por Victor Raiban
Los stakeholders y el mercado opinaban que tendrían asegurados por lo menos dos años de subsistencia con los mismos indicadores de Apple desde la muerte de Steve Jobs en 2011.
La realidad mostró que desde ese año las ventas pasaron de 28.300 millones de dólares a 76.400 millones en el 2014, con ingresos en el 2011 de 6.300 millones a 18.000 millones en el 2014. Desde el año 2010 se triplicó el valor de la compañía.
Quien no confío en la cultura de Apple y su futuro y se desprendió de las acciones luego de la muerte de Steve Jobs, perdió como lucro cesante dos veces su capital.
Apple no sólo subsistió a su fundador sino que lo superó y hoy ya nadie discute la buena salud de la compañía sin Steve Jobs.
¿Cuáles fueron las variables para lograr los resultados y el éxito de Apple luego de la muerte del Ceo estrella?
La cultura y el capital humano que forjó en vida su mentor.
¿Qué es la cultura en una organización?
Según Edgar Shcein “es un modelo de supuestos básicos inventados, descubiertos y desarrollados por un grupo al ir aprendiendo a enfrentar los problemas de adaptación externa e integración interna, que hayan ejercido la suficiente influencia para ser validados y ser enseñados a los nuevos integrantes como el modelo a pensar, sentir y percibir esos problemas”. George Herbert da una vuelta más sobre el tema de modo sencillo: “es el pegamento que mantiene unida la organización con los valores, los procesos, normas de conducta y políticas”.
No cabe ninguna duda de que Steve Jobs ha logrado una cultura extraordinaria en Apple.
Veamos lo que dice su actual Ceo, Tim Cook, de la cultura de Apple:.
“Steve consideraba que la mayoría de la gente se mueve dentro de un pequeño molde. Piensan que no pueden influir o cambiar demasiado las cosas. Creo que él probablemente diría que eso es una vida limitada. Y más que nadie que haya conocido, Steve nunca aceptaba eso.
Logró que cada uno de nosotros (sus principales ejecutivos) rechazáramos esa filosofía. Si se logra eso, se pueden cambiar las cosas. Si usted considera que las cosas que puede hacer no tienen límite, puede dejar su huella en el universo. Puede cambiar el mundo.
Ése fue el arco inmenso de su vida, el hilo que guió todo. Eso fue lo que lo llevó a tener grandes ideas. A través de sus acciones, mucho más que sus palabras, incrustó esa no aceptación del statu quo en la compañía.
Varias cosas más son consecuencia de esa filosofía, empezando con su concentración maniática en hacer los mejores productos de todo el mundo. Y para hacerlo, hay que ser dueño de las tecnologías primarias. Steve consideraba que si Apple podía hacer grandes productos y grandes herramientas para la gente, pues la gente haría grandes cosas a su vez. Él sentía fuertemente que ésta sería su contribución al mundo. Seguimos creyendo mucho en eso y sigue siendo el centro de esta compañía”.
En tecnología existe una creencia, casi una enfermedad, donde la definición del éxito es hacer más. ¿Cuántos clics tuvo, cuántos usuarios activos existen, cuántas unidades se vendieron? Todos en tecnología parecen querer grandes cifras. A Steve eso nunca le importó. Él se concentraba en hacer lo mejor.
Eso me exigió cambiar mis ideas cuando vine a la compañía (Cook dejó Compaq para unirse a Apple en 1998). Antes que eso estaba en el mundo de Windows, y ese mundo tiene que ver con lograr más. Aún es así.
Cuando Apple analiza en qué categorías ingresar, nos hacemos este tipo de preguntas: ¿Cuáles son las tecnologías básicas detrás de esto? ¿Qué aportamos? ¿Podemos hacer una contribución significativa a la sociedad con esto?. Si no podemos poseer las tecnologías clave no lo hacemos. Esa filosofía viene directo de él y sigue dominando la empresa. Espero que siempre sea así.”
El caso, uno de los más representativos sin dudas, nos permite ver el legado de la cultura como aporte al éxito y a la perdurabilidad de las ideas. Steve Jobs logró transmitir sus valores y filosofía y hoy la organización funciona a través de ellos, trascendiendo la muerte de su líder.
Autor Victor Raiban