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Llegar a la cima: lecciones de liderazgo

El emprendedor y profesor chileno Rodrigo Jordán tiene más derecho que cualquier otro ejecutivo a comparar un día duro en la oficina con una escalada en las montañas. Esto se debe a que después de liderar algunos equipos sudamericanos a la cumbre del monte Everest y del K2, creó a principios de los años 90 la Fundación Vertical, una organización sin ánimo de lucro que presta una labor educativa de montañismo para niños sin recursos que, posteriormente, dio origen a Vertical, una empresa que cuenta con un programa semejante de escalada en los Andes cuyo objetivo es perfeccionar las habilidades de liderazgo de los ejecutivos.

Jordán, doctorado en investigación de gestión de empresas por la Universidad de Oxford, enseña liderazgo y toma de decisiones en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Él dice que, a través de las actividades al aire libre de ambas instituciones, el equipo de entrenamiento de Vertical usa las expediciones a las montañas para ayudar a las personas a desarrollar habilidades “soft” —como, por ejemplo, trabajo en equipo, resolución de conflictos, gestión de crisis— que son esenciales, en una primera etapa, para el éxito de los negocios y, en una segunda etapa, en el caso de los niños, para sacarlos de la pobreza. Jordán, que sabe contar historias como nadie, conversó con la edición en árabe de Knowledge@Wharton acerca de lo que aprendió con las lecciones de liderazgo obtenidas del montañismo.

Arabic Knowledge@Wharton: En primer lugar, ¿cómo se interesó por el montañismo?

Rodrigo Jordán: Mis padres se fueron a vivir en Santiago, a los pies de los Andes. La cordillera estaba, literalmente, casi en el patio de mi casa. Mi familia no estaba interesaba en el montañismo. Mi padre era un hombre urbano, y mi madre y hermanos también. Comencé a escalar montañas sin saber nada del asunto. Pero fue cuando entré en la universidad cuando descubrí que había cursos sobre montañismo. Me matriculé inmediatamente. Quería escalar el Aconcagua, el mayor pico del hemisferio sur. Ése era mi sueño. Así fue cómo, hace 30 años, comencé a interesarme profesionalmente por el montañismo y acabó convirtiéndose en una larga carrera.

Arabic Knowledge@Wharton: ¿Diría que hay alguna relación entre el montañismo y su interés por el liderazgo?

Jordán: Al principio, ninguna. Yo era sólo un alpinista que también desempeñaba otras actividades. En realidad, mi decisión de entrar en la enseñanza se debió, en cierta forma, al hecho de que las vacaciones en ese sector son más largas, lo que me permitía dedicarme a mis escaladas. Pero gracias a la ayuda de mucha gente, percibí que había una conexión entre liderazgo y los preparativos para una gran expedición, lo que es en sí misma una gran empresa. Yo me dedicaba a la innovación y a la estructuración de empresas para los procesos de innovación en la Universidad Católica de Chile. Esa fue mi tesis de doctorado en la Universidad de Oxford. Percibí entonces que algunos elementos propios de las habilidades sociales —trabajo en equipo, liderazgo, comunicación, resolución eficaz de problemas— eran comunes a esos dos mundos, y a partir de ahí comenzamos a unir una cosa con otra.

Arabic Knowledge@Wharton: En un momento dado, desde el estudio de las estructuras de las empresas y del montañismo creó una empresa, Vertical. ¿Cómo fue ese proceso?

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Jordán: De nuevo debo decir que la historia no fue tan sencilla. Después que volver de nuestra primera escalada al Monte Everest, disfrutamos de 15 minutos de fama. Éramos la primera expedición sudamericana en recorrer una ruta tan difícil, (la cara Este de la montaña). Usé esa notoriedad para crear una fundación, porque percibimos que las escuelas más pobres de Chile, las escuelas públicas y sus alumnos, no tenían acceso al conocimiento sobre liderazgo y trabajo en equipo que una actividad al aire libre puede proporcionar. Creamos la fundación para ofrecer la posibilidad a esos alumnos de disfrutar tal vez de dos o tres días de educación al aire libre. Así comenzó todo. En ese momento nos dimos cuenta de que aquello que hacíamos con los niños se podía hacer también con las empresas. Dejé mi empleo en la universidad y empecé la empresa.

