por Marcelo Molina

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Cuando nos ponemos a ver qué hemos logrado hasta el presente, quizás encontremos eventualmente que hay algunas metas que no hemos alcanzado, que al inicio del año nos propusimos, con mucho entusiasmo, con muchas ganas, pero que al final, no se concretaron por los motivos que sean… (seguramente alguna razón hayamos encontrado ya para justificar que no lo logramos… y así acallar la voz de la “conciencia” que nos lo está marcando…)

No trato aquí de hacer un juicio de valor de aquellas personas que se ponen metas y no las logran. Todo lo contrario, estoy hablando aquí de lo que para mucha gente es una “realidad”, y que se ajusta a la creencia: “No todo lo que te propongas y decidas hacer finalmente lo harás”, ó también: “No se puede tener todo en la vida”, ó quizás: “Por más que me esfuerce, siempre algo me queda por hacer para después”…

Si bien es cierto que es necesario tener en cuenta el contexto desde el cual tomamos decisiones, como ya lo comenté en un post anterior, me gustaría poner el foco ahora en el poder que tienen nuestras creencias, que en cierta manera también forma parte del contexto desde el cual tomamos las decisiones. En este caso, podríamos decir que se trata del contexto interno que sustenta nuestras decisiones.

Este contexto interno nos “pinta” un panorama, como si tuviéramos unos lentes del “color” de nuestra creencia. Y aunque tenemos realmente la posibilidad de sacarnos los lentes y/o cambiarlos por otros lentes de diferente color, normalmente nos los dejamos puestos. ¿Por qué? Bueno, pues, porque es lo “conocido”, lo “habitual”, lo “seguro”…

Si nuestra creencia es lo que nos permite estar parados “en lugar firme”, es muy coherente que no querramos bajarnos de esa “plataforma” segura y conocida, y cambiarla por otra. El solo hecho de pensarlo nos produce miedo, incertidumbre, inseguridad…

Te invito a que por un momento, solo por un momento, te imagines dentro de una jaula, cuyos barrotes están fabricados con frases, frases que comienzan con “tengo miedo a lo que pueda suceder con…”, y que son las que posiblemente te mantienen dentro, inmovilizado. Imagina ahora que tienes el poder de construir puentes hacia el exterior, también con frases, frases que comiencen con “existe la posibilidad de tener éxito con…”. Imagina ahora que a cada “miedo …” lo transformas con su correspondiente opuesto de “posibilidad…”,

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por ejemplo:
– “Tengo miedo a lo que pueda suceder con mi futuro económico”

Y lo tranformas ahora en:
– “Existe la posibilidad de tener éxito en mi futuro económico”

Ambas sentencias tienen el mismo sustento en hechos: ninguno!!! Sin embargo, siempre estamos eligiendo sostener alguno de estos 2 : o el miedo, o la posibilidad…

Este es un ejercicio intelectual, por supuesto, pero si nos ponemos a pensar, metafóricamente es lo que hacemos a cada momento con nuestras palabras, con nuestras historias: o construimos barrotes, o construimos puentes. Barrotes (miedos) que nos frenan, que nos limitan, o puentes (posibilidades) que nos unen a nuestros sueños, a nuestros objetivos, a nuestros logros, a nuestro éxito!

Muchas veces, las decisiones no se convierten en actos concretos debido a que existen, quizás imperceptiblemente algunos “barrotes” que tal vez no hemos hecho conscientes su presencia en nosotros, pero que evidentemente están interfiriendo en nuestro camino hacia el éxito. Si se diera el caso que esto está sucediendo, podemos revisar cuál/es miedo/s están apareciendo, para poder aceptar que eso está sucediendo, y a partir de ahí, analizar la información que me regala ese miedo, como por ejemplo, que me están faltando recursos para ponerme en acción. Y una vez detectado qué es lo que me está faltando, poder hacer algo con eso.

Una decisión tomada, alimentada con posibilidades, tiene más chance de convertirse en acción, dado que está creado el “puente” hacia el éxito, ese puente constituido por una “posibilidad”.

Preguntas para la reflexión:

  1. ¿Qué decisiones he tomado en el pasado que no se han convertido en actos, en  hechos concretos?
  2. ¿Qué “barrote” (miedo quizás?) puede estar siendo el límite para la no-acción?
  3. ¿Qué “puente” (posibilidad) me puede estar faltando crear para que las acciones salgan a la luz, de forma concreta?

“Da tu primer paso con fe, no es necesario que veas toda la escalera completa, sólo da tu primer paso” ~ Martin Luther King (1929-1968) Activista del Movimiento por los derechos civiles en EEUU

Autor Marcelo Molina

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