Para que tu idea de negocio pase de la imaginación a la realidad, en primer lugar para ti y luego de cara a los demás, tienes que explicarla para que se pueda entender y valorar. Esto es la base de lo que se ha dado en llamar Plan de Negocio, o también Plan de Empresa.

Sin embargo, hay una corriente de opinión cada vez más fuerte descartando las aportaciones que puede hacer dicho Plan, como si fuera recomendable organizar una excursión como el Camino de Santiago, sin saber los kilómetros que piensas hacer, el botiquín para las ampollas, cómo conseguir agua y comida, y dónde vas a dormir.

Y, ¿QUE ES UN PLAN DE NEGOCIO?:

Es un documento donde se recoge el desarrollo, medios y posibilidades de una idea de negocio, en todas las áreas necesarias:

1. Presentación de la empresa y resumen del proyecto.

Contiene el resumen, y el quién es quién del que lo pone en marcha, especificando su experiencia, conocimientos, habilidades y fortalezas para contribuir al éxito del negocio. Si es un equipo, de todos sus componentes.

2. Análisis de la idea de negocio.

Descripción del producto o servicio que se va a ofrecer. Si es producto y es novedoso, explicar con claridad cuál es su utilidad.

Si es servicio, en qué consiste con exactitud, y cómo se va a diseñar de cara al cliente. Aportar una propuesta de valor clara de cara al usuario. Importante especificar en qué es diferente de la competencia.

Definición del modelo de negocio y sus estrategias. Plan de contingencia teniendo en cuenta la competencia. Identificación de riesgos y formas de mitigarlos.

3. Plan de Marketing.

Estudio de mercado, en el que se detallarán factores como el tamaño del mercado, si la idea es escalable (puede llegar a un mercado amplio sin mucha inversión adicional), a qué nicho se dirige, a qué cliente, y qué problema le soluciona.

Estudio de la competencia, estrategia de lanzamiento, publicidad por diversos canales.

4. Plan de Producción.

En caso de fabricación, detalle de puesta en marcha y cálculo de la producción necesaria para compensar los gastos.

5. Plan de Organización y Recursos Humanos.

Organigrama funcional.

6. Elementos jurídico-fiscales.

Tipo de sociedad, composición accionariado y ordenamiento jurídico. Aspectos legales y normativos de la actividad. Licencias, autorizaciones, alquileres, traspasos.

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7. Estudio económico-financiero.

Plan de Viabilidad, Plan de Financiación, Recursos propios.

Pone de relieve la inversión necesaria y cómo está previsto hacerle frente. Cómo se van a pagar los préstamos que se necesiten.

Hace números para prever la rentabilidad económica, si será capaz de mantenerse en el futuro y cuánto tiempo tardará hasta conseguirlo.

Y también la rentabilidad financiera, cuánto va a retribuir al capital necesario para ponerla en marcha, y si el fruto compensará el esfuerzo de invertir.

Esto, con un negocio que no ha empezado a funcionar y ya ni hablar si empezamos en sectores nuevos, o con mercados escasos, es “número-ficción”.

ANEXOS.

Toda la documentación sobre la que se sustenta el resumen anterior por áreas, para que cualquier interesado pueda profundizar.

El Plan de Negocio puede llegar a tener desde 10 a 50 folios, de los que se utilizan casi únicamente el resumen inicial y los números financieros del final, en el mejor de los casos.

 Y ¿CUALES SON LOS MITOS SOBRE SU UTILIDAD?

1. Es imprescindible para empezar.

Como has podido ver en la descripción del plan, la mitad de los capítulos te sobran ya que un negocio pequeño en sus inicios, no genera para nada tanta literatura. Lo que es verdaderamente importante es:

– Tener definido el modelo de negocio. Qué ofreces, a quién y cómo lo vas a facilitar.

– Hacer un presupuesto estimado de viabilidad, sin muchas complicaciones. Cuántos recursos tienes, cuántos necesitas, y en cuánto tiempo puedes esperar que funcione.

No hace falta un plan tan súper detallado, pero tampoco puedes lanzarte a la aventura sin hacer ni un número. Este mal le suele afligir a quien no necesita financiación de otros, invierte todos sus ahorros o una indemnización y luego le extraña que le salga mal.

