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Dueños testarudos: ¡es mi empresa y la conozco bien!

por Gloria Ayala Person

Como mamá, creo saber todo sobre mis hijos, los conozco mejor que nadie. Claro, los sentí en mi vientre, los vi nacer, los crié, quien sea que opine sobre ellos jamás lo hará con la profundidad de comprensión y con el amor que yo les tengo. Sin embargo, cada día aprendemos algo nuevo, nos equivocamos en alguna cosa y como resultado vamos cambiando, por eso, luego de un par de años de estar casados pareciera que nuestra pareja nos conoce mejor que nuestra propia madre.

Exactamente lo mismo sucede con las empresas. El empresario unipersonal o dueño de una empresa familiar, está convencido de saber todo sobre su empresa y el entorno en la cual se desenvuelve. Nadie puede opinar sobre ella con mayor propiedad que él mismo, pues su conocimiento y amor es incomparable, sólo él sabe lo que es mejor para su emprendimiento.

¡Yo sé todo!

A medida que las empresas crecen y maduran, también surgen modificaciones en el mercado compuesto por la competencia, los clientes, los proveedores, el estado y la comunidad donde se encuentra instalada. Estos permanentes cambios impactan positiva y negativamente de manera continua, por ello la flexibilidad será importante para adaptarse a los requerimientos.

La tecnología también afecta a la manera en la que producimos los bienes y servicios que ofrecemos, influyendo en la eficiencia, agilidad, el alcance y en los resultados económicos entre otros aspectos. Por ello, el empresario necesita desarrollar nuevas habilidades técnicas, humanas y conceptuales de manera constante. Esto no implica que él mismo la deba poner en uso, también tiene la posibilidad de multiplicar los esfuerzos apoyándose en otras personas.

Cuando el empresario considera que sabe todo y que un consultor no podría aportar nada, puede correr el riesgo de colocar a su empresa en una trampa mortal impidiendo su crecimiento.

Las empresas básicamente están compuestas por áreas dependiendo de las funciones que se cumplen para el logro de las metas. Evidentemente el organigrama varía de una empresa a otra y podrá ser más o menos complicado, pero básicamente, incluso las empresas más pequeñas, precisarán realizar funciones de producción, administración y ventas.  Siendo disciplinas tan distintas, incluso los profesionales más versados, no podrán ser especialistas en cada una, requiriendo complementar sus conocimientos y técnicas de aplicación con otros profesionales que pondrán mayor énfasis en su área.

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Sin embargo, especialmente cuando la empresa está dirigida por el fundador, es común observar una suerte de recelo en cuanto a la contratación de profesionales para delegar en ellos la toma de decisiones operativas. Esto se manifiesta con un incremento en la centralización de las decisiones en el fundador, aún cuando la empresa es bastante grande y compleja.

Reconozco que el fundador sea quien más conozca y ame a su empresa, pero al igual que una madre cuando se percata de que su hijo tiene fiebre acude al médico y sigue sus instrucciones, será importante que el empresario tome las medidas correctas para apuntalar el crecimiento saludable de su empresa. Sin embargo una mirada distinta, la de un consultor, especialista en organización y métodos o en estrategia, según sea el caso, que goce de la confianza del empresario, podrá realizar un diagnóstico situacional sincero y realista. Evaluar con el empresario la situación de la empresa y su entorno, definir su ubicación actual, identificar las metas de la empresa como de los dueños y ayudar a trazar un plan para alcanzarlas.

En ocasiones, incluso será necesario atravesar por un proceso de profesionalización de la estructura organizacional, partiendo del diagnóstico inicial como base de elaboración o actualización del Plan Estratégico, definición de para qué existe la empresa, hacia donde se dirige, que principios rigen su actuar, los objetivos estratégicos, los indicadores de medición sobre el avance hacia los objetivos, las actividades necesarias, quién será responsable, cuál será el costo que implicará la realización de las mismas y en qué tiempo se proyecta el inicio y concreción.

Cuando el empresario considera que sabe todo y que un consultor no podría aportar nada, puede correr el riesgo de colocar a su empresa en una trampa mortal impidiendo su crecimiento o su recuperación y fortalecimiento para llegar a su plenitud y sustentabilidad.

Puede ser una trampa

Cuando se trata de empresas familiares, los enredos propios de una organización en crecimiento, suelen verse además afectados por la amalgama de situaciones afectivas que intervienen en la toma de decisiones empresariales.  En éstas circunstancias, corresponderá alertar sobre las situaciones propias de la dinámica familiar al consultor especialista en empresas familiares y órganos de gobierno, de forma a identificar la realidad intrafamiliar que se debe aclarar y poner de manifiesto, logrando acuerdos entre los miembros de la familia, antes de iniciar el proceso de profesionalización instalando espacios de conversación para actualizar permanentemente los acuerdos, ya que sin ellos podrían afectar de una u otra manera el desempeño de la empresa.

Todo el mundo quiere ser apreciado, y aunque te dan un cheque de pago, no es adecuado que el jefe nunca muestre ninguna aprobación.

Lo peor que se puede hacer es ignorar la relevancia del entorno familiar en la empresa. Cuando un líder no se encarga de las personas, luego tendrá que encargarse de los problemas generados por esas personas. La mayoría de los imprevistos pueden ser previstos si se abren los espacios de conversación adecuados; y ciertamente el resultado será más positivo si es el empresario quien organiza y planifica esos lugares de construcción conjunta, antes de que el problema se convierta en inmanejable perjudicando a la empresa o a la familia.

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Los cambios generan resistencia porque implican un esfuerzo importante de adaptación, es más cómodo aferrarse a lo conocido pues podemos dimensionar sus consecuencias, riesgos y resultados. Sin embargo, el cambio es lo único constante y existe aunque no queramos. Por ello, el generar y propiciar los cambios implica adelantarse a la coyuntura, abriendo nuevas oportunidades de acción y haciéndose dueño del plan de ejecución, por lo tanto se amplían las posibilidades de éxito. En otras palabras, sería hacerse dueño de la acción provocando los cambios, en lugar de estar sujeto a los nuevos vientos.

El horizonte puede ser incierto, pero un buen capitán cuenta con una brújula, sabe leerla y lidera a su equipo para llegar a buen puerto brindando certeza y estabilidad a los pasajeros. Un empresario inteligente lidera desarrollando su empresa rodeándose de las mejores personas y multiplicando su propio potencial profesionalmente para llegar más lejos de lo que podría hacerlo por sí mismo. ¿Qué clase de empresario eres? ¿Qué clase de empresario quieres ser? Sigamos Hablando de Dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.

Economista Gloria Ayala Person

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