En la estupenda película Forrest Gump, protagonizada por Tom Hanks, el protagonista, tras haber ganado una pequeña fortuna jugando al ping pong, cumple la promesa que le hizo a su amigo Bubba, muerto en Vietnam, de comprar un barco “Jenny” para pescar gambas.

El teniente Dan, inválido, también cumple su promesa y va a ayudarle. Al principio no pescan nada de nada, pero gracias al huracán Carmen, que destruye toda la flota pesquera de la competencia, la Bubba Gump Shrimp Company se convierte en una gran empresa que gana muchísimo dinero, solucionando la vida a los protagonistas.

Sin ser tan llamativo como el caso de Forrest, es cierto que tras la tempestad, viene la calma, el negocio va bien, e incluso da alguna que otra alegría importante de vez en cuando. Es entonces cuanto hay que tener cuidado con los siguientes errores:

1. Pensar que el éxito fue solo tuyo.

Tenemos tendencia a apropiarnos de los éxitos, “lo he conseguido porque soy estupendo”, y aborrecer los fracasos. “no había llegado su momento”, ni una cosa ni la otra.

Por supuesto, siempre una parte importante es mérito tuyo, pero hay que mantener clara la mirada ante circunstancias afortunadas que no tienen porqué durar.

Oye, que puede pasar que a lo mejor duran, y le estás sacando brillo por ser de los primeros en llegar, no dudes de que la competencia tomará buena nota, y no le puedes poner puertas al campo.

Si te complaces y no miras más allá, el recorte del pastel te puede pillar con el paso cambiado.

2. Gastar como si fuera a durar para siempre.

Tras épocas de ciertas estrecheces y sacrificios, lo que apetece cuando entra dinero fresco y más abundante de lo normal es darse un gusto.

Viene a ser como cuando se rebota uno de la dieta, que se excede por el lado contrario. Empiezas a hacer lujosos viajes, cambiar de casa a una, claro, más grande, comprar un supercoche, a fin de cuentas ¡has llegado!

Tiendes a pensar que a partir de ahora, siempre vas a tener estos nuevos ingresos y aumentas tus gastos y tu manera de vivir al alza. De menos a más se va rápido, al contrario se calcula que volver a “encogerse” cuesta casi un año en términos psicológicos.

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En un negocio los ingresos son cíclicos, si cuando se gana más no se guarda una parte para cuando vengan mal dadas o simplemente regulares, y te lo gastas por sistema, lo que estás haciendo es descapitalizarte. Cuando te haga falta dinero para el negocio, te verás obligado a pedirlo prestado.

También puede producirse una crisis de crecimiento, el negocio crece demasiado deprisa, y parece la gallina de los huevos de oro, pero si no se reinvierte en él, sujetarlo con dinero prestado lo puede poner en serias dificultades.

3. Invertir grandes cantidades en cosas que no entiendes.

Cuando se te ve con dinero “fresco”, no se sabe cómo, empiezan a surgirte interesantes “oportunidades de inversión“.

Tienen varias características comunes:

* La supuesta exclusividad, es sólo para gente con mucho dinero, y tú claro, ahora formas parte de ese selecto club.

* La necesidad de invertir una cantidad importante, y de no disponer de ella en mucho tiempo para realmente conseguir esas increíbles rentabilidades. Como mucho, te van dando los intereses en efectivo.

* Son extremadamente urgentes, si no te metes “ya mismo”, te lo vas a perder.

* La rentabilidad prometida es al menos varias veces superior a la del mercado.

*Pero no queda claro, para nada, cómo se va a conseguir más allá de “buenas inversiones en Bolsa”, o “compraventas de inmuebles”, pero sin detalles, que es secreto de Estado.

Todo esto acompañado por una cantilena comercial implacable, que por una parte adula y por otra te dice que no entres en detalles y no te preocupes de nada, que estás en buenas manos.

Por muy urgente que te lo pongan, y si llama tu atención alguna de estas propuestas, por favor, busca alguien de tu confianza que te ponga un contrapeso y una opinión fundada, porque varias de estas características juntas, en muchos casos derivan en estafa, y en otros en un negocio ruinoso.

En resumen, cuando te va bien en el negocio, las vacas gordas de toda la vida, es el momento de, por una parte guardar, y por otra, planear el futuro, sin presiones ni agobios, para mantener y mejorar lo ya conseguido.

No puedes dar por descontado que ya has “llegado”, porque en los negocios, como en la vida, lo que no avanza, retrocede. Y si disfrutas de que la suerte te pilló trabajando, mejor darle más oportunidades ¿verdad?

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Por cierto, … el negocio pesquero quedó en manos del teniente Dan, quien acertadamente invierte las ganancias en acciones de Apple y los convierte a ambos en millonarios. ¡Viva la diversificación!

Y tú ¿qué opinas?, si te gustó puedes compartirlo, gracias.

Fuente http://magcoaching.es/tres-errores-a-evitar-cuando-el-negocio-va-bien/