He hablado en múltiples ocasiones sobre “el cambio” y algunas maneras de llevarlo a cabo. Se podría decir que este es un Blog cuya temática principal es la psicología aplicada, pero la secundaria es el cambio: abrir nuestras mentes, nuestros mapas mentales a nuevas posibilidades. Porque la vida es un perpetuo cambio y transformación y por más que nos resistamos a ello, todo está en continuo movimiento.
Pero como he dicho en otras ocasiones, es más fácil decir las cosas que hacerlas. Por ello creo útil presentar hoy el modelo de cambio de Prochaska y Diclemente, también conocido como el Modelo Transteórico del cambio. Las principales aplicaciones y estudios que se han hecho con este modelo han sido en el campo de la salud y los comportamientos saludables.
Los autores han estudiado las etapas por las que una persona pasa a la hora de tomar una decisión de cambio de comportamiento y además llevarla a cabo, en comportamientos que puedan suponer una mejora de su salud (hacer ejercicio, abandonar adicciones, llevar una dieta equilibrada, etc…). Creo que es un modelo que se puede aplicar fácilmente a la mayoría de cambios que tengamos pensados hacer en nuestras vidas. Las etapas, en las que usaré como ejemplo el dejar de fumar, son las siguientes:
– Precontemplación: en esta etapa la persona no es consciente de tener un problema. Es frecuente que haya mecanismos de defensa como la negación o la racionalización. En nuestro ejemplo sería una persona que fuma y que considera que eso no afecta a su salud, o que diga “de algo hay que morirse”.
– Contemplación: en esta etapa la persona se da cuenta de que tiene un problema, empieza a mirar los pros y contras de su situación, pero aún no ha tomado la decisión de hacer algo. En nuestro caso sería alguien que es consciente de que fumar le perjudica, pero no ha tomado la decisión de dejarlo. Puede darse procrastinación en esta etapa, incluso es frecuente que haya excusas, como que no es el momento o que no se ha encontrado el método idóneo para dar el paso.
– Preparación: ya se ha tomado la decisión y se empiezan a dar algunos pequeños pasos. En el ejemplo utilizado podría ser acudir a la farmacia a comprar algún producto que ayude en el cambio o pedir hora con un profesional.
– Acción: la persona toma ya los pasos necesarios, sin excusas, ni demoras. En el ejemplo, la persona deja de fumar y realiza las acciones pensadas en el paso anterior.
– Mantenimiento: la nueva conducta está instaurada, empieza a ser un nuevo hábito. No obstante en esta fase aún hay que tener algo de precaución, pues es un hábito reciente y el anterior, es decir, volver a fumar, puede asomar si se baja la guardia.
– Terminación: el nuevo hábito es ya sólido y es difícil abandonarlo, pues ya forma parte de nuestra vida.
Creo que leyendo estas fases, sin que comente mucho al respecto, muchos os habréis dado cuenta de porqué algunos cambios que pretendemos hacer en nuestras vidas (en el ámbito que sean) no funcionan. Una de las situaciones típicas es demorarse indefinidamente en la contemplación, encontrando siempre la excusa perfecta para no dar el paso, pero teniendo la conciencia medio tranquila pues es algo “que queremos hacer”. Otro error es saltarse la preparación y entrar en la acción si saber muy bien cómo. Pero todavía más frecuente es olvidarse de la etapa de mantenimiento. Cambiar una conducta, actitud o hábito es relativamente fácil. Lo realmente difícil es mantenerlo, no volver al estado inicial. Suele ocurrir que una vez hecho el cambio, perdemos algo de fuerza y motivación y es fácil abandonar casi sin darnos cuenta.
Por eso puede ser útil cuando nos planteamos algún cambio, sobre todo si es de cierta envergadura, estar atentos a estas etapas. Incluso en el caso de que no lo llevemos a cabo, pues nos evitaremos perder el tiempo y la energía que podemos invertir en algo que nos motive más. Pero para eso hay que dejar de autoengañarse. El Yo ideal (o personaje) que proyectamos no es siempre lo que realmente deseamos hacer.
Me encuentro en ocasiones con personas que acuden a mi consulta en la etapa de contemplación. Parece incluso que están en la de preparación. Pero en realidad no quieren hacer ese cambio, por el motivo que sea. Creen que quieren pero no quieren. Algunas consiguen hacerse conscientes de la situación y o bien, dar el paso hacia la acción (eliminando resistencias) o bien darse cuenta de que no era un proyecto adecuado para ese momento. Otras veces no funciona (afortunadamente las menos) y abandonan las sesiones, pues es obvio, que no podemos hacer cambiar a alguien que en realidad no quiere hacerlo.
Enfrentarse ala realidad de uno mismo, requiere valor y aceptación. Pues es posible que nuestro verdadero Yo no sea tan ideal como nos creíamos….
¿Cómo te preparas para realizar un cambio? ¿Crees que alguno de los que no te han funcionado se explican con este modelo?
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