Arabic Knowledge@Wharton: Volviendo a la fundación, ¿aún existe? ¿Cómo ha evolucionado desde entonces?

Jordán: Gracias a los esfuerzos de muchas personas, la empresa creció y ahora tenemos una casa grande en Santiago. Las dos empresas conviven bajo el mismo techo. Una alimenta a la otra. Nuestros instructores, por ejemplo, trabajan en ambas organizaciones. Es muy interesante verlos trabajar con alumnos pobres una semana y con las grandes empresas chilenas la siguiente. La fundación lleva a cerca de 3.000 niños a realizar actividades al aire libre todos los años. Es, por tanto, una iniciativa muy grande.

Arabic Knowledge@Wharton: ¿Qué otras consecuencias tiene para los niños llevarlos a realizar actividades al aire libre? En última instancia, el objetivo es reducir la pobreza en toda la sociedad, ¿pero de qué manera su actividad contribuye a cumplir ese objetivo?

Jordán: Cuando comenzamos a trabajar con el […] gobierno y con algunas ONG, percibimos que, especialmente en Chile, los estudiantes estaban muy preparados en la parte técnica, pero no tenían habilidades sociales. Investigamos el asunto, y el desequilibrio se volvió evidente. No había entrenamiento alguno en la parte de las habilidades sociales. Estamos trabajando en las escuelas para proporcionar ese entrenamiento. Eso ha ayudado, desde luego, a educar al futuro profesional, que no debe contar sólo con cualificaciones técnicas, sino también sociales. Si vinculáramos ese dato a la cuestión de la superación de la pobreza, veríamos que es necesario que se produzca un cambio de mentalidad.

Creemos que es preciso proporcionar a los niños pobres las herramientas necesarias para que venzan la pobreza por su cuenta. Ellos pueden incluso conseguir un diploma en el área técnica pero, si no tuvieran habilidades sociales que permitieran la construcción de redes, si no aprendieran a liderar en medio de circunstancias difíciles y a buscar un futuro mejor, no les estaríamos proporcionando todas las herramientas que necesitan. Ésa es la convergencia necesaria, y todo sucede bajo el mismo techo.

Arabic Knowledge@Wharton: ¿Podría proporcionar un ejemplo de cómo las actividades de la fundación contribuyen al desarrollo de las habilidades sociales que llevan a obtener los resultados que acaba de describir?

Jordán: Puedo darle un ejemplo concreto. Estábamos promoviendo una excursión de fin de semana a los alumnos de sexto curso de una comunidad muy pobre en la periferia de Santiago. Mandamos autobuses para llevarlos a las montañas. Yo ya estaba en el campamento base esperando cuando recibí un mensaje de un instructor: “Rodrigo, tenemos un problema. Además de los niños de quinto y de sexto, otros cinco niños de octavo y de noveno han embarcado en el autobús”. Eran todos niños y tenían fama de difíciles. Los conductores de los autobuses me preguntaron por radio: “¿qué vamos a hacer? ¿Debemos mandarlos de vuelta a casa?” “No, no, pueden traerlos”, dije.

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Y eso fue lo que sucedió. Sabíamos que podrían causarnos problemas, por eso decidí discutir la situación con mi equipo de instructores. Les dije que teníamos que aprovecharnos de la situación y usarla a nuestro favor. Cuando los niños llegaron, les dijimos: “¡Qué bien que han venido!” Eso es lo primero que hay que hacer — mostrar aprobación, en lugar de censura. Les mostramos que estábamos felices con su presencia y que necesitábamos su ayuda. Entonces les hicimos la pregunta ensayada: “¿Quieren ser nuestros asistentes?” En realidad, en aquella experiencia quien más cambió la manera de ver las cosas fue aquel grupo de cinco niños. Después de eso, recibimos cartas y llamadas de los padres preguntándonos qué habíamos hecho, porque no podían creer que sólo con dos días en el programa sus hijos hubieran cambiado tanto en casa.

Arabic Knowledge@Wharton: ¿Donde están ahora?

Jordán: Todos concluyeron sus estudios. Mantengo contacto con dos que estudian actualmente en una escuela técnica. Perdí contacto con los otras tres porque sus familias se mudaron fuera de Santiago.

