya no las captamos, y así existen aromas que el perro detecta pero nosotros los humanos no.

Y a esa parte que captamos del total de nuestro entorno físico, con nuestros sentidos adaptados y creados por la naturaleza para poder funcionar en el mundo físico, le damos una interpretación desde el punto de vista muy particular de cada quien, es decir le otorgamos el significado que podemos entender.

Existe una realidad última de todo el Universo o Cosmos, esa realidad no la podemos conocer por que nuestros órganos de percepción sólo logran distinguir un rango de vibraciones luminosas, audibles, sensoriales, olfativas etc. Muy pequeña en comparación con todo lo que existe y que apenas en los últimos años empezamos a descubrir algunas más a través de la ciencia.

Para poder sentir como humanidad que estamos aprendiendo y entendiendo al mundo que nos rodea; interpretamos y le damos un significado de cómo son las cosas, qué orden existe, cómo funciona la naturaleza. Y construimos a partir de esa interpretación y la enseñamos a las nuevas generaciones de humanos, a las cuales les explicamos – desde una interpretación muy particular – cómo es el mundo. De tal manera que ya casi no construimos nuestro propio concepto de espacio físico, sino que lo recibimos ya dado por las generaciones pasadas, a través de la familia, la escuela, los amigos, las instituciones religiosas y en general de toda interacción con la sociedad.

De esta manera cada uno de nosotros establece una imagen mental personal de lo que es nuestro mundo, con toda una serie de detalles que nos explican cómo es su existencia y funcionamiento, y aunque cada quien tiene su propio concepto, existen consensos -acuerdos de aceptar de determinada forma una percepción- con los cuales podemos interactuar. Ya con la imagen mental establecida, al llegarnos nuevos estímulos del exterior de nuestro ser, la mente relaciona esta nueva información con la que ya tiene almacenada y le da un significado, una interpretación de lo que debe de ser. Esto sucede cuando la nueva información coincide con algo similar a la información previa de la mente, porque cuando los datos que captamos son totalmente diferentes a los que tenemos almacenados, la mente hace que estos nuevos datos se adapten a lo ya conocido y los hace coincidir. O al no tener algo con qué relacionarlo simplemente lo descarta, como si no se hubiera recibido la información.

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Podemos darnos cuenta de que nuestra mente es selectiva con respecto a lo que acepta imaginando la siguiente escena: estamos elaborando en la computadora un trabajo que nos parece muy interesante, además de percibir la imagen del monitor, a la cual interpretamos; también percibimos algunos ruidos del ambiente, que por ser muy familiares o muy lejanos, o no nos significan nada en ese momento, la mente los desecha, al igual que los aromas, la presión de la silla sobre nuestras posaderas, etc. Y si la mente desecha lo conocido pero que en ese momento no nos significa nada, con mayor razón desecha lo que no entiende porque a la mente no le significa nada, y es igual a no percibirlo.

Y para ilustrar un poco más lo expuesto, reproduzco una información que en algún momento de mi vida llegó a mí:

REALIDAD ES AQUELLO QUE TOMAMOS POR CIERTO
LO QUE TOMAMOS POR CIERTO ES AQUELLO EN QUE CREEMOS
NUESTRAS CREENCIAS SE BASAN EN NUESTRAS PERCEPCIONES
LO QUE PERCIBIMOS DEPENDE DE LO QUE TRATAMOS DE VER
LO QUE TRATAMOS DE VER DEPENDE DE LO QUE PENSAMOS
LO QUE PENSAMOS DEPENDE DE LO QUE PERCIBIMOS
LO QUE PERCIBIMOS DEPENDE DE LO QUE CREEMOS
LO QUE CREEMOS DETERMINA A SU VEZ, LO QUE TOMAMOS POR VERDAD
Y LO QUE TOMAMOS POR VERDAD ES NUESTRA REALIDAD.

GARY ZUKAV

Esto se traduce en nuestra vida diaria en acciones que no tienen ninguna relación con la realidad, sino en cómo interpretamos esa realidad.

Ya que tenemos formada nuestra imagen de la realidad, porque así la percibimos, la aprendimos y la experimentamos, funcionamos dentro de ese paradigma y como es nuestra realidad, y aseguramos que las cosas son de determinada manera, hacer un cambio de segundo orden es difícil, pues implica un cambio de paradigma, algo así como cambiar nuestra realidad que ya hemos adoptado como tal, y se manifiesta lo que conocemos como la resistencia al cambio. Debido a las creencias que hemos adoptado como verdades absolutas, actuamos, (actitud), y consecuentemente obtenemos resultados. Creencias específicas nos llevan a actuaciones específicas, y éstas a resultados específicos, si no estás conforme con tus resultados, cambia tus creencias (Paradigmas). Jorge Ludewig

Los paradigmas son un marco de referencia que nos permite funcionar dentro de ciertos límites. Un paradigma nos explica cómo son las cosas y el mundo, y podemos funcionar dentro de él, hasta que alguien demuestra que el paradigma estaba equivocado, y que nunca nos atrevimos a sobrepasar los límites que nos impone.

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Todos somos paradigmáticos, porque de una o de otra forma nos explicamos el mundo en que vivimos y funcionamos. Si estás pensando que vives una realidad la cual no puedes cambiar, es que en realidad no conoces nada de la realidad.

Jorge Ludewig, Veracruz, México

 

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