Eso sí, si quieres contar con recursos de terceros, te conviene hacerlo, porque ¿cómo vas a presentar tu idea a posibles inversores o entidades financieras? , de ahí lo “inevitable” de su confección, cuando precisas dicha financiación.

2. Como tú no sabes, es mejor que te lo hagan expertos.

Bien, lo que consigues es un plan precioso, con el que tú no has tenido nada que ver. No te identificas con él, con un poco de mala suerte lo medio entiendes, y por supuesto, como ningún plan soporta la realidad, no te va a servir para nada si luego no lo vas modificando con lo que va ocurriendo.

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Aunque te ayuden es necesario que comprendas de dónde salen los datos.

Lo que sí consigues es un aspecto muy “profesional” de cara a terceros. También es verdad que el papel lo aguanta todo, y de todas formas no tienen por qué creérselo sólo porque es bonito.

3. Confiar ciegamente en que se cumplirá.

Es una derivada del anterior. Como lo han hecho expertos, es como si estuviera escrito en piedra, la decepción viene cuando las previsiones no se cumplen y las cosas no salen como en el cuento.

Señalar que incluso los números más conservadores y ajustados son sólo aproximaciones. El plan sirve de punto de partida nada más.

4. Confusión entre modelo de negocio y plan de negocio.

Un plan de negocio es un análisis de una propuesta de negocio de una forma ordenada.

Un modelo de negocio, se centra en estrategias, que pueden ser de tipo de distribución o de venta, estructuras de precios, que aumenten el valor añadido del producto o servicio y lo diferencien de la competencia.

El plan de negocio es estático, se hace una vez y recogerá el modelo de negocio que se haya decidido en una primera fase.

En cambio el modelo de negocio evoluciona, e incluso puede hablarse de más de uno y decidir cuál aporta más a la empresa, según como funcione.

5. Confundirlo con un Plan Financiero.

Es mucho más amplio . Como hemos visto en el desarrollo por capítulos, abarca mucha más información. Pero es muy lógico que se equivoque, puesto que es la parte, con diferencia, más consultada, tanto por el que lo encarga como por terceros.

6. Hacerlo sólo de cara a la galería para que quede bien.

Es saber, ya con certeza, que estás hablando directamente del cuento de la lechera ilustrado. Se encarga y se elabora a medida del destinatario final, ya sea inversor o entidad financiera, y se cuadra aunque sea a capones.

Problema: no te aporta absolutamente nada en cuanto a saber por dónde te andas con tu negocio. Te estás haciendo trampas al solitario, los préstamos hay que pagarlos y el inversor quiere ver retornos de su dinero, si llevas una bonita cantimplora sin nada de agua, vas apañado cuanto tengas sed.

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7. El Plan de Negocio, tal y como se hace no sirve para nada.

Cuando se hace con participación del interesado, permite detectar errores y problemas previos y planificar la puesta en marcha, identifica oportunidades y plantea metas a corto y medio plazo. Toda esta información es positiva para empezar, siempre teniendo en cuenta que es una foto fija.

En resumen, el Plan de Negocio es una reflexión estructurada sobre tu idea para emprender, con las siguientes características:

(*) Tiene un enfoque estático, y es por eso que no se utiliza normalmente en el día a día, se hace una vez y al cajón para siempre.

(*) Esto se acentúa si el interesado ha participado poco o nada en su elaboración.

(*) Y hoy por hoy se plantea en la mayor parte de los casos sólo como una forma de “vender” tu idea, tanto a inversores, como a posibles socios, colaboradores o entidades financieras.

Al final la utilidad del Plan de Negocio es definir la imagen y posibilidades de tu negocio de cara al exterior. De ti depende aprovechar la oportunidad, para además sacar estrategias y números que te sirvan de punto de partida y luego de referencia para la gestión.

Y tú ¿qué opinas? ¿Te has peleado con algún Plan de Negocio? Puedes dejarme tu opinión en los comentarios, gracias.

Fuente http://magcoaching.es/siete-mitos-sobre-la-utilidad-del-plan-de-negocio/