por Javier Megias

A menudo las personas que trabajamos en el mundo de las startups nos “liamos” a discutir sobre la importancia del modelo de negocio, la estrategia de llegada al mercado o el utilizar unas métricas apropiadas…etc. y no ponemos suficiente foco en el elemento clave que realmente supone la diferencia entre un proyecto y otro: el equipo fundador.

Y en cierto sentido es normal, ya que aunque un modelo de negocio se puede cambiar de arriba a abajo y pivotar 180 grados, las personas somos capaces de cambiar poco… pero eso no quiere decir que no se pueda cambiar y aprender. De hecho varias de las aceleradoras e incubadoras con las que trabajo ponen en el centro al equipo y no al proyecto. ¿Casualidad?

Uno de los dichos más habituales dentro del mundo de la inversión privada, y que muchos de los business angels con los que trabajo repiten habitualmente es:

No se invierte en el coche (startup). Se invierte en el piloto (fundadores).

Y es que en mi experiencia es más fácil que un gran equipo fundador, comprometido y flexible, tenga éxito con un proyecto “normal” que un equipo “normalito” tenga éxito ejecutando una gran idea. ¿Por qué?:

Lo importante no es la idea. La idea no vale (casi) nada. La clave es la ejecución

Todo esto me lleva a proponer que replanteemos el sagrado grial de cualquier proyecto emprendedor: el famoso encaje producto-mercado, que nos indica cuando hemos encontrado el producto correcto que encaja con el mercado más apropiado, punto a partir del cual podemos dar por validado nuestro modelo de negocio

A raiz de la interesantísima reunión que tuve la semana pasada con JVP (Jerusalem Venture Partners) en Israel (pronto haré un monográfico sobre lo que he visto allí), se me ocurrió que deberíamos revisitar el concepto:

La clave del éxito es un equipo excelente capaz de desarrollar un gran producto que encaje perfectamente en un mercado apropiado: el encaje EQUIPO-PRODUCTO-MERCADO

Al final es absolutamente clave reconocer la importancia de un gran equipo y su encaje con el producto que desarrollan… ya que aunque puede que estén ejecutando una gran idea, quizás no sea la mejor para ellos.  Por eso cada vez es más habitual que las incubadoras y aceleradoras inviertan en las personas, incluso si su idea es débil…

Y por eso creo que cada día es más crítico formar a los emprendedores y no a las startups, al equipo completo (los valientes piratas) y no sólo al fundador. Me explico: aunque a la primera no tenga éxito la aventura, si el emprendedor ha aprendido a emprender (valga la redundancia) y no sólo a ejecutar su idea, la siguiente aventura en la que se involucre tendrá mayores posibilidades de éxito.

Eso me lleva a cerrar el post haciendo un pequeño resumen de las habilidades que idealmente debería tener todo emprendedor, a raíz de la famosa discusión sobre si es buena idea emprender sin experiencia laboral o no (y yo creo que es más fácil lanzar un negocio si se tiene experiencia, ya que evita cometer algunos errores).

Autor Javier Megias

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