por Fatima Abril

¿Te ha pasado alguna vez que teniendo cosas importantes que terminar, te has puesto a hacer otras Leer más..." />

Un espacio para aprender que no es necesario ser una empresa grande para ser una Gran Empresa
Home » Calidad de Vida » Supera el hábito de posponer

por Fatima Abril

¿Te ha pasado alguna vez que teniendo cosas importantes que terminar, te has puesto a hacer otras cosas que no aportan ningún valor ni significado? 

¿Te ha pasado que después has lamentado haberte entretenido y que podías haberlo evitado?

Si realmente quieres hacer algo, encontrarás la manera; si no, encontrarás una excusa” Jim Rohn

Postergar/posponer significa que dejamos para mañana, lo que probablemente podríamos hacer hoy: decisiones incómodas, difíciles, pesadas, aburridas, monótonas; tareas del hogar, del trabajo…; compromisos…etc.

Hay personas que teniendo los recursos, capacidades y oportunidades, eligen postergar una acción (No quiero decir que siempre que retrasemos conscientemente el desarrollo de una acción nos acontezca lo que en este post especifico); unas por encontrarse cómodas con este hábito, otras por miedo a no saber hacerlo o por no sentirse capaces de conseguir el objetivo, otras por no atreverse a decir NO al no querer hacerlas…, y ante la pregunta ¿lo hago hoy o lo dejo para mañana?, su opción más frecuente será, “para mañana”.Hay que saber si el “No hacer”, puede traer peores consecuencias que el “hacer” frente a una tarea concreta, y eso sólo lo sabemos si tenemos claro cual es nuestro propósito (nuestro PARA QUÉ), nuestro objetivo, y cuales son nuestros valores, es decir, las razones por las cuales perseguimos nuestro propósito.

El abandono: sus por qués

“No dejes que lo que no puedes hacer interfiera con lo que sí puedes” John Wooden.

¿Has pensado alguna vez, qué pasar cuando pospones un proyecto (acción) para cuando tengas más tiempo disponible para dedicarle? Seguro que sí, y sabes la respuesta: se retrasa, se dilata y suele acabar en abandono.

Nunca solemos tener tiempo, pero encima, ahora tendremos otro proyecto más en mente y puede que se muera de tanto esperar. Al final inconscientemente nuestro cerebro (el cual ya almacena bastantes TENGO QUEs) se bloquea y solo ve: falta de tiempo, y/o falta de recursos, y/o falta de salud, etc.

Los Tengo Qués y los no vale la pena. En muchas ocasiones, cuando consideramos la acción a realizar como un TENGO  QUE, aparece la creencia de “esfuerzo”, o “sacrificio” y el pensamiento de “no me compensa”. Sentimos que el beneficio es menor que el esfuerzo que implica. Mientras siga existiendo en nuestro fuero interno la creencia “de no vale la pena”, la acción quedará postergada.

Pero también en otros momentos sentimos que no queremos hacerlo. Cuando no queremos hacer algo porque no forma parte de nuestros objetivos, pero no asumimos esta verdad, nos resistimos a aceptar la realidad. En el fondo nuestro cerebro nos engaña pensando “si me resisto ganaré”. Pero no es cierto.

Las creencias irracionales

“El tiempo que requiere una tarea crece cuando la interrumpimos y la reanudamos” Ley de Acosta 

Las personas que postergan (de manera continuada) alguna acción, tarea, proyecto… se suelen sostener principalmente en dos creencias irracionales (generalizando):

  • Se ven como inadecuados
  • Ven el mundo como un lugar demasiado difícil y exigente

William Knaus, en su libro “Superar el hábito de posponer” propone una serie de características personales (manifestaciones) que son propias de las personas que tienen tendencia a posponer :

Perfeccionismo. Nuestros niveles de perfeccionismo pueden inducir a que dejemos de lado nuestros planes. Buscando la perfección se llega a la procrastinación (forma de postergar, pero que se centra en el día después o mañana) . Como he expuesto en otros post  fallar es necesario, si no fallamos no aprendemos, y por tanto no avanzamos.

