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Emprender y comprender

por Miguel Angel Otin

Si el aprendizaje es el acto de aprender, comprender es abarcar global y completamente un conocimiento. Otra palabra que puede asociarse al tema es propender, que significa inclinarse por naturaleza, por afición o por otro motivo hacia algo en particular.

El proceso de formación y desarrollo de los emprendedores debe ser y es dinámico. Continuamente tendremos que aprender, desprender, COMPRENDER, emprender y sorprender. Haré mención especial a la fase de comprender.

En la fase de comprender, la persona emprendedora comprende que está preparada para tomar la decisión de iniciar su negocio. Ahora es consciente de que ya sabe y quiere, aunque también es consciente de que el proceso de aprender nunca termina, ya se ha desprendido de aquellas cosas que le frenarán en su viaje hacia lo desconocido y posiblemente hacía el éxito. En ese momento, cuando el emprendedor comprende que su futuro pasa por abrir un negocio, le queda la fase más importante, la crucial, la de emprender.

Es aquí cuando el emprendedor tiene que dar el paso definitivo. Aquí ya no valen dudas, es el momento de ponerle corazón, de lanzarse, de no detenerse y de emprender su negocio con toda la ilusión del mundo. Ésta es la fase más importante para abrir e iniciar el sueño de una  empresa, la que marca la diferencia entre un emprendedor y los que nunca abren un negocio.

 

El emprendedor comprende que existe una oportunidad o una necesidad, que ha sido capaz de detectar o en algunos casos hasta generar. También comprende que, sin obtener toda la información respecto del sector y del mercado que pretende trabajar, su estrategia puede conducirle muy lejos de sus objetivos. Comprende dónde es capaz de aportar valor con su proyecto. Comprende la necesidad de una buena planificación financiera. Comprende la conveniencia de buscar buenos compañeros de viaje…

Es importante comprender que nuestras posibilidades de éxito no sólo dependen de nuestra voluntad, dedicación y esfuerzo, sino que están muy condicionadas por otros factores que todavía no conocemos y que seguro surgiran. En definitiva, emprender debe partir de una comprensión profunda de la realidad, de nuestros puntos fuertes pero también de nuestras carencias.

Emprender es comprender, que: emprender es liderar tu vida, es lanzarse a ello aún a veces sin saber el cómo, es soñar, apasionarse, entusiasmarse, sentir y confiar… es fijarse en lo que es mejorable y sirve a los demás, es ser humilde y tener en cuenta a las relaciones y equipo, es no parar de aprender, es tener los pies en el suelo, ser reflexible y tener mente abierta, estar dentro de uno mismo y actuar fuera, es caerse y volverse a levantar, es actitud, aptitud y proactividad.

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Es alejarse de la zona de confort, de la indiferencia, del hábito, desprenderse del ya te lo dije, otros ya lo intentaron o siempre ha sido así, es esfuerzo y coraje, es acción persistente, pero sobre todo es iniciativa, orden y planificación… ¡entre otras características! Y sorprender, sorprender a los clientes, a los colaboradores, a los proveedores, a los empleados, al entorno. Emprender es un proceso en el que cada día hay que reinventarse y sorprender a todos.

Todo negocio que se precie debe ser prestador de servicios o productos útiles. El emprendedor bien orientado es el que es capaz de entender cuáles son las necesidades o carencias de su clientela. El que lo comprende tiene una herramienta fundamental para analizar su entorno, para detectar necesidades y dar respuesta válida a las mismas.

Otra acepción muy importante de comprender y un buen hábito del emprendedor es primero comprender y, posteriormente, ser comprendido. Hay una palabra mágica para los emprendedores, denominada empatía: esto es la identificación mental con los demás. La empatía es la capacidad para ponerse en el lugar del otro, para “ponerse en los zapatos del otro”. Ser empático es la gran posibilidad para comprender a los demás. La empatía no supone que uno tenga que abandonar sus gustos, sus creencias, sus convicciones, simplemente es comprender al resto de personas.

¿Cómo ser más empáticos? Se trata de practicar una escucha activa, dejar en suspenso el juicio crítico, escuchar para aprender, no para emitir juicios de valor, con preguntas que sean lo más neutras posibles y no interrumpiendo la conversación de tu interlocutor.

Cuando se habla de escucha empática significa escuchar con la intención de comprender. Comprender a la otra persona que tenemos delante, que puede ser nuestro cliente o posible cliente. La escucha empática escucha con los oídos, los ojos, con gestualidad, con expresión de la cara y del cuerpo. Escuchar para comprender. Observar a la otra persona comunicándose. Hacer preguntas para entender y comprender mejor, para que se detalle lo que parece genérico.

Emprender es comprender;  lo que distingue a los emprendedores brillantes es su capacidad de comprender, algunos dicen que es su gran secreto. Posiblemente más determinante que las ideas brillantes o innovadoras, o que el Plan de Negocio, o que el Plan de Marketing

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Comentarios (1)

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