Por Sara Montejano
El tiempo es nuestro mayor tesoro. Desgraciadamente es limitado y por ello, debemos aprender a gestionarlo de manera adecuada.
A lo largo de nuestra vida, vamos aprendiendo estrategias que nos ayudan a gestionar nuestro tiempo, pero ¿éstas son eficaces? si la respuesta es “no”, podemos aprender a mejorar nuestro sistema con unas sencillas reglas:
Fijación de objetivos:
Esta es la base para una buena gestión del tiempo. Sin saber qué es lo que hay que hacer, es muy difícil hacer algo. Tómate el tiempo necesario para analizarlos, y ver qué es lo que tienes que hacer, para cuándo tienes que hacerlo, y qué pasos son los necesarios para alcanzar el objetivo.
Establecer prioridades:
Ni todas las actividades son urgentes, ni todas las actividades son importantes, por lo que priorizar se convierte en un aspecto clave de la gestión del tiempo.
Si asumimos que todas las tareas son igual de importantes y urgentes, derrocharemos mucho tiempo en tareas auxiliares, por lo que corremos el peligro de que lo verdaderamente importante se quede sin hacer. Puedes ordenar las tareas según la siguiente clasificación:
Eliminar las interrupciones y las distracciones
En muchas ocasiones nos tenemos que enfrentar a diferentes interrupciones cuando estamos realizando una tarea, esto es inherente a la propia actividad. Ahora bien, debemos evitar todas aquellas interrupciones que podamos. Las que no podamos debemos aprender a gestionarlas.
Poner tus objetivos por escrito
Una vez que tengas los objetivos concretados y categorizados por prioridades, escríbelos en un papel, así evitarás que alguno se olvide. Una vez que vayas finalizando los objetivos, táchalos o subráyalos, esta tarea es muy motivadora, te ayudará a ver de forma más gráfica como vas con la consecución de los mismos.
Aprende a decir no
Algunas veces nos vemos desbordados por las demandas de los demás, por lo que en más de una ocasión deberemos decir “no”. Esto no es una cuestión de egoísmo, sino de saber establecer la importancia de las cosas. Si enseñas a los demás que no estás disponible en cualquier momento, aprenderán a respetar tus tiempos.
Concéntrate en una tarea únicamente y dedícale todo tu tiempo
¿Cuántas veces estamos haciendo algo pero en realidad estamos pensando en otras cosas a la vez? En lo que nos queda por hacer, en lo que aun no hemos hecho, en que si nos dará tiempo a hacerlo todo, etc.
Invierte el tiempo únicamente en la tarea que estés haciendo, sacarás más provecho al mismo y no te preocuparás por lo que queda por hacer. Enfócate sólo en lo que tienes que hacer en ese momento.
No dejes la tarea, hasta que la hayas finalizado
Cuando dejamos una tarea a medias y la retomamos, el tiempo que invertimos en llegar al nivel en el que estábamos antes del abandono es muy extenso, por lo que perdemos un precioso tiempo en lo que podíamos llamar “calentar motores”.
Si necesitas descansar, haz una tarea de transición de poco tiempo, te ayudará a relajarte y evitará que abandones la tarea de forma definitiva.
No pospongas las tareas
Todos posponemos, o tendemos a posponer aquellas tareas que nos parecen más pesadas o más difíciles. Lo peligroso de esta tendencia es que se convierta en un continuo a la hora de enfrentarse a las tareas. Si crees que este es tu caso, analiza las causas. Las más comunes son las siguientes:
Si crees que tus justificaciones son realistas, los siguientes consejos te ayudarán a realizar las actividades:
Sara Montejano – consulta@psicoglobal.com