Arabic Knowledge@Wharton: ¿Las habilidades sociales tienen el mismo efecto sobre los niños y las niñas o usted percibe alguna diferencia?

Jordán: No estoy seguro de que esto tenga que ver con el sexo. Todo depende del grado de éxito de sus habilidades sociales. Por ejemplo, usted tal vez sea introvertido o extrovertido. Algunas personas creen que ser introvertido es malo, y que los introvertidos deben esforzarse en ser extrovertidos. No estoy seguro de esto. Ser introvertido, o no, no tiene nada que ver con el sexo de la persona. Si usted sabe que es introvertido, podrá usarlo a su favor. Independientemente del sexo del niño, yo ayudaría a descubrir su punto fuerte y a construir algo positivo a partir de ahí.

Arabic Knowledge@Wharton: Muchas veces, en una organización con fines de lucro, es fácil medir la evolución del negocio. Se mide el crecimiento de los ingresos y el beneficio obtenido. En una fundación como la que usted dirige, ¿cómo se mide el progreso hecho y cómo se mejora la eficiencia?

Jordán: Al principio no teníamos ningún parámetro. Todo lo que hacíamos salía del corazón. Pero, con el paso de los años, llegamos a la conclusión de que necesitábamos evaluar lo que teníamos. Afortunadamente, trabajábamos en asociación con algunas escuelas, lo que nos permitió hacer la evaluación necesaria. En vez de implantar un programa y hacerlo funcionar de forma independiente, tratamos de involucrar a los profesores. Creamos un programa que comienza antes de que salgamos hacia las montañas, otro en las montañas y otro después. En todo ese proceso, contamos siempre con la participación de los profesores. Tenemos referencias que nos permiten medir lo que está pasando en el aula antes y después del programa. Eso nos permite medir nuestro rendimiento en relación a los parámetros establecidos.

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Arabic Knowledge@Wharton: En toda su carrera, ¿cuál ha sido el desafío de liderazgo más difícil al que se ha enfrentado, qué hizo para vencerlo y qué aprendió con él?

Jordán: La tarea más difícil de cualquier persona consiste en saber liderarse a sí mismo más que a otras personas. Me acuerdo de que, en 1986, fracasamos en nuestra primera expedición al Monte Everest, y perdimos a uno de nuestros amigos y compañeros. Fue un momento muy triste. Después de descender del Everest, hay que caminar cerca de una semana hasta tomar el autobús con destino a Katmandú y después hay que tomar el avión en dirección a Chile. El proceso requiere cerca de 20 días para llegar a casa. Durante ese tiempo, yo me sentí vacío por dentro. Pensé: “No soy bueno para esto. ¿Cómo me he metido en una situación en la que alguien acaba muriendo porque queríamos realizar nuestros sueños?” Fue una confusión espiritual e intelectual terrible. No hay duda de que fue difícil. Sin embargo, eso no significa que no haya que intentarlo de nuevo. El desafío más terrible para mí era saber que podría volver a fallar. A propósito, volvimos a hacerlo nuevamente en nuestro segundo intento. Pero primero tuve que vencer el miedo al fracaso, ese miedo de que, si fallas, entonces es porque no sirves para nada. Vencer el miedo de lo que podría sucederme, a mi carrera, a mi desarrollo, si fallábamos de nuevo, fue lo más difícil que tuve que superar.

Arabic Knowledge@Wharton: ¿Qué le enseñó?

Jordán: Creo que fue Einstein quien dijo que el fracaso y el éxito son dos grandes impostores. Nadie debe creer que fracasó porque perdió un partido, ni que venció porque ganó un partido. La vida es mucho más compleja.

Arabic Knowledge@Wharton: ¿Tiene una definición personal de éxito?

Jordán: Mi definición ha cambiado mucho con el paso del tiempo. Ahora, éxito para mí es estar en paz con lo que hago. Yo pienso así: “Esto es a lo que me dedico, esto es lo que me gusta hacer, lo que me hace feliz, y a mi familia también”. Eso, para mí, es éxito.

“Publicado con el permiso de Universia-Knowledge@Wharton, la publicación digital de economía y negocios de Universia y la Escuela de negocios de Wharton.”

 www.altonivel.com.mx

 

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