por Maria Marco

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Es bastante difícil ser un emprendedor y no caer en cierto tipo de problemas que podrían ser evitados fácilmente, según Jeff Busgang, quien comenzó poniendo en marcha sus propias empresas hasta hoy en día, que se dedica a proporcionar financiación como capitalista de riesgo en Flybridge Capital Partners. Estos son los seis errores habituales que se suelen cometer, según él, y algunas sugerencias para evitarlos:

Abordar los problemas en lugar de ampliar la empresa

Los grandes empresarios tienden a centrarse en las dificultades: contratiempos relacionados con los productos, problemas con los clientes, problemas con los inversores y, por supuesto, la falta de dinero. A menudo pasan por alto que una startup no puede crecer ni llegar a tener éxito a menos que dediquen un tiempo a entrevistar y contratar a candidatos competentes.

Qué hacer: Reserva al menos dos horas a la semana para la selección de personal, incluso aunque no vayas a hacer nuevas contrataciones por ahora. Lo ideal sería que pudieras contar de manera “estable” con empleados potenciales para cuando los necesites.

Hacer las tareas en lugar de entrenar a los empleados

Para que una startup pueda crecer, cada miembro del equipo debería ascender de nivel cada 12 meses. Y eso solo es posible si cuentan con la ayuda del propietario para estar al tanto de las nuevas habilidades y cualidades que van a necesitar con el fin de poder desarrollarse profesionalmente a la vez que lo hace la empresa.

Qué hacer: Debes considerar el coaching como una inversión a la hora de gestionar el tiempo. Sí, es cierto que se necesita más tiempo para entrenar a alguien que para hacer uno mismo la tarea, pero una vez que tu personal se encuentre capacitado, sin embargo, ese cometido dejará de formar parte de tu lista de tareas, y podrás disponer de más tiempo para hacer todo aquello que solo tú puedes hacer.

Falta de planificación en los contratiempos

Incluso las empresas mejor administradas se topan con problemas. Si no se está preparado para afrontarlos, incluso un pequeño percance puede tumbar tus planes más ambiciosos.

Qué hacer: Trabaja con tus inversores y con el “consejo de asesores” para llevar a cabo un control de incidencias por escrito, en caso de que haya retrasos en algún producto, ciclos de ventas más lentos de lo esperado, que se marche algún empleado clave, etc.

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Centrarse demasiado en los contratiempos

Esta es la otra cara de la moneda. Si bien es esencial disponer de planes para imprevistos, el centrarse demasiado en “aquello que podría ir mal” puede llegar a desmoralizar a tus empleados y (no menos importante) a ti mismo.

Qué hacer: organizar y planificar de forma que no afecte a la motivación. Así, una vez que hayas confeccionado por escrito un plan, colócalo en un archivador y olvídalo. Deja que esa previsión te proporcione una liberación y no tengas que preocuparse más por el asunto.

No cultivar las relaciones suficientemente

Los empresarios se encuentran con frecuencia dando tumbos de problema en problema, lo que deja poco tiempo para centrarse en la parte personal del trayecto, el crear relaciones que sean sustanciales y que perduren  mucho después que la dificultad haya pasado.

Qué hacer: Comprométete y organiza con regularidad reuniones con tus inversores, con el equipo directivo y con los empleados para hacer alguna actividad agradable que no esté relacionada con el trabajo. Este tipo de eventos pueden ser tan sencillos como quedar en un restaurante local o tan planeados como una semana en Habitat for Humanity.

Descuidar la cultura corporativa

En general, las empresas que suelen ganar premios y que tienen altas tasas de retención de personal (y por lo tanto reducidos gastos en este área) cuentan con fundadores o directores generales que en su día se propusieron de manera específica crear un ambiente donde sus empleados trabajaran a gusto.

Qué hacer: Consigue que para tus empleados trabajar sea algo más que un medio para ganar dinero. Ofrécele retos complicados a tus ingenieros. Proporciona las mejores herramientas a tus vendedores. Elogia públicamente a tu personal de ventas. No dejes de facilitar crédito generosamente cuando y donde quiera que se necesite.

Fuente: GEOFFREY JAMES   www.inc.com

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Comentarios (1)

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