El pensamiento “Si lo hago, lo hago bien” para mucho es inofensivo e incluso induce a hacer las cosas con cuidado y esmero, pero para aquellas personas que tenemos un alto nivel de perfeccionismo (muchas veces inconsciente) es destructivo, ya que nos exige mucho tiempo, esfuerzo, estrés y termina por derivar en dos situaciones: “machacarnos trabajando” o dejándolo para otro momento.

Lectura relacionada  40 lamentos que no querrás tener en 40 años. Parte II

Rabia e Impaciencia. Son señales de que la persona se impone exigencias. La idea irracional de que “yo tendría que ser capaz de realizar todo este trabajo” precipita otros pensamientos irracionales como ”¡qué tont/a soy!” (condena), y “¡no me puedo soportar!” (intolerancia)…

Las personas que se exigen altos e irreales niveles de rendimiento, al no llegar (por los motivos que sean) se rebelan en contra de ellos mismos. Atrapados en un círculo de demandas: enfado-rebelión, difícilmente con dicha actitud se puede mejorar en el rendimiento.

Ansiedad y Catástrofe. La impaciencia puede derivar en ansiedad, aunque ésta puede aparecer directamente. La ansiedad pone de manifiesto las dificultades individuales para tomar decisiones, y la tendencia de buscar garantías de éxito antes de empezar una tarea nueva. Si el trabajo se va acumulando, se tiende al catastrofismo, sintiéndose cada vez más ansiosos y saturados. Las personas que lo sienten pueden verse como víctimas indefensas condenadas al fracaso para quienes los requerimientos de la vida son demasiado duros e injustos.

Sentirse Saturado es común a muchas personas que postergan, que ven como el “trabajo” se les va amontonando. Existe la creencia de que el trabajo se tiene que hacer a la vez dando como como consecuencia la aparición de sensación de impotencia, angustia, urgencia y finalmente desemboca en un estado de inmovilización.

La Indecisión aparece y hace que estas personas se sientan atrapadas e incapaces de establecer prioridades y desperdician su tiempo lamentándose de su situación en vez de intentar buscar soluciones.

El valor de los valores

Uno de los métodos (desde mi experiencia como Coach) con el que me ha sido efectivo superar mi hábito a la postergación, ha sido conectar con mis valores. Tales como:

Honestidad. Hacernos preguntas como…¿A quién pretendo engañar? ¿Qué estoy evitando? ¿De qué tengo miedo? ¿A qué no me estoy enfrentado?, y responderlas con sinceridad, nos acerca a tener en cuenta la realidad y a afrontarla, evitanto que nos autoengañemos. Sabemos que nos estamos justificando. Cuando nos permitimos afrontar la realidad ya no nos resistimos. La honestidad nos  permite pasar a la acción.

Integridad. ¿Qué necesito realmente? ¿Cuál es la respuesta más coherente para satisfacer esta necesidad? Cuando somos íntegros, hacemos lo que pensamos, sentimos y decimos. Pudiendo ser coherentes y asertivos.  Siendo íntegros, si nos proponemos hacer algo, lo hacemos; cuando nos marcamos un objetivo, no nos desviamos; cuando definimos una prioridad, la convertimos en prioritaria. Desde nuestra integridad no permitimos distracciones.

Libertad. ¿Qué estoy priorizando al tomar esta decisión? ¿Qué estoy evitando al tomar esta decisión? ¿A qué me estoy aferrando? Somos libres para elegir la mejor opción a corto, medio y largo plazo. Podemos liberarnos del malestar que comporta saber que una tarea sigue pendiente por propia elección. Desde nuestra libertad, podemos elegir ser la mejor versión de nosotros mismos al hacer lo que sentimos correcto (recuerda el post: Lo esencial es invisible a los ojos: Escucha a tu intuición) La libertad me ayuda a no postergar. Me permite pasar a la acción.

Para cada uno de nosotros aquellos valores que nos definen y que nos ayudan a tomar las mejores decisiones serán nuestro punto de apoyo para movernos, para pasar a la acción, para desterrar la postergación de nuestras vidas.

Deja de posponer: 17 Consejos

1. Reemplaza el “tengo que” con “puedo elegir”. Así eliminamos que nuestra mente sienta que tiene que hacer algo de manera obligatoria.  Por ejemplo, si nos sentimos “forzados” por otra persona para realizar una tarea que no deseas hacer, recuerda que podemos elegir decir NO(siendo asertivo).

