Por Alexandra Levit

Elizabeth Pitt, armada con un M.B.A. de la Universidad de Chicago, construyó una exitosa carrera en la consultora McKinsey. Pero deseaba un mayor control de su futuro, así que decidió lanzar su propia compañía, CaregiverNeeded.com, una empresa de alcance nacional con sede en San Diego, Estados Unidos, para poner en contacto a los que necesitan cuidado para personas de la tercera edad con los servicios apropiados.

Pero un detalle que las personas en transiciones laborales olvidan fue crucial para la decisión de Pitt: ¿Cómo decidir qué tipo de empresa establecer y cómo saber si su negocio será una buena idea?

Identifique los problemas de su consumidor

Al barajar conceptos con su hermana, Pitt trató inicialmente de identificar problemas comunes de los clientes. “Quería hacer algo que fuera de importancia personal para mi y a lo que me podría ver comprometida”, dice. “Pero al mismo tiempo, hay que pensar en lo que el mercado necesita”.

En momentos en que es difícil destacarse en la mayoría de industrias, para informarme mejor sobre la ciencia de desarrollar buenas ideas, conversé con Chip Heath, co autor de of “Made to Stick: Why Some Ideas Survive and Others Die”, sobre por qué algunas ideas sobreviven y otras no.

Heath, que también es profesor de negocios en Stanford University, concuerda con Pitt que los requisitos de los clientes vienen primero. “Hay que hacer que a la gente le importe y el modo de hacerlo es generar una idea les solucione un problema actual”, dice.

Las ideas que salen adelante también son creíbles y fáciles de entender. “Si uno está haciendo algo nuevo, hay que establecer una conexión con algo que le resulte familiar a la gente”, dice Heath. Por ejemplo, si uno fuera un ingeniero tratando de vender un concepto extraño como una nueva red energética, hágalo más comprensible diciendo, por ejemplo, “es como un sistema de autopistas para partículas energéticas”.

Lo siguiente es evitar caer en la trampa de”la maldición del conocimiento”. “La gente que es experta no puede imaginar lo que es no tener su nivel de conocimiento, así que su mensaje a veces es incomprensible para la gente”, dice Heath. Lo que hay que hacer, en cambio, es desarrollar dos ejemplos concretos de lo que usted está hablando y luego “pongalos a prueba con un amigo o familiar que no trabaje en su área”.

Limite su enfoque

Si usted es el tipo de persona a la que le cuesta generar grandes ideas, puede facilitar el proceso restringiendo su enfoque, o pensando de manera creativa. “Es mucho más fácil generar ideas nuevas sobre cosas blancas en la nevera de lo que es general ideas nuevas en general”, dice Heath. También puede apoyar su idea en un concepto que ya tiene éxito y atrae al tipo de persona a la que quiere como cliente.

Si usted quiere, por ejemplo, recaudar de fondos para un grupo sin fines de lucro cuyo trabajo le apasiona pero no sabe por dónde empezar, ¿por qué no estudiar la historia de la organización para determinar y luego imitar, el tipo de evento que ha generado el mayor interés en el pasado?

Incluso aquellos que no sean emprendedores natos deben ocasionalmente general una idea brillante para seguir siendo competitivos en sus trabajos. Mejore sus posibilidades apartándose de su círculo de influencia inmediato y hablando con gente de otros departamentos y organizaciones. El familiarizarse con perspectivas diferentes le ayudará a asegurar que sus ideas no sean generadas en un vacío.

Autor Alexandra Levit

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