por Alfredo Fernández Lorenzo.
Delegar no significa solamente conseguir más tiempo para hacer lo verdaderamente importante, encargando a terceros la realización de las tareas más sencillas.
Una delegación eficaz implica repartir responsabilidades, proporcionando a cada miembro del equipo un objetivo, un plazo, unos requisitos económicos y de calidad y dejar que él o ella decida cómo hacerlo.
Para el directivo, las ventajas de delegar eficazmente, son incuestionables:
Donna M. Genett, en su libro de 2005 “¡Delega!, un modelo para crear equipos de alto rendimiento” (Ed. Empresa Activa – ISBN 8495787776), resume los 6 pasos para conseguir una delegación eficaz:
“Generalmente, ganamos la confianza de aquellos en quienes ponemos la nuestra”. Tito Livio
A estos pasos, le añadiría tres más que creo necesarios:
No todas las tareas se pueden delegar. Por ejemplo, no es aconsejable delegar las siguientes tareas:
Y, por supuesto, nunca se delega la responsabilidad última de una tarea.
Por Alfredo Fernández Lorenzo.
Escuela de Organización Industrial.
En una entrada anterior (¡Atrévete a delegar!), comentaba las indudables ventajas de todo tipo que generaba una delegación eficaz. Mi buen amigo Ramón, tras leerme con atención y probablemente con algo de escepticismo, me comentó que los conceptos que había expresado estaban muy bien, pero que, en la realidad, todo era mucho más complicado y no era nada fácil delegar.
¿Por qué se delega tan poco en la empresa? A mi juicio, varias son las razones:
Se intenta evitar que algo importante se escape, por lo que se tiende a hacer las cosas uno mismo o, si en teoría se delega, se mantiene una supervisión tan detallada que invalida la supuesta delegación realizada. Normalmente, surge de una exagerada percepción del riesgo.
Se establece cómo debe hacerse algo y es muy difícil aceptar otras maneras de hacerlo, que es un principio básico de la delegación.
Si se ha intentado delegar y las cosas no salieron como estaba previsto, es más fácil desanimarse y echar la culpa al concepto en sí, sin pararse a pensar si se hizo correctamente.
Creer que las tareas que debemos realizar son tan difíciles que sólo uno las puede realizar correctamente. La verdad es que es difícil que alguien sea tan excepcional.
Siempre estamos con urgencias o presiones, que muchas veces impiden que dediquemos tiempo a formar a las personas en quien queremos delegar y, más importante aún, que les dejemos suficiente tiempo para que se habitúen a las nuevas responsabilidades. Comenzar a delegar requiere de un tiempo que, a menudo, es un bien escaso en las empresas.
Ya comentada en la entrada antes mencionada.
Temer que si nuestros colaboradores hacen mejor que nosotros las cosas, nos dejen en evidencia.
En ambientes enrarecidos, los colaboradores pueden ceñirse a la descripción de su puesto de trabajo y negarse a realizar actividades adicionales. Esta actitud es típica de entornos casi sin promociones, en los que es difícil premiar a los que trabajan bien y, habitualmente, muy sindicados, como el sector público.
Si alguien no ha delegado nunca, probablemente le será más difícil comenzar a hacerlo en algún momento. Es un proceso que puede dar algo de miedo cuando falta conocimiento y práctica.
Las formas de hacer las cosas en las empresas, su cultura, puede ser tan fuerte que resulte complicado romper la inercia existente.
Sería conveniente realizar un autoanálisis para descubrir las causas reales por las que no nos lanzamos a delegar y comenzar a hacerlo, aunque tratando de que sea de una manera más efectiva que el jefe de Dilbert (un pequeño homenaje a mi admirado Scott Adams).
Autor Alfredo Fernández Lorenzo – Economista y MBA. Soy consultor en estrategia empresarial y coach ejecutivo, además de profesor de EOI.
Fuente http://manuelgross.bligoo.com/20150521-el-arte-de-la-delegacion-17-conceptos-basicos-y-10-barreras-a-la-delegacion
[…] por Alfredo Fernández Lorenzo.Delegar no significa solamente conseguir más tiempo para hacer lo verdaderamente importante, encargando a terceros la realización de las tareas más sencillas.Una delegación eficaz implica repartir responsabilidades, proporcionando a cada miembro del equipo un objetivo, un plazo, unos requisitos económicos y de calidad y dejar que él o ella decida cómo hacerlo.Para el directivo, las ventajas de delegar eficazmente, son incuestionables: […]
[…] por Alfredo Fernández Lorenzo.Delegar no significa solamente conseguir más tiempo para hacer lo verdaderamente importante, encargando a terceros la realización de las tareas más sencillas.Una delegación eficaz implica repartir responsabilidades, proporcionando a cada miembro del equipo un objetivo, un plazo, unos requisitos económicos y de calidad y dejar que él o ella decida cómo hacerlo.Para el directivo, las ventajas de delegar eficazmente, son incuestionables: […]