2. Adiós miedo. Se fuerte y supera. No dejes de de avanzar por hecho de sentir miedo a la hora de afrontar hacer algo nuevo. Tú sabes que no tiene un fundamento racional. Crea el hábito de realizar acciones, de lanzar proyectos, (haciendo, y después repitiendo, repitiendo y repitiendo). Así nos enfrentamos a nuestra indecisión, a nuestra baja autoestima (pensamiento de “yo no voy a ser capaz de…”, “yo no puedo”), al miedo…

Lectura relacionada  Tener perspectiva es preguntarte siempre para qué

3. Fuera al pensamiento de “Todo o Nada” . No pienses que “ si no puedes hacerlo perfectamente, mejor no lo haces”. En muchas ocasiones una acción imperfecta es mejor que la inacción perfecta.
Deja de decirte que tienes que esperar hasta que estés “en el estado de ánimo oportuno”, para ponerte a hacerlo. Conviene actuar con coherencia en el logro de tus objetivos, te apetezca o no. El entusiasmo se acrecienta con el actuar.

No saques las tareas /acciones fuera de su contexto y proporción. Deja de decirte a ti mismo que tu carrera, o el futuro de tu negocio, o tu éxito en la vida…, depende del resultado de (X) acción. Si pensamos de esta manera, nos estamos echando presión, y por tanto cualquier excusa nos sirve para no hacerlo.

4. Hazte preguntas. Antes de empezar a trabajar en cualquier tarea: “¿Estoy dando el mejor uso a mi tiempo en este momento? ¿Soy la persona más adecuada para realizar esta tarea? ¿Estoy usando esta tarea como una excusa para no tener que trabajar en otra cosa que es más importante? ¿Qué debo hacer ahora?”  No tienes  que esperar hasta tener un plan PERFECTO y SUPER detallado de cómo vas a lograr tu objetivo. Planificar y estructurar está bien para centrar y fijar el objetivo y saber los pasos a dar, pero no podemos saber todos los pasos que realmente al final tengamos que dar. Preguntas como ¿qué puedo hacer ahora mismo para seguir adelante, aunque sea sólo  un poco?” ayuda a Iniciarnos a la Acción y superar nuestras debilidades: Miedo, baja autoestima, ladrones del tiempo…,

5. Deshazte y/o dosifica a los ladrones del tiempo. Como visitas y reuniones que se eternizan, el móvil, mirar continuamente el correo electrónico,  las redes sociales… Cuando vayas  a trabajar en algo importante, es necesario desconectarse de todas las distracciones. De esta manera, dedicas toda tu atención a la tarea concreta.

6. Bloquea un día de la semana, o una hora de cada día, en el que no programes citas, aceptes invitaciones, o permitas interrupciones. Ese día u hora bloqueada será sagrada para complementar tareas pendientes.

7. Divide las tareas en partes más pequeñas. Una de las principales razones por las que postergamos es porque el proyecto o la tarea, es grande  y no sabemos por dónde empezar. Esto nos pesa y nos confunde. Estudios han demostrado que cuando los niños están viendo la televisión y no entienden lo que ven, miran hacia otro lado. Los adultos hacemos lo mismo cuando nos sentimos confundidos: si no sabemos cómo empezar un proyecto, “miramos hacia otro lado” y empezamos a buscar una distracción u otra cosa que hacer. Dividir el proyecto en pequeñas partes  lo convierte en más manejable.

8. Establece plazos para cada subtarea. Supongamos que tu jefe te asigna un proyecto para entregar en tres meses. En lugar de centrarte en el plazo de tres meses, subdivide el proyecto en partes más pequeñas y fija un plazo para cada una (confiérele un plazo). De esta forma te aseguras de que el trabajo fluya, en lugar de dejarlo todo para última hora.

9. Usa un cronómetro. Cuando empieces a trabajar en una tarea que has estado evitando, establece un tiempo específico (por ejemplo unos 40 minutos) para ejecutarla sin apartar tu foco de ella hasta que no suene la alarma. Cuando suene el reloj, descansa brevemente (levántate, anda un poco, bebe agua…) y vuelve a ajustar el temporizador para trabajar otros cuarenta minutos.  Puedes ir interrelacionando tareas (en intervalos de 2) de varios proyectos, o temas pendientes.

10. Haz un registro de cómo inviertes tu tiempo. Puedes anotar durante toda la semana, todo lo que haces, y la cantidad de tiempo que dedicas en cada cosa. Te hará ver los con tiempos muertos o detectarás cuales son tus ladrones de tiempo.

Lectura relacionada  Carta de amor a mi miedo

11. Pídele a alguien que te controle.  Si  tienes problemas para empezar algo, encuentra quien te controle (puedes pedir a alguien que te solicite el registro de tu inversión de tiempo).

12. Hacer la tarea más agradable. Si la tarea que debes hacer es aburrida, es muy probable que no la quieras empezar. Si este es el caso, encuentra maneras de hacerla más agradable: Puede que te ayude a incentivar la acción poniendo música, o trabajar junto a otras personas, o con menos ruido…

13. Pide ayuda, cuando sientas que lo necesites. ¡Hazlo! No te quedes imaginando que no te prestarán ayuda. No adelantes acontecimientos. Si no la pides, nunca sabrás si podrán echarte una mano. Puede que en algún momento no puedan ayudarte. No lo consideres como un fracaso y que “Nunca más” volverás a pedir ayuda.

14. Delega. Si tienes la posibilidad de delegar, ¡Hazlo! No quieras ser un héroe y llevar todas las cosas tú solo/a hacia delante.

15. Establece una penalización si no has cumplido la planificación diaria que has estipulado. Recuerda que tu planificación debe ser coherente y real, y no incluir más acciones de las que verdaderamente puestas llevar a cabo. Algunos días de prueba te puede ayudar a centrar bien dicha planificación.

16. Recompénsate. Prométete algo sencillo cada vez que cumplas tu planificación diaria. Ayuda a reforzar la actitud de que puedes conseguir aquello que te propongas.

17. Dejar espacio en el calendario para el ocio. Puede parecer contradictorio, pero la programación de tiempo para el ocio es una inteligente manera de dejar de aplazar. Todos tenemos que dedicarnos tiempo para relajarnos y disfrutar. Cuando sabemos que a X hora realizaremos una acción que nos gusta (hacer algún deporte), se suele afrontar la jornada laboral con mucho mejor estado de ánimo que sólo teniendo por delante un duro día de trabajo.

Recuerda por tanto que, nuestro cerebro tiene diariamente un número finito de slots temporales. Cada tarea pendiente requiere de cierto número de slots cada día, por el simple hecho de mantenerla en la lista de temas pendientes.

Cuando dicha lista crece, llega un día en el que necesitamos tantos slots para mantenerla, que casi no podemos hacer nada útil, pudiendo padecer bloqueo mental, ansiedad… Es un aviso de que tenemos que poner orden a nuestras prioridades.

¡No permitas que esa lista domine tu vida. Domínala tu a ella!

Autora Fatima Abril

Si te gustó el artículo y la temática del Blog por favor sería muy interesante para todos que nos dejes tu comentario.

Además, puedes recibir todos los artículos completos en tu buzón de e-mail ingresando tu dirección de correo en:

suscribete sobre

Tu dirección de e-mail solo se utilizará para mandarte la actualización del blog diariamente.

Muchas gracias por acompañarnos.

Puedes encontrar más material relacionado al presente, en nuestro Blog Grandes Pymes

http://jcvalda.wordpress.com

Si quieres ver más posts de la misma categoría, haz click aqui:


Comentarios (0)

  1. […] por Fatima Abril ¿Te ha pasado alguna vez que teniendo cosas importantes que terminar, te has puesto a hacer otras cosas que no aportan ningún valor ni significado? ¿Te ha pasado que después has l…  […]

  2. Lorenzo dice:

    Excelente artículo Fátima!! muy real, Gracias por el análisis!

  3. Imer Castillo dice:

    Fátima tu articulo esta excelente, no solo por la forma en que analisas los motivos, sino tambien porque tiene buenos consejos para el buen manejo del tiempo, espero ver mas publicaciones